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jueves, 18 abril, 2024
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Algo más sobre el Día Internacional de la Mujer

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Por: LAURA RODRÍGUEZ CERVANTES • Admin •

Hoy me quiero referir a la Conferencia sobre la Mujer realizada en México en 1975, en ésta se planteó elaborar una guía de acción encaminada a terminar con la discriminación de la mujer y favorecer su avance social. Identificó tres objetivos: igualdad, desarrollo y paz. Postuló el Primer Plan de Acción Mundial que marca las directrices a los gobiernos y a toda la comunidad internacional para los diez años siguientes, durante lo que se proclamó el Decenio de las Naciones Unidas para la Mujer (1975/1985).

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El año 1975 marca una diferencia respecto del rol de la mujer en el desarrollo de la política internacional, ya que las delegaciones de los Estados miembros estaban representadas por mujeres en una proporción de 113/133. Las metas del Primer Plan incluían para 1980 alcanzar garantías respecto de la igualdad de género en cuanto al acceso a la educación, al trabajo, a la participación política, a la salud, a la vivienda, a la planificación familiar y a la alimentación. Paralelamente a la Conferencia, se desarrolla por primera vez un Foro de Organizaciones No Gubernamentales con enorme participación espontánea y amplia mayoría femenina, sobre un total de 4,000 personas.

Es importante esta Conferencia porque tuvo sus repercusiones e influencia en Zacatecas. En efecto, de inmediato las diferentes expresiones políticas comenzaron a traer conferencistas que expusieron sus resultados, entre las que destaca Eleine Levine “compañera en ese entonces de Óscar Chávez” quien disertó en el Salón del Consejo Universitario, dando principio en Zacatecas el llamado movimiento de liberación femenina.

Fue en ese entonces que se empezó a conocer a autoras de prestigio universal como Simone de Beauvoir, con su obra cumbre El segundo sexo y Margaret Randall. La consecuencia inmediata: un cambio repentino en la apreciación que sobre las mujeres se tenía en una sociedad tan conservadora como la de Zacatecas de ese entonces: las mujeres, únicamente pal el metate y pal petate.

Sin embargo el feminismo radical surgido a partir de este año llevó a un lamentable estado de alienación y distorsión de su identidad, proponiendo una “lucha contra su propia fertilidad”, afirmando que la mujer debe huir de “la trampa de la maternidad” si quiere conquistar el terreno profesional del varón y por otro lado el conflicto con los hombres que han vivido y se han desarrollado en una sociedad machista, por lo que no la aceptan.

Una mujer que ha conquistado el derecho al profesionalismo y a desempeñar un trabajo, ve al matrimonio y a la familia como un objetivo muy lejano, más aún cuando libremente puede decidir sobre su vida sexual sin ningún compromiso. El problema llega, cuando al pasar el tiempo sus prioridades siguen siendo las mismas y se siente sola, aislada, volcada sobre el hacer, trabajar, producir y gozar de los demás y de las cosas como objetos de placer.

En cuanto a la familia, el no saber descifrar esos límites de la liberación femenina, la está destruyendo junto con todos los ataques que actualmente esta recibiendo por toda clase de materialismos.

Y qué decir de la relación de pareja, antes cuando él era el protector y la mujer la protegida, era fácil definir la hombría, hoy en cambio, se ha abierto una brecha tan grande entre ambos sexos que el hombre siente amenazada su masculinidad, muchas veces se siente inseguro porque como la mujer ha asumido un papel más activo, ahora una de sus preocupaciones principales es asegurarse de ser verdaderamente competentes en la intimidad.

Los cambios son buenos y el lograr que la mujer tenga cada vez mayor presencia en todo los ámbitos, es sin duda un gran avance, pero hay que tener mucho cuidado de no llevar esos cambios al extremo que le impidan ver más allá de ella misma.

En la actualidad, algunos movimientos feministas aceptan que el hombre y la mujer son “diferentes y complementarios”. Ya se habla de un neofeminismo que busca la complementariedad, más que una igualdad radical con el hombre. Se trata de una revalorización de la maternidad y la familia. Incluso, se ha revalorizado el derecho de la mujer a sobresalir sobre el modelo masculino de éxito profesional y a redescubrir las satisfacciones de la familia.

Comparto el punto de vista externado por la doctora Jánea Estrada Lazarín en La Gualdra (7///III/16) en donde señala que: “El día internacional de la Mujer debe servir en todo caso para recordarnos a los seres humanos de ambos sexos que tan capaces somos los unos como los otros, que el hecho de que hayamos nacido con un sexo no determina ni nuestras preferencias sexuales, ni nuestras capacidades intelectuales. El 8 de marzo deberíamos regalar flores a los hombres y a las mujeres que finalmente han comprendido que ambos podemos convivir en armonía y ser igualmente competentes en todos los ámbitos de la vida. El martes, es el día en que conmemoramos a las mujeres que con su vida abrieron camino a otras para que en la actualidad sus derechos laborales y ciudadanos sean iguales a los de los hombres; pero no está de más recordar todos los días que la equidad de género no es un asunto concluido todavía, que debemos seguir trabajando para conseguirla hasta que ya ni siquiera tengamos que hablar del tema, hasta que la condición de ser hombre o ser mujer sea otro golpe de suerte”. ■

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