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miércoles, 24 abril, 2024
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La posesión privada del Estado y la ciencia de Dante

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Por: RAYMUNDO CÁRDENAS VARGAS •

Hace días se analizaron en espacios legislativos las primeras adjudicaciones y contratos en la explotación del petróleo. Han sido muy pocos los contratos alcanzados con las empresas privadas (por los actuales precios del energético); pero en algunos de ellos, las firmas privadas aprovecharán la inversión que ya había hecho Pemex  y una parte importante de la pericia técnica es prestada por Petróleos Mexicanos. Lo cual indica que los argumentos de la reforma energética en relación a las incapacidades de Pemex y las enormes capacidades de las empresas privadas se van por tierra en estos primeros procesos operativos. Salen a la luz los verdaderos motivos de la mencionada reforma constitucional: apropiarse de la renta petrolera, pero ahora con evidencia empírica.

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La literatura, desde los mitos antiguos hasta Dante, nos dice que el infierno es una espiral de círculos hacia el abismo profundo. Pues es justo lo que aquí se observa: una espiral de círculos que se auto-reproducen en dirección al abismo (de la nación). Una debilidad del Estado —en el sentido de falta de autonomía y en posesión de poderes económicos privados—le abrió la puerta a poderosas empresas al disfrute de las bolsas de la renta petrolera mexicana; lo cual debilitará más al Estado, es decir, le arrebatará su alma, su autonomía y fuerza pública. Los círculos se engendran y la espiral corre hacia abajo: la apropiación hace muy ricos a los magnates y corta suministro de recursos a la población para su desarrollo. La succión de sangre deja el cuerpo nacional inerme. La sangre es la vida, y ésta produce la riqueza, la cual se expresa en forma coagulada: el valor. El gran capital se convierte en una criatura que vive de la vida de otros, y de la naturaleza. El capital extractivista se alimenta no sólo de la acumulación de la vida humana, sino también de la acumulación de energía cósmica: la naturaleza. Dispone de ella hasta extenuarla. Construye círculos de autorreproducción que al mismo tiempo que hace a estos poderes privados inmensamente ricos y sacia su avaricia, hunde en la abismo a las naciones. Es el caso de México.

Lo intereses públicos con la riqueza común, si se hacen fuertes, construyen a un Estado fuerte: autónomo y potenciado en sus capacidades. Un Estado fuerte potencia las capacidades estatales para tener la posibilidad real de resolver los problemas públicos existentes. Con ello, los derechos sociales tienen forma de ser cubiertos y con ello, las personas florecen. Los seres humanos somos plántulas de un jardín, que los poderes avariciosos convierten en el muladar de la desolación y que se expresa en la persistencia de la marginación social. La riqueza de la naturaleza puede servir para el florecimiento humano o para su inmolación. Una tarea de los ciudadanos es rescatar la autonomía y la fuerza  del Estado, para preservar la riqueza de lo común. Romper el círculo espiral hacia abajo, para lograr el jardín originario. Así es la verdad: la economía del sector público visto desde la ciencia de Dante.

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