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jueves, 25 abril, 2024
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Gigantesco reto a los jóvenes: cambiar la economía desde la ecología política

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Por: RAYMUNDO CÁRDENAS VARGAS •

El proyecto civilizatorio actual está llevando al planeta a su destrucción. Los cálculos son escalofriantes: si no se hace algo radical antes de 2050 las consecuencias en cadena son devastadoras, cambio del clima con inundaciones, sequías, baja producción de alimentos, y un etcétera que cubre como una sombra a la humanidad. Somos una especie muy joven sobre la tierra, con menos de 2 millones de años de antigüedad (desde sus inicios), y organizados en Estados apenas de la revolución neolítica (5 mil antes de Cristo) a la fecha. Y más aún: la fase problemática es de la era industrial a nuestros días, lo que no da más de 2 siglos. ¿Cómo es posible que en tan pocos años se destruya a todo un planeta de 4 mil 500 millones de años de existencia? Pues se debe no al hombre en general, sino a un proyecto civilizatorio en particular: la modernidad capitalista. El consumo energético que exige el continuo crecimiento económico, bajo el esquema de energía fósil, necesariamente calienta la atmósfera. Y la única manera de contener esta tendencia es cambiando radicalmente el modelo civilizatorio. Pero en lugar de esto, está ocurriendo lo contrario: grandes masas de personas se unen al estándar de vida californiano, como el caso de China e India. ¿Se puede pensar en el decrecimiento económico? ¿En el cambio del modelo de consumo que no provoque desequilibrios económicos?

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¿Habrá salvación posible del planeta? ¿O nos dirigimos a la extinción por efecto de la propia acción humana? Porque la vía de salvación es una medida que se antoja imposible: cambiar de modelo civilizatorio. ¿Podrá acaso tener lugar dicha meta? Parece que la modernidad capitalista renace como las cabezas de Caribdis, y las profecías de cambio social profundo se atrasan como la venida del reino que nunca llegó. Las muestras de las contradicciones internas del capitalismo que lo llevarían a su fin, de 1867 a la fecha, son innumerables, pero la profecía no se cumple: la Caribdis se renueva apaleando  nuestra racionalidad científica… también moderna.

La mayoría de la población mundial es joven. Y son justamente a estas generaciones a quienes les corresponderá tener de frente lo grueso de la crisis climática. Por tanto, en términos generacionales tendrán la responsabilidad de resolver este grave problema. El cambio de combustibles fósiles a energías limpias, disminuir gases de efecto invernadero, cambiar formas de vida basadas en grandes masas de energía, conservación de reservas verdes, etcétera; son medidas de gran escala y magnitud que sólo Estados poderosos y coordinados pueden llevar acabo; por tanto, la organización política de los jóvenes será esencial para lograr saltar esta crisis. Jóvenes con sentido ético elevado y mirada más allá de su inmediatez. Además de una capacidad de organización desde la sociedad y de asalto al Estado, que haga posible regular la economía desde la ecología política. Parece un reto propio de un cambio de época y de sistema económico:  no-moderno y no- capitalista. En las manos de los jóvenes está la salvación o la ruina de la creación.

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