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jueves, 28 marzo, 2024
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Entelequia Escultórica, exposición que busca la razón de las cosas: Carmolinga

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Por: ALMA RÍOS •

■ La muestra tendrá su inauguración este jueves en el Antiguo Templo de San Agustín

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■ Los títulos de las piezas aluden a valores que busca destacar en sus diferentes aristas

Los peces, pieza realizada en níquel acabado espejo, recibe a los visitantes de Entelequia Escultórica. La intención de su autor, David Carmolinga Tagle (Ciudad de México, 1983) es que la gente sienta la emoción de estos animales que de repente saltan y luego se meten al agua para esconderse, a modo de invitación a sumergirse en su exposición, “a ver qué pasa, a ver qué sienten”.

Con Entelequia Escultórica, muestra que tendrá su inauguración este 26 de noviembre a las 19 horas en el Antiguo Templo de San Agustín, el autor busca “la razón de ser de las cosas” para generar un diálogo que produzca en el espectador la “regeneración”, una palabra, un concepto, a que alude Carmolinga en repetidas ocasiones durante la entrevista y que implica volver a lo humano desde una existencia robotizada.

De referentes en libros y películas rescata el que las frases más importantes tienen que ver siempre con la esperanza, la amistad, el amor o el cariño que hacen que el ser humano tenga corazón, pues cuando éste se vuelve frío, advierte, empieza a perder estos valores.

“En esta exposición vamos a ver un pez libre, creador de sueños, un arcángel, una pieza que tenga que ver con una bailarina, con la maternidad”.

Las palabras que etiquetan las piezas aluden a valores que busca destacar en sus diferentes aristas, así la Maternidad, dice, no implica solamente amamantar a un hijo, sino cuidarlo, quererlo y estar alegre, y en Amándonos, lo que se propone no es nada más aludir a la querencia a una persona, sino ser fiel, confiar, ofrecer cariño y cuidado mutuo.

Para David Carmolinga lo importante al momento de hacer escultura es encontrar el ánima de cada pieza, esa parte intrínseca que se imprime sólo desde “el amor, la dedicación y la devoción”.

“Creo que hay que dejar de hacer cosas bellas para hacer cosas hermosas, hacer cosas que tengan alma”.

Además de la forma y el movimiento, esta ánima se encuentra en los propios materiales que por sí transmiten algo que la misma pieza exige, pues sostiene, “se genera a sí misma. No es algo que digas, yo la quiero de este color, la pieza busca su mismo color, su mismo espacio”.

Amándonos, una escultura hecha en resina con polvo de mármol blanco que fue creada para dialogar con Vacivus, esta última que expresa la desolación de un hombre, tenía que quedar blanca para que “se viera pura”, dice.

Cada material deja algo. Si el níquel ofrece un terminado espejo y no se oxida, las propiedades del cobre le agradan por ser el mejor material para el ser humano, pues “ayuda a que los glóbulos rojos se generen”, pero además de su hermosura también es difícil de soldar y conserva el calor más que otros metales.

El aluminio, además de barato y ofrecer un acabado semejante al níquel, da tonos grisáceos que no podrían denotar “divinidad”, pues ésta se reserva a la plata, metal que da un toque místico a las piezas.

Hay en la intención de encontrar la razón de las cosas de Entelequia Escultórica, una algo de alquimia, de búsqueda metafísica de sino espiritual. El oro, dice David Carmolinga, es un material que se involucra más con el hombre mientras que la plata con la mujer.

De esta manera los visitantes a la muestra encontraran en el Antiguo Templo de San Agustín donde se exhibirá, un área dorada y otra plateada, mientras que el cobre se propone “hacia afuera para que la gente vaya sintiendo estas emociones”.

El escultor ha viajado por muchos países como Italia, Francia, Inglaterra, España, los Estados Unidos, Canadá, pero en India encontró, “mucho más alma dentro de mí. La gente tiene mucha más como esta parte interna, más espiritual”.

De México otra cultura antigua con alma, dice, habrá que recuperar idiomas como el náhuatl o el otomí, porque nos ayudaría a entendernos, encontrarnos más como pueblo, como mexicanos.

El artista muestra durante la entrevista unas manos manchadas de negro que exhiben el trabajo que realiza para el montaje de la exposición compuesta por alrededor de 51 piezas, -siete de ellas realizadas exprofeso para presentar su obra por primera vez en Zacatecas-, los colores acabado espejo son maravillosos, dice, y ha decidido “ponerlos brillando” como un toque que dé sello a un Carmolinga.

Pulir y volver a pulir las piezas, es parte de imprimirle amor a cada una, “para que el día de mañana sea un día maravilloso y una excelente exposición”.

David Carmolinga Tagle estudió en la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional Autónoma de México, “tiene como maestros de vida y fuente de trabajo plástico a la naturaleza, la gente, la observación”. Trabajó durante cinco años en cercanía con Pedro Ramírez Vázquez, referente de la arquitectura contemporánea de México, “de quien aprendió la mirada de identidad con sus raíces prehispánicas.

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