■ El sitio sagrado de los wixarika donde se originó la Creación, está en la mira de empresarios
■ Trabajar en el campo o vender artesanías, únicas opciones de muchos para poder subsistir
Para José, joven huichol de 19 años de edad, y que vive desde hace 5 años en la capital, el grupo indígena al que pertenece ha sido olvidado durante años y también ha sido víctima de decisiones arbitrarias por parte de gobiernos y mineras que quieren apropiarse de lo que la madre tierra ofrece al hombre para subsistir.
Él es originario de la zona serrana de Santa Catarina, en la parte de Jalisco, y considera negativo lo ocurrido en la zona de Wirikuta, uno de los sitios sagrados naturales más importantes del pueblo indígena wixarika y del mundo desde hace miles de años.
Para él, los gobiernos ayudan a las empresas poderosas a invadir este lugar donde practican su tradición cultural y religiosa, y donde, explica, se originó la Creación; ahí está la esencia de la vida del planeta, y fue el lugar escogido por sus antepasados espirituales. “Ahí nace el peyote, y ése lo utilizamos para recibir el don de ver más allá pero sólo lo usamos en los rituales”, dice José.
También señala que en su comunidad, niños y jóvenes no tienen la oportunidad de ir a la escuela y muchos son discriminados por ser indígenas, lo que ha provocado que ya no quieran aprender el huichol.
Tienen interés en aprender el idioma español para ser aceptados en una escuela, además de que con la llegada de las tecnologías y la globalización, también buscan adquirir aparatos como teléfonos celulares, reproductores de música, entre otros, o portar otro tipo de ropa.
Lamenta que las pocas opciones que tienen los niños y jóvenes huicholes para salir adelante es trabajar en campos agrícolas o dedicarse a la artesanía, aunque actualmente muchos se dedican a elaborar pomada de peyote para venderla en la ciudad.
Reconoció que también algunos huicholes explotan a los niños obligándolos a pedir limosna en las calles, lo que da una mala imagen de esta comunidad, pues existen las posibilidades de vender artesanía.
Menciona que en su comunidad viven más de 50 familias y la mayoría se dedica a vender artesanías en diferentes municipios como Jerez, Fresnillo y Guadalupe. Muchos de ellos radican en estas cabeceras, donde nacen también sus hijos, quienes buscan adaptarse en la ciudad creciendo sin conocer muchas de sus costumbres.
