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jueves, 18 abril, 2024
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Presentará el antropólogo Jesús Reyes Bustos La quimera imperial en Zacatecas

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Por: ALMA RÍOS • Admin •

■ La obra propone una trama policiaca que exhibe la megalomanía de quienes nos gobiernan

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■ La idea del autor es exhibir el absurdo, al que propone como una realidad paralela

Jesús Reyes Bustos invita a sus lectores a introducirse en una realidad alterna del poder. En su novela La quimera imperial retoma elementos históricos como el proyecto Operación Secreta Pavo (Geheimoperation Pute) con que Carlos Salinas de Gortari quiso traer el penacho de Moctezuma a México desde Viena, y las monedas que La Junta de los Notables prepararon con la efigie del emperador Maximiliano de Habsburgo antes de conocerlo e invitarlo a gobernar el país bajo la monarquía.

De esta manera propone una trama policiaca que exhibe a la vez la megalomanía de quienes nos gobiernan, y en ella, la supervivencia en el contexto de una joven y cada vez más cuestionada democracia republicana, de las aspiraciones de los herederos de la “realeza” mexicana por volver al poder.

La parte nodal de La quimera imperial, dice en entrevista telefónica para La Jornada Zacatecas, es el intento cierto por parte del ex presidente Salinas de Gortari por traer a México el penacho de Moctezuma que se encuentra en el Museo de Etnología de Viena en Austria, y por el que pidieron a cambio en aquel país, la carroza de Maximiliano de Habsburgo.

Atrae el autor para tejer la realidad con la ficción, la imagen de una enloquecida emperatriz viuda que se cartea con los papas del Vaticano y una leyenda urbana de Querétaro, aquella que dejó una pregunta para que la respondiera la historia y que por tanto, ha sembrado la duda acerca de la existencia del tesoro nunca encontrado del emperador. Luego del sitio a la ciudad en que es vencido Maximiliano ¿cómo hacía éste para sostener a sus tropas?

Las monedas existen, cuatro de ellas en poder del autor de La quimera imperial y exponen la efigie de un emperador al modo de aquellos romanos, “con corte de honguito y casi lampiño”. En su anverso aparece la fecha 6 de julio de 1863, esto es, tres meses antes de que La Junta de Notables conociera a Maximiliano de Habsburgo.

“Y yo lo tomo como un absurdo, porque siempre se adelantan los políticos, y ya la realidad los alcanza”.

Aparecen también en esta trama, los herederos a la corona de la monarquía mexicana, reconocidos así por la realeza europea, quienes esperan un gesto de suerte para volver al poder, todos vivos y ciertas sus aspiraciones, dice Jesús Reyes Bustos.

Los primeros son los descendientes del emperador Moctezuma Xocoyotzin, los actuales Condes de Miravalle, quienes mantienen un litigio contra el gobierno mexicano en reclamo de pensiones que se les entregaron desde el año de 1550 y hasta 1934, esto es, hasta serles suspendidas por el presidente Abelardo L. Rodríguez.

También a la espera de gobernar México, presenta el autor a los herederos de “Su Alteza Serenísima” Agustín de Iturbide, quienes actualmente radican en Australia, y el tercero, es Huberto von Hohenlohe, también conocido por su sobrenombre como artista pop como Andy Himalaya, quien ha fungido como competidor por México en los Juegos Olímpicos de Invierno y desciende del príncipe Alfonso Maximiliano Victorio Eugenio Alexandro María Pablo de la Santísima Trinidad y Todos los Santos, ya extinto, quien también trajera a México la Volkswagen en los años 50.

La vuelta a México del penacho de Moctezuma es un hecho simbólico, dice el también antropólogo, que expone “un intento de regreso a una monarquía mexicana”.

En las páginas electrónicas de estos personajes se muestran cartas de adhesión, y la intención de algunos de que termine el ejercicio republicano que tiene en construcción menos de 200 años en el país, algo que en sus textos el propio Salinas de Gortari, -que acota el autor, de todos era sabido que se acercaba más a la derecha panista que al izquierda priísta-,  señalaba  al exponer que “las monarquías aquí son milenarias,  ya sean las mayas o las aztecas y siempre ha habido emperadores o reyes”.

Al momento en que Carlos Salinas de Gortari restablece las relaciones con El Vaticano en el año 1992, Juan Pablo II le entrega en Yucatán las cartas de la emperatriz Carlota donde refiere el lugar donde se encuentran las monedas del Imperio de Maximiliano en México.

En la novela negra propuesta por Jesús Reyes Bustos hay por supuesto, dice, asesinatos y un relato en primera persona “con lenguaje duro y coloquial” llevado por el protagonista, un sociólogo convertido en detective, que tiene además dependencia a las drogas.

La idea del autor es exhibir el absurdo, que propone como una realidad paralela, la de “estos señores que sí existen y que están tan vivos que ahorita demandan al gobierno mexicano para que les regresen sus pensiones, o este play boy, a quien el Estado mexicano le estuvo pagando como competidor en los Juegos Olímpicos de Invierno aunque era muy chafa y siempre quedó al último”.

Como antropólogo dice, lo suyo son “los encuentros culturales, los encontronazos”, y se percata apenas no solo de la rica veta que son estas historias para novelarlas sino para la gente, a fin de que vaya siguiendo las huellas de estos personajes “que sí quieren que regrese una monarquía para nosotros ya caduca”.

En la novela también aparecen los masones “alguien que puede regañar a un Salinas de Gortari todopoderoso, quien desde Dublín y La Habana mueve los hilos del país, ¿quién podría sino su propio grupo de gente metida en estas cuestiones, precisamente eso, queriendo traer un pasado glorioso que no es la democracia, valiéndoles un comino el sufragio?”.

Por eso la mexicana es una dictadura perfecta, señala, “porque esta disfrazada de democracia”, desde la que se justifican ya sea en su ascendencia o su pertenencia a grupos de poder anquilosados la clase gobernante, esto, “que gobiernan pero no en nombre del pueblo sino de algo que más allá y les está llamando”.

La quimera imperial será presentada en Zacatecas el próximo 6 de marzo a las 18 horas en el Foyer del teatro Calderón, la edición fue auspiciada por Desarrollo Comunitario AC, que preside Teodoro Campos Mireles, el Sindicato de Personal Académico de la Universidad Autónoma de Querétaro y El Diario de Querétaro. Contará en con comentarios de los historiadores, Mariana Terán Fuentes y Edgar Hurtado, docente e investigadores del doctorado en Historia de la Universidad Autónoma de Zacatecas.

 

Jesús Reyes Bustos fue ganador del Premio Nacional de Novela Histórica 2010 dentro de los festejos del Bicentenario, con Yo y mis circunstancias, en que aborda la figura Epigmenio González.

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