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viernes, 29 marzo, 2024
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México: dolor y olvido

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Por: CARLOS FLORES* •

A un año de la desaparición de los estudiantes de Ayotzinapa el crimen sigue quedando impune. Alrededor de este terrible acontecimiento se ha dado una serie de eventos más que revelan la siniestra verdad del caso, tales como aprehensiones de manifestantes, represión hacia los padres de familia, amenazas a grupos de apoyo, más agresiones contra los estudiantes así como desapariciones de gente. Lo peor del caso es que todo quedará en un expediente de la Procuraduría General de la República, aunque la gente de México sepa lo que en verdad pasó.

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Somos un pueblo apaleado, tratado con el desprecio de nuestros gobernantes, una historia que comienza desde tiempos de la Colonia, si no es que desde antes, cuando el imperio azteca imponía su voluntad mediante la fuerza. Pero desde que estas tierras hicieron contacto con occidente la raza mexica ha padecido el repudio y el odio de sus gobernantes.

La guerra de Independencia es un acontecimiento que se ha manejado como una gran historia épica, para hacernos pensar que en verdad tuvimos héroes que lucharon por la patria, como el cura Hidalgo o el cacique Morelos. Incluso una famosa televisora del país se atrevió a construir una telenovela alrededor de estos acontecimientos, y al final de la misma, luego del cursi y poco creíble final, como una especie de esperanza, un grupo de campesinos comenzó a organizarse y dar gritos como: “Ya viene la independencia”, “Viva Hidalgo”, “Viva México”. Para empezar, esta independencia no favoreció más que a los criollos, para el indígena y mestizo no hubo absolutamente nada, es decir, para el pueblo no había nada qué celebrar; y para terminar, ni siquiera existía México, así que el cura no gritó eso, sino: “Viva el rey”.

Juárez, los niños héroes y la revolución mexicana, así como otros personajes, mitos y acontecimientos históricos, poco o nada han dejado a favor del pueblo mexicano. Los cambios, como ahora, siempre se han hecho para favorecer a la clase de élite, a los poderosos, a aquéllos que han vendido y siguen vendiendo la patria a intereses capitalistas de gran envergadura. El pueblo es como el perro muerto de hambre que se tiene en el rancho y que se esconde cuando hay visitas.

Así que poca cosa pueden llegar a interesar un grupo de 43 jóvenes desparecidos a un pueblo que cree que realmente hay algo que celebrar en septiembre, pues lo único que interesa en esa fecha es ponerse “cuete” y echar cohetes; poco o nada pueden interesarle a alguien los estudiantes revoltosos cuando los medios de comunicación tienen hipnotizado al mayor número de mexicanos, los cuales ven en Zabludovsky un gran periodista, a Chespirito a un gran artista y a las telenovelas como un reflejo de la realidad.

En el mundo de México la realidad se mezcla con la ficción, y nos duele más la muerte de Gómez Bolaños que la desaparición de unos jóvenes estudiantes, quienes quedarán en las páginas de nuestra historia, junto con los de la matanza de Tlatelolco, como el símbolo de nuestra cultura: indignación, impotencia, desconcierto y olvido. Así que ¡Viva México, cabrones!, ¡viva la ignorancia y la mediocridad!, ¡viva la mentira y el olvido!

 

* Zacatecas. Profesor universitario, UAZ.

 

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