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sábado, 20 abril, 2024
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A este ritmo, sólo le quedan 100 años de vida a la raza humana

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Por: ALMA RÍOS •

■ Se busca la modificación de hábitos de hacer y pensar, dice el investigador Antonio Moretti

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■ Ofrecen conferencia sobre Permacultura, en el Simposio de Cultura Ambiental y Desarrollo

Al ritmo de consumo, multiplicación demográfica y contaminación que se deriva del estilo de vida de los seres humanos actuales, “nos quedan 100 años de vida”, advierte Antonio Moretti, quien ofrece ante este panorama la que señala, es tan sólo una de las formas alternativas de evitarlo: la permacultura.

El académico se encuentra en Zacatecas participando en el tercer Simposio Internacional de Cultura Ambiental y Desarrollo Sostenible, donde ofreció una conferencia y un taller sobre permacultura.

La cuenta regresiva del reloj que expuso en entrevista para La Jornada Zacatecas, más que apocalíptica, busca mover a la modificación de hábitos de hacer y pensar y tiene detrás el trabajo de mil 500 personas procedentes de 67 países, quienes se reunieron en la edición número 10 de la Convención Internacional de Medio Ambiente y Desarrollo, en Cuba, entre el 6 y 10 de julio del presente año, entre ellas el propio Moretti.

“No lo digo yo”, precisa el ingeniero y ambientalista argentino sobre el apenas centenario destino del homo sapiens, quien aludió al tema del tiempo luego de comentar que él mismo ha trabajado durante cuatro años en la concreción de la Licenciatura en Permacultura, una propuesta de formación profesional que compartirá con la Universidad Autónoma de Zacatecas para ahorrarle este lapso, “si lo ven conveniente crear la carrera, porque el conocimiento tiene que ser compartido”.

Su aportación, la permacultura, viene de la contracción de las palabras agricultura y permanente. Y significa eso, la agricultura permanente, “la permanencia de la agricultura que nos va a sustentar alimentariamente”, dice Moretti.

El concepto surgió en el ámbito académico de la tesis que sostuvo en 1975 David Holmgrem en una universidad autraliana y se ha difundido desde entonces por todo el planeta.

En México, dijo, la trabajan Holger Hieromi y Raúl Velez, uno en Michoacán, el otro en Querétaro, con quienes coincidió recientemente en un encuentro en Colombia.

La permacultura fue también el medio por el que Cuba ha logrado solventar las limitaciones que le impuso el bloqueo económico que mantiene sobre la isla el gobierno de Estados Unidos.

El país caribeño es un pionero en el tema, donde se ha generado una concientización de su importancia, dijo.

La permacultura “es una forma de diseñar hábitats sustentables con menor consumo de energía”, las construcciones se hacen al modo de los ancestros con adobe o barro y utilizando geometría sagrada.

Se producen alimentos en huertos orgánicos, “entonces no necesitamos de medicinas ni de médicos”, se genera mayor productividad, en la que se aprovechan energías como la solar y eólica, y no obstante, se busca consumir menos.

En la definición de Antonio Moretti, la permacultura es “la unión de los conocimientos ancestrales y la tecnología apropiada.

Los permacultores sostienen además principios éticos: observa, cuida el planeta, cuida a las personas y comparte con equidad.

Generan además sociedades sociocráticas donde “se toman decisiones de otra forma”. En ellas lidera al grupo quien tiene en un tema o para una función el mayor conocimiento para solucionarlo, “pero después deja de cumplir ese rol”. Les llaman “elderes”, y son temporales, “no son líderes eternos”, precisa.

Para atender un paro cardiaco donde se cuenta con pocos minutos para salvar una vida, alguien entrenado para dar masaje al corazón y respiración boca a boca sería un elder adecuado, pero si después hay que ir a la huerta, allí liderará el que más sabe sobre agricultura.

Se proponen para el funcionamiento de estos espacios de autogestión, comunidades no mayores a mil personas, “donde nos conocemos todos y nos vemos a la cara. No hay burocracia. Para hablar con alguien no se necesita “hacer una cadena de cinco o seis eslabones”, explica.

Como contraejemplo de falta de funcionalidad propone algún año futuro, tal vez 2020 o 2025 y una metrópolis como lo es Buenos Aires, cercana a donde él habita. Con edificios de 20 pisos, los adultos mayores que los habiten, no podrán bajar sin ascensor a conseguir sus alimentos, ni mantenerlos en buen estado sin refrigeradores o soportar los calores de la capital argentina que se elevan a 40 grados centígrados, “nos vamos a morir”, sentencia.

En su reciente intervención en Cuba, expuso que “si en aras del desarrollo o del progreso tenemos un hermano, pero no de sangre, que tiene indigencia o pobreza, no podemos hablar ni de desarrollo ni de progreso, ni de PIB, ni de nada. Mientras haya un solo ser humano que no tenga qué comer o qué beber o que no tenga su salud resuelta”.

Antonio Moretti, está integrado al grupo Ipermasur, conformado por cuatro españoles y dos argentinos, quienes ofrecen cursos de permacultura en el mundo, recientemente en Bolivia y Perú.

Uno de ellos se dedica a los sanitarios secos, de los que se obtienen tanto suelo como fertilizante, otros tres, a la parte energética, con el desarrollo de cocinas y hornos solares, y el propio Moretti a la bioconstrucción, al respecto dice, ha generado con botellas pep proyectos de invernaderos y casas, para estas últimas se requieren 8 mil para generar una casa compuesta por comedor, cocina, dos habitaciones y el baño.

Otra propuesta de Moretti en proceso de realizarse es la Universidad Iberoamericana de Permacultura, que se asentará en un terreno de 100 hectáreas adquirido en Argentina de manera colectiva.

El ingeniero en sistemas, docente de la Universidad Tecnológica Nacional, y estudiante de la licenciatura en información ambiental en la Universidad Nacional de Luján, de Argentina, también se ha solidarizado con la exigencia de justicia para el caso Ayotzinapa.

Al respecto quiso expresar, que cualquier caso no resuelto de muertes, ocurra donde ocurra, le entristece.

“Yo creo que estas cosas no deben suceder por más que pensemos diferente y que sintamos diferente. Nosotros hablamos de sentipensares, alinear el pensamiento con el sentir. Me duele que en cualquier lugar del mundo haya casos no resueltos, y por más diferentes que seamos, yo no puedo matarte y tú no puedes matarme”.

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