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viernes, 29 marzo, 2024
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Hay de decepciones a decepciones

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Por: P. Aurelio Ponce Esparza • Admin •

Hasta las 10:15 am del viernes 26 la encuesta presentada por este medio informativo en su plataforma digital, ante la pregunta “¿cómo clasifica la reciente visita del Papa Francisco a México?” tenía los siguientes resultados: el 12.4 % la califica de satisfactoria debido a los temas que abordó, el 11.2 % como fructífera porque sus discursos harán eco en el País y el 76.4 % como decepcionante pues pese a sus declaraciones, es posible que no se llegue a hechos concretos.

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Así como esta encuesta no ha dejado de haber otras similares en múltiples medios de comunicación, sin duda que es benéfico escuchar la opinión de la gente, conocer los puntos de vista de los diversos sectores de la sociedad; una encuesta es un reflejo parcial de la realidad, pero al fin reflejo de la compleja realidad que vive nuestro País en donde vivimos poco más de  119 millones de personas. En el caso de la pasada visita del Papa es interesante conocer la percepción de nuestra gente, así que bienvenidas las encuestas, siempre y cuando no pretendan erigirse como verdad absoluta de la sociedad.

Es significativo que en la encuesta mencionada la gran mayoría de los que decidieron participar, el 76 %, califica la visita del Papa como decepcionante, pero más significativo es el por qué de este calificativo: “pues pese a sus declaraciones, es posible que no se llegue a hechos concretos”. Que no se llegue, dice, pero quién debe llegar a hechos concretos: ¿Los obispos y sacerdotes? ¿El gobierno? ¿Las organizaciones sociales? ¿Los partidos políticos? ¿Los candidatos? ¿Los ciudadanos? ¿Quién? No es más decepcionante nuestra actitud ante la visita y no la visita misma, pues resulta siempre más cómodo buscar las culpas de los otros y eludir así la propia responsabilidad. En el caso de los católicos no basta emocionarse por haber visto de cerca al Papa o quizá haber tocado la punta de su manto, la pregunta real y seria es qué tanto se dispuso la mente y el corazón para escuchar sus mensajes y dejarse interpelar por sus palabras. Corremos el riesgo de mediatizar la figura del Papa degradándolo a un artista famoso con el cual hay que tomarse la foto cueste lo que cueste.

Somos nosotros los decepcionantes por no asumir cada uno nuestra propia responsabilidad, porque nos quejamos de la corrupción de los gobiernos, pero la fomentamos en nuestras casas y pequeños negocios, reprobamos la deshonestidad de los políticos, pero nos asumimos deshonestos cuando de obtener un beneficio se trata. Exigimos respeto a nuestros derechos, pero muy poco estamos dispuestos a respetar los derechos de los demás. Todos esperamos hechos concretos, pero casi nadie comienza a trabajar por construir esos hechos. Esperamos que todo nos venga de quien sabe dónde, que los demás lo hagan, que los otros empiecen. Una sociedad no funciona así, no puede funcionar así. El bien común es fruto del interés común, del trabajo común, del esfuerzo común. Es cierto que algunos miembros de la sociedad tienen mayor grado de responsabilidad, es el caso de los gobernantes, quienes han sido elegidos democráticamente por la mayoría de la población.

En nuestro Estado estamos iniciando el proceso electoral para renovar la gubernatura, los ayuntamientos y el congreso local, que gran oportunidad tenemos los zacatecanos para elegir gobiernos honestos y responsables, personas con valores auténticos y no simulados, gente íntegra que de verdad trabaje por el bien de todos y no sólo que responda a intereses de grupo o particulares. Las palabras del Papa en su audiencia del miércoles pasado son un buen criterio para discernir nuestro voto: «Sin la dimensión del servicio el poder se convierte en arrogancia y opresión. Si no hay justicia, misericordia y respeto a la vida la autoridad se queda en la mera codicia que destruye a los demás en su afán de poseer». Lamentablemente hoy en día es muy difícil encontrar un gobernante justo, misericordioso, que respete la vida y que de verdad quiera servir. ■

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