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viernes, 29 marzo, 2024
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La UAZ y el Desarrollo Local

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Por: MARCO ANTONIO TORRES INGUANZO • Admin •

Cuando logramos acceder a la complejidad de los problemas públicos, caemos en la cuenta que esa idea de ponerle un programa a cada problema es un brutal error que ha provocado que se pierdan millones de pesos en acciones infecundas. Así por ejemplo, la idea de hacer un programa contra la pobreza es la manera de mostrar lo que aquí afirmamos: un esfuerzo impotente y lleno de simulación. No: la pobreza no se enfrenta con un programa, sino con toda una estrategia. Que exige una visión constelar de todas las formas de enfrentar otros problemas. Ahora se hace una política social con un enfoque y una política económica con el enfoque rival. Resultado: fracaso.

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Pues bien, es justo lo que ocurre con la educación y la necesidad de calidad en la misma. La inequidad y desigualdad educativa es factor central de la ausencia de calidad, y sin embargo es algo que la escuela por sí misma no puede solventar. Igual pasa cuando vemos las cosas del otro lado: entre las causas de la inequidad está el déficit de potencias productivas que se relacionan con la ausencia de aplicación efectiva de conocimientos en los procesos económicos, es decir, deficiencias que vienen del ámbito de la educación. Por ello, debemos adquirir una mente compleja (que no es complicada) para saber reunir los diferentes factores de la educación y el desarrollo para acercarnos con éxito de una estrategia como a la que aquí nos referimos.

En este contexto, y pensando específicamente los retos de educación superior, es que exponemos algunas ideas en torno a la relación de la Universidad con el Desarrollo Local en Zacatecas. Hablamos de comprometer a la UAZ en una visión de desarrollo desde espacios y escalas de intervención definidos por una identidad, y por lo mismo, con la posibilidad de construir visiones comunes de desarrollo. Una Universidad-Desarrollo, define un cierto enfoque de desarrollo (por ejemplo, el llamado Desarrollo Humano), pero es para todo tipo de escalas. Y el desarrollo local, no es un enfoque, sino una estrategia de intervención. Así pues se trata de  llevar  la Universidad a los territorios, y desde ahí emprender su misión de preparar los agentes que requieren dichos territorios: hacer localización territorial del conocimiento. Distribuir conocimientos, saberes y habilidades de esa forma, permite lograr que esa población tome poder. Y lograr la distribución del poder, pone las bases para superar los obstáculos estructurales de la desigualdad. Y a su vez, disminuir la desigualdad trae como consecuencia mejor crecimiento económico y mayores oportunidades o desarrollo humano. Como vemos, todo está conectado, y le estrategia de territorializar el conocimiento es la mecha detonadora de lo que aquí exponemos.

En suma, la Universidad pude aportar dos funciones para el desarrollo local: la función de cognitiva (con los conocimientos técnicos de los problemas y la formación de actores), y la función de agencia (el proceso de intervención para movilizar saberes organizacionales y hacer posible que la población de un territorio construya su estrategia endógena de desarrollo a partir de una visión compartida de bienestar; i.e. transferencias de metodologías). Con estas dos funciones, la universidad puede comprometerse con el desarrollo humano del estado de Zacatecas y cumplir su misión cabalmente: ser pertinente como institución.

La pregunta ahora es sobre su capacidad política, técnica e institucional. Creo, con cierto conocimiento interno de la institución, que tiene, sin lugar a dudas, las capacidades técnicas para tomar, como mínimo, tres territorios demostrativos e intervenirlos con éxito. La duda es mayor en el caso de las capacidades políticas e institucionales, que exista la voluntad de las élites dirigentes y las estructuras de mando para hacer tres cosas: decidir hacer un proyecto educativo propio (y no sólo obedecer la política oficial), operarlo en medio de la crisis, y tomar las garantías suficientes para que no sea únicamente proyecto, sino acción efectiva (y no ocurra lo de las áreas académicas: puro resolutivo). Veo que en estas condiciones políticas, varios grupos han asegurado relaciones con los diferentes personajes que compiten para la gubernatura; esto puede ser virtuoso para la protección financiera de la institución, pero tiene el riesgo en la conservación de la autonomía que permita la construcción del proyecto educativo propio. En eso justo nos encontramos ahora mismo, en la antesala de las definiciones políticas, que pueden impulsar o negarle expectativas a modelos como el que describimos. En estas semanas próximas sabremos cómo se prefiguran los caminos en el horizonte universitario y en el estatal. ■

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