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viernes, 29 marzo, 2024
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Tocó fondo la división en el campo de las izquierdas

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Por: RAYMUNDO CÁRDENAS VARGAS •

Después de meses de una competencia salvaje en el PRD donde los distintos aspirantes a la candidatura de gobernador fueron adoptados por las principales facciones internas, terminó el plazo establecido para designar a las personas que se desempeñarán como candidatos a la gubernatura, presidencias municipales con sus cabildos y diputados locales. Hace sólo 5 días ese partido supo quién sería su candidato a la gubernatura por la coalición PAN-PRD, mediante una sentencia de la sala superior del tribunal electoral.

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De entrada se puede afirmar que la arquitectura institucional del PRD basada en la existencia de facciones que se reparten los cargos de dirección y las candidaturas ha mostrado, una vez más, que no funciona. Es evidente que los órganos de dirección no han sido capaces de conducir institucionalmente a la organización debido a que la lealtad de sus integrantes a los intereses de sus facciones siempre se coloca por encima de los propósitos y proyectos del conjunto del partido. La responsabilidad de la situación creada hoy en el PRD, recae sin lugar a dudas en las dirigencias nacionales de los grupos de interés dominantes, y en quienes ocupan los espacios de dirección directamente involucrados en el proceso electivo,  que por su falta de atención y oficio político fueron rebasados por los aspirantes a las candidaturas principales y por sus colaboradores. No existió conducción institucional alguna del proceso.

La confrontación interna fue intensa y se agraviaron lo suficiente para generar fracturas que parecen irreversibles, por lo que el resultado final sería el mismo aunque el candidato ganador hubiera sido distinto, pues la desinstitucionalizacion producida por la consolidación de sus facciones internas determinó un resultado peor que si hubiera sido un juego de suma cero, pues todo indica que distintas facciones nacionales y grupos locales ya decidieron hacerle vacío a la campaña del candidato ganador. Hasta donde se sabe, el nivel de los agravios fue tal que ni siquiera hubo espacio para intentar restañar heridas mediante alguna operación cicatriz, y si hacemos caso a múltiples expresiones en las redes, no son pocos los perredistas que festejan más las rupturas anunciadas, que el triunfo de Rafael Flores.

El desenlace perredista es más lamentable porque se agrega a los desencuentros en Morena y muestra la incapacidad de las cúpulas dirigentes de las distintas izquierdas para entender que la descomposición que aqueja a todas las esferas de la vida social mexicana y zacatecana exige que realicen un profundo ejercicio de autocrítica que conduzca a su propia refundación. Un primer paso a su alcance para salir lo mejor librados de la compleja coyuntura es el debate serio del Proyecto Alternativo para Zacatecas, con miras a lograr la convergencia en los hechos de distintos equipos y candidatos que participan en otros partidos para generar una fuerza con posibilidades reales de triunfo.  De ese modo aumentarían las probabilidades de crear un polo político ganador, pero si la fractura continúa y no se asume un proyecto político-programático que haga posible la unidad en una perspectiva de verdadero cambio social, entonces la fragmentación los derrotará a todos. En la pirinola del casino político saldrá “todos pierden”.

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