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viernes, 19 abril, 2024
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Presenta Javier Acosta Escareño su libro 19 poemas al oído del perro

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Por: MARTÍN CATALÁN LERMA •

■ La obra fue coeditada por la Universidad Autónoma de Aguascalientes

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En compañía de docentes y alumnos de la Unidad Académica de Letras de la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ), Javier Acosta Escareño presentó su libro 19 poemas al oído del perro, coeditado por la Universidad Autónoma de Aguascalientes (UAA) e inspirado en el perro que lo acompaña todos los días, lo escucha y espera el momento de salir a pasear.

En el libro, los poemas están acompañados y alternados por ilustraciones, autoría de  Gabriela Itzagueri Mendoza Sánchez, quien realizó una investigación sobre la idea del perro en la pintura y a partir de ello elaboró las imágenes contenidas en la obra.

Sobre la obra, el ganador del Premio Bellas Artes de Poesía Aguascalientes expuso: “un día me di cuenta de que mientras yo escribía, había un ser, el más paciente de todos, calentándome los pies, aguantando horas y horas el momento de salir a pasear: era mi perro”.

Al razonar sobre ello, descubrió que escribía sobre muchas cosas, pero no sobre lo más inmediato, por lo que se dio a la tarea de expresar la relación compleja que hay entre los hombres con los perros.

Comentó que el libro ya se había publicado pero sólo con 13 poemas, con la colaboración de Juan Manuel García, pero ahora se reedita con un total de 19 poemas, con la posibilidad de aumentar “si mi inspiración da para más”.

“Las ilustraciones son sutiles y hacen referencia a los perros que han aparecido en la historia de la pintura occidental. Se puede ver, por ejemplo, el perro que aparece en Las Meninas, recreado para ponerlo en el libo”, explicó Acosta Escareño.

Como poema favorito de los contenidos en el libro, refirió uno en el que el sujeto lírico le dice al perro: “maestro del escucha, enséñame otra vez a retirar la garrapata de mi oído”, que se refiere a una de las enseñanzas de esos animales, escuchar.

Expuso también que el perro ha sido un símbolo en la poesía y en la narrativa. En La Iliada, por ejemplo, Argos fue el perro amigo de Ulises que lo espera durante 20 años y que muere al verlo y a su vez permite el desenlace portentoso de la obra.

El libro fue comentado por el ex director de la Unidad Académica de Letras, Alfonso Campuzano, quien explicó que existen múltiples formas de hacer poesía y variadas estrategias para hablar de la condición humana.

Frente a la podredumbre en el mundo y la mezquindad, “sólo buena poesía, poesía humana, poesía íntima, poesía que escudriña lo más recóndito del alma. Eso fue justamente lo que sentí con la lectura de 19 poemas al oído del perro”.

“No hay Dios, no hay tejido existencial, no hay un orden imaginario. Hay perros, perros que escuchan nuestras ilusiones, nuestras penas, nuestras soledades, nuestros desfalcos”, agregó en alusión a algunos de los poemas.

La evocación al perro, comentó la estudiante Ana Lilia Félix Pichardo, es una construcción humana de la lealtad y la protección, pero es también eco de los pesares más recónditos del alma”.

“Y después de todo, habita la tristeza del humano perro, del perro humanizado para curar la melancolía del hombre solitario, de la humanidad huérfana de sus dioses y de los besos de la perra noche con celos insatisfechos. Nos queda la acongoja del hombre en busca de redención”, expresó.

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