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jueves, 28 marzo, 2024
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Por unas monedas

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Por: CITLALY AGUILAR SÁNCHEZ •

  • INERCIA

Dicen por ahí que si el trabajo no se pagara nadie lo haría. Dicen otros que uno debe hacer lo que nos gusta y entonces no estaríamos trabajando, sino siendo felices. Concuerdo más con la primera idea, pues la segunda, además de ser demasiado new age, tendría primero que explicar qué es el gusto por algo y si es que eso no es una determinación impuesta por el sistema en el que vivimos.

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Es decir, los doctores, aparte de tener un gusto morboso por el cuerpo humano y sus dolencias, también eligen estudiar medicina por la creencia de que, al menos en México, tendrán mayor oportunidad laboral que la de un licenciado en filosofía.

Sea como fuere, me parece una verdad irrefutable que el trabajo es antinatural al ser humano y que lo realizamos por una sola y muy concreta razón (que nos mueve actualmente a hacer casi todo: Dinero.

 

Somos miserables ahora

“Estaba buscando trabajo y encontré un trabajo, pero el cielo sabe que soy miserable ahora” diría una traducción más o menos confiable de la canción “Heaven knows I’m miserable now” de The Smiths… Morrissey, quien en la década del 80 fue un ícono de la clase obrera británica, sólo expone lo que ya es bien sabido en todo mundo: que tener un trabajo no te hace más feliz y mucho menos si esa actividad es tan infravalorada, como es el caso de las actividades realizadas por la clase media.

Aun siendo profesionistas, muchos jóvenes se dieron cita el pasado 8 de octubre, en las instalaciones de la Fenaza, en la feria del empleo, motivados principalmente por el espíritu de la desesperación monetaria. Según notas informativas, se ofrecieron 473 trabajos para operarios, 747 de empleados y 11 técnicos. Sí, a nivel cuantitativo las cifras apantallan; pero en lo cualitativo es más que decepcionante.

¿Será realmente este tipo de “chambas” las que uno busca cuando va a tales eventos? ¿Quién no iría con la idea de encontrar mínimamente un empleo “Godínez”? ¿A quién no le gustaría una gerencia o jefatura? No obstante, las ofertas suelen ser bajas en salario, prestaciones y ni se diga de dignidad.

Buscar empleo en este país es encontrarse con una realidad de lo más triste; la realidad de que lo miserable no se nos quitará ni a nivel económico ni social por tener un trabajo, por el contrario, entrar a laborar significa pertenecer a un círculo de personas que dan mucho por casi nada. Sin embargo, es importante para la sociedad que uno trabaje, que al menos demos la apariencia de ser productivos y que entreguemos la poca energía que nos fue dada divinamente.

 

Denos más dinero

“Dame un trabajo con mayor paga” dice Roger Waters en la canción “Money” de Pink Floyd, mientras en el fondo se escuchan cajas registradoras abriéndose y cerrándose, creando un sonido casi desquiciante. El sonido de la compra-venta: el sonido del diablo. Queremos tener mayores ingresos y para ello hay que trabajar más.

Irónicamente, los trabajos cada vez piden más de sus empleados y a cambio ofrecen menos. Por ejemplo, en las universidades privadas,  cada vez solicitan la participación de los docentes en actividades extracurriculares: que si el desfile, la quermés, la festividad tal, las juntas, los cursos pedagógicos… Horas y más horas extra que se tienen que invertir para mantenerse en “el jale”, pero son horas que nadie paga.

La consigna es que, hay que preocuparse por la educación del alumno, por fomentar los valores y poner el ejemplo. Y sí, tienen toda la razón; el alumno es importante, hay que motivarlos y luchar por ofrecer una educación de mayor calidad. Pero también el maestro importa, también hay que motivar la experiencia docente, cubrir sus necesidades básicas y aportarle beneficios.

Por si fuera poco, todas las instituciones apelan a “ponerse la playera” y hacer equipo ¿Cómo hacerlo si la escuela no ofrece tales prendas? Por el contrario, el docente tiene que comprar la bendita playera con el escueto salario que le dan y hacerlo de buena gana. Sirva esta metáfora para ejemplificar la idea general que permea en uno de tantos empleos que se ofertan en México. ¡Y qué decir del periodismo! Donde se exige disponibilidad de horario, con un sueldo bajo y ahora hasta poniendo la vida en riesgo…

Las condiciones laborales son desalentadoras para cualquiera. Y vaya que, al menos en apariencia, ser maestro o reportero, son empleos de estatus. Porque si revisamos las jornadas laborales de un albañil o un ganadero, encontraremos motivos de depresión aún más profundos.

Y lo peor, todo mundo dice que debemos agradecer que tenemos trabajo… ¡Como si realmente hubiera una enorme diferencia entre eso y no tenerlo! A final de cuentas, siempre andamos con las deudas hasta el cuello o poco tiempo, o mucho cansancio y estrés. Y para disfrutar de un empleo es necesario que remunere lo suficiente como para darse ciertos lujos, pero para ganar más dinero hay que invertir más tiempo en el trabajo… Lo que significa tener menos vida privada, menos libertad y por ende, menos capacidad de valorar el empleo. ■

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