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sábado, 20 abril, 2024
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Desayuno en Tiffany’s, Mon Ku La hija del patrón

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Por: ÉVELYNE COUTEL • Admin •

La Gualdra 230 / Cine

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El primer largometraje del director Olivier Loustau (más conocido como actor en varias películas de Abdellatif Kechiche) narra la historia de Vital, un atractivo cuarentón que trabaja como jefe de taller en una fábrica textil y que es elegido como cobaya por Alix, una joven mujer que está realizando un estudio ergonómico para mejorar las condiciones de trabajo en la empresa dirigida por su padre, conservando el anonimato. Al poco tiempo la hija del patrón y el obrero se vuelven íntimos y su unión dará mucho que hablar, tanto dentro de la empresa como fuera de ella.

La fábrica constituye, pues, el núcleo espacial de esta comedia social que representa la dureza del trabajo cotidiano en un contexto de crisis económica en que la pervivencia de la empresa exige un ritmo cada vez más frenético y supone interrogaciones diarias. Más concretamente, se plasma la paulatina desaparición de la industria francesa que hasta entonces era una garantía de mayor calidad pero que a lo largo de las últimas décadas se ha visto cada vez más amenazada por las constantes deslocalizaciones. Pese a ello, los obreros no pierden la esperanza, el buen humor y el optimismo que los caracteriza, llegando a constituir una verdadera familia como lo subraya además el equipo de rugby que han formado. Como lo explica el director (quien interpreta también el papel de Vital), desde el principio se sintió “animado por la cuestión de representar a las clases populares de forma viva, sin énfasis, sin miserabilismo. Tenía ganas de mostrar a esos héroes comunes, con sus fuerzas y sus debilidades”.1

El contenido social de la cinta no se limita a plasmar las dificultades laborales ya que la historia de amor algo caótica que se teje entre los dos protagonistas pone de realce las ideas preconcebidas y los obstáculos que pueden implicar las relaciones amorosas entre dos personas procedentes de una clase social distinta. Dicha diferencia se evidencia visualmente a través del físico de los dos actores: la piel blanca y la contextura de la hija (interpretada por la joven actriz Christa Théret) contrastan nítidamente con la tez tostada y el cuerpo tatuado del obrero viril. Por supuesto, el padre no admite que la niña de sus ojos, cargada de diplomas, se junte con un obrero que, según él, no se puede enamorar de ella y tratarla como se lo merece. A su opinión se opone la atracción natural, evidente, complementaria, que cada uno siente por el otro. A la vez que Vital permite a Alix escapar de la autoridad paternal, ella le abre un porvenir y lo anima a dejar una vida de pareja estancada y apagada desde hace tiempo.

Al introducir el sentimentalismo en el mundo obrero se rompen los códigos y las fórmulas habituales, lo cual se ve también en la sustitución de la huelga (valorada como ineficaz) por otro medio de reivindicación, así cuando los obreros se niegan a jugar el partido de rugby bajo los colores de la empresa y cambian las camisetas. Estos elementos contribuyen a la originalidad de esta comedia social que en cada momento procura no caer en la caricatura, de ahí que el patrón, bien lejos de ser el malo de la película como se hubiera podido esperar, sea un hombre sensible y humano que lucha por mantener a cada uno de sus obreros en la empresa.

Cartel de La hija del patrón
Cartel de La hija del patrón

 

http://issuu.com/lajornadazacatecas.com.mx/docs/la_gualdra_230

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