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jueves, 28 marzo, 2024
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Por: JOSÉ AGUSTÍN SOLÓRZANO •

La Gualdra 237 / Opinión

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Yo sí estudié
“¿Escuchas al Komander?”, “No, yo sí estudié”, “Es que yo por mi equipo de futbol me hago matar, ¿y usted?”, “No, yo sí estudié”. Frases como éstas abundan hoy en Internet, al igual que muchas otras igual de clasistas. ¿Qué significa “ser estudiado” en un país como éste? Seguramente, y lo deduzco por lo anterior, haber estudiado es sinónimo de ser un imbécil con permiso para juzgar a los que no cursaron una educación “formal” establecida por un sistema político-cultural que nos dice qué es la alta cultura y cuál la baja. ¿Cultura? ¿De qué hablamos cuando nos consideramos más cultos que otros? De nada. Nos subimos a un tabique a ostentar un conocimiento escolarizado para juzgar a quienes hacen los tabiques sobre los que nos montamos.

La cultura es la forma en la que el ser humano se relaciona con su entorno para luego transformarlo. ¿Eran cultos los neandertales? Claro, construían una realidad propia y simbólica para luego habitarla. Nos es necesario imaginar el mundo antes de entrar a él. ¿Cómo imaginamos el mundo los unos y los otros? Los que dan la vida por su equipo de futbol no se diferencian en mucho de los que la dan por un título universitario. A pesar de la superior capacidad adquisitiva de los segundos, los primeros –ésos que escuchan al Komander y le van al América- también entran en la inercia del consumo y lo hacen con la misma intensidad. Mientras unos gastan sus pocas monedas en un jersey o un par de caguamas, los otros lo “invierten” en estudiar para luego poder gastarlo en corbatas, libros y botellas de brandy.

Estudiar no es lo mismo que aprender, y quien estudia no siempre entiende lo que estudia. Esta palabreja, al menos en su acepción contemporánea, tiene más bien que ver con seguir una dinámica preestablecida por un sistema educativo que busca generar instrumental humano, que no personas con conocimientos que sepan discernir y reconfigurar su realidad. ¿Y ahí dónde está la cultura? No hay nada menos parecido a un hombre culto que aquél que concibe su cultura como una pertenencia inamovible. La cultura es dinámica, generativa y requiere de individuos creativos que transformen el mundo a través de herramientas cognitivas y sensibles. ¿Los que no escuchan al Komander son capaces de lograrlo? No lo sé, pero seguramente lo son en la misma medida que los “no estudiados”. Heidegger hace una distinción entre los que piensan y los que son pensados. La mayoría de los que estudian tienen un papel pasivo en la sociedad y en su cultura, se instalan en la comodidad de un mundo ya hecho, y lo mismo pasa con los que no estudian. Estudiar o no estudiar no hace la diferencia, sino saber leer el mundo, y quien lo hace con capacidad crítica (cosa que no se estudia en los sistemas educativos mexicanos) está ya transformando el Gran Texto de la realidad.

Por otro lado, cuando usamos la frase “Yo sí estudié”, no damos por hecho que el otro no haya estudiado, sino que, si lo hizo, no le sirvió de nada, como si no lo hubiera hecho. Consideramos pues que uno estudia para homogeneizar sus gustos con los de la “alta cultura”. ¿Si fuiste a la escuela cómo es posible que te guste el reguetón?, ¿por qué lees a Paulo Coelho, no fuiste a la universidad? Señalamos al otro como un inferior, sustrayéndole su capacidad crítica como si ésta fuera sinónimo de “ser estudiado”; no obstante, al señalarlo evidenciamos nuestra ausencia de generar cultura. No somos capaces de ir más allá del señalamiento, no lo analizamos, sólo lo juzgamos per se.

«‘Este señalar es nuestra esencia’. Después de haber entrado sin desearlo en la actitud reverente de personas que dan por sentado un sentido superior, que va más allá de sus horizontes y al que comienzan a subordinarse sin pensar, partiendo de una disposición profundamente arraigada en ellos, retomaremos la pregunta: ¿Dónde hemos ido a parar? Este pensar a la manera de los pensadores habla abiertamente como un señalarse-a-sí-mismo, desde una montaña de arrogancia (Fritz Haug)”.

Así, si esto fuera un examen, al menos de conciencia, no podría aprobarlo. Yo no estudié.

 

*Poeta michoacano.

https://issuu.com/lajornadazacatecas.com.mx/docs/la_gualdra-237

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