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sábado, 20 abril, 2024
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León Trotsky (2)

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Por: DANIEL SALAZAR M. •

Con motivo del 75 aniversario de su muerte, en muy diversos lugares del mundo se están publicando artículos, ensayos y crónicas, que dan cuenta de la importancia y actualidad del pensamiento de Trotsky. Esta serie para La Jornada Zacatecas, que pretende reseñar la vida y obra del revolucionario, incluye citas, publicaciones y textos del propio Trotsky, como de militantes de la IV Internacional.

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El artículo anterior de esta serie (21 de agosto) resumió el momento de su muerte: Ramón Mercader le asestaba el golpe mortal en su refugio mexicano, justamente un año después de la victoria fascista en la guerra civil española, de que Hitler avanzara en Europa y de que Stalin asegurara su dominio despótico en la URSS. Un periodo terrible al que Víctor Serge llamó “la medianoche del siglo”.

75 años más tarde, su asesinato no será solo “uno de los crímenes políticos más reveladores del siglo XX”. Es, indudablemente, un acontecimiento contemporáneo que, ciertamente explica la crisis del estalinismo y del posterior derrumbe del mal llamado “socialismo real”, pero que además, revela las consecuencias de esos acontecimientos que se manifiestan en el mundo neoliberal globalizado.

En –“Trotsky: un timonel del siglo”– Daniel Bensaïd expone que durante su período mexicano, Trotsky buscó evitar toda confusión entre revolución y contrarrevolución, es decir, entre la fase de octubre de 1917 y el Termidor estalinista. Bensaïd explica que Trotsky advirtió también de los encadenamientos hacia una nueva guerra en una fase donde iban a exacerbarse los chovinismos y a oscurecerse los enfrentamientos de clase. Finalmente, que la creación de una nueva Internacional era la herramienta más indicada frente a la capitulación estalinista y para afrontar las tareas del momento. Por eso es que Trotsky funda en 1938 La IV Internacional.

Gran desorientación para los obreros del mundo fue el pacto germano-soviético durante la Segunda Guerra Mundial. La victoria del nazismo en Alemania y del fascismo en Italia, así como la derrota de la Guerra Civil Española y el aplastamiento de la segunda revolución en China –continúa Bensaid–  abrieron un periodo de derrotas y echaron abajo los cálculos revolucionarios de Trotsky. Uno de los errores del revolucionario –dice- fue el haber imaginado que la guerra significaría la caída del estalinismo.

Trotsky, tanto en el estudio del desarrollo desigual y combinado de las sociedades (comenzando por la Rusia de 1905), como por el análisis del imperialismo y de la contrarrevolución estalinista, es llamado por Bensaid “un timonel del siglo”. Considera que entre los paisajes más peligrosos y en el debate entre las diferentes tendencias del movimiento obrero, Trotsky es un punto de apoyo indispensable…

 

Testamento de Trotsky

Presintiendo la cercanía de su muerte, Trotsky escribe el 27 de febrero de 1940 lo que conocemos como su testamento:

“Mi presión arterial alta (que sigue aumentando) engaña a los que me rodean sobre mi estado de salud real. Me siento activo y en condiciones de trabajar, pero evidentemente se acerca el desenlace. Estas líneas se publicarán después de mi muerte”.

No necesito refutar una vez más las calumnias estúpidas y viles de Stalin y sus agentes; en mi honor revolucionario no hay una sola mancha. Nunca entré, directa ni indirectamente, en acuerdos ni negociaciones ocultas con los enemigos de la clase obrera. Miles de adversarios de Stalin fueron víctimas de acusaciones igualmente falsas. Las nuevas generaciones revolucionarias rehabilitarán su honor político y tratarán como se lo merecen a los verdugos del Kremlin.

Agradezco calurosamente a los amigos que me siguieron siendo leales en las horas más difíciles de mi vida. No nombro a ninguno en especial porque no puedo nombrarlos a todos. Sin embargo, creo que se justifica hacer una excepción con mi compañera, Natalia Ivanovna Sedova. El destino me otorgó, además de la felicidad de ser un luchador de la causa del socialismo, la felicidad de ser su esposo. Durante los casi 40 años que vivimos juntos ella fue siempre una fuente inextinguible de amor, bondad y ternura. Soportó grandes sufrimientos especialmente en la última etapa de nuestras vidas. Pero en algo me reconforta el hecho de que también conoció días felices.

Fui revolucionario durante mis cuarenta y tres años de vida consciente y durante cuarenta y dos luché bajos las banderas del marxismo. Si tuviera que comenzar todo de nuevo, trataría, por supuesto, de evitar tal o cual error, pero en lo fundamental mi vida sería la misma. Moriré siendo un revolucionario proletario, un marxista, un materialista dialéctico y, en consecuencia, un ateo irreconciliable. Mi fe en el futuro comunista de la humanidad no es hoy menos ardiente, aunque sí más firme, que en mi juventud.

Natasha se acerca a la ventana y la abre desde el patio para que entre más aire en mi habitación. Puedo ver la brillante franja de césped verde que se extiende tras el muro, arriba el cielo claro y azul, y el sol brilla en todas partes. La vida es hermosa. Que las futuras generaciones la libren de todo mal, opresión y violencia y la disfruten plenamente”  Continuará. ■

 

Fuentes: IV Internacional / Daniel Bensaid / Leonardo Padura

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