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miércoles, 24 abril, 2024
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México, en una franja donde el ejercicio de la libertad de expresión “corre un gran riesgo”

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Por: ALMA RÍOS •

■ De “sentido común”, línea de investigación sobre actividad profesional de Espinosa: Contreras

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■ Procuraduría del DF se aferra al robo y feminicidio como probables causas de crimen, señala

Los antecedentes de las denuncias expresadas por Rubén Espinosa Becerril, fotoperiodista asesinado el pasado viernes junto con cuatro mujeres en un departamento de la colonia Narvarte, en la Ciudad de México, respecto al acoso que había sufrido en Veracruz por el ejercicio de su profesión, refieren que su homicidio “tendría esos indicios y no otros”, expresó Sergio Contreras Padilla, académico especialista en Comunicación e integrante de Asociación Mexicana de Acceso a la Información (Amedi) nacional.

La expresión se refiere a la reticencia mostrada por el Gobierno del Distrito Federal a través de su Procuraduría de Justicia para dar seguimiento a esta línea de investigación, y reiterar como probables la del robo y feminicidio, este último por las torturas sexuales que sufrieron las mujeres, entre las que se encontraba Nadia Vera, activista chiapaneca integrante de #YoSoy132, quien también habría recibido amenazas de las autoridades de aquel estado.

Aunque Contreras Padilla observó que “evidentemente yo no sé quién tenga la culpa en ese sentido”. De acuerdo con las entrevistas ofrecidas por el corresponsal en Veracruz de Proceso y la agencia Cuartoscuro, “en las que refirió a personajes relacionados con el poder político”, los indicios de esa línea a investigar son de “sentido común”, comentó.

Al respecto abundó, existe el problema en México de la falta de independencia de los órganos de investigación judicial para el caso del presunto involucramiento de personajes políticos o cuando se tiene que investigar al propio Estado.

A diferencia de lo que ocurre en otros sistemas democráticos, donde existe esta separación que ha propiciado el que se les enjuicie y encarcele, en el caso del país “la mayoría de las veces este tipo de denuncias por lo general quedan impunes”.

El docente también recordó de los datos ofrecidos por Reporteros Sin Fronteras (RSF), que México se encuentra en el lugar 148 de entre 180 países, en la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa 2015.

“Es decir, México tiene 43.69 puntos de 100 posibles que se miden dentro de los países donde los medios de comunicación tienen cierta libertad y menos restricciones”, mencionó.

De esta manera, observó que la nación se ubica en una franja donde el ejercicio de la libertad de expresión “corre un gran riesgo” y evidentemente los periodistas, respecto a su victimización por asesinatos, amenazas, secuestro, represión física y psicológica, y censura, en este último caso citó el tema de la compra masiva de revistas, así como la cancelación de convenios de publicidad de los gobiernos con los medios de comunicación.

México se encuentra entonces, agregó, “en una situación muy vulnerable en cuanto a la libertad de expresión a nivel global”.

Si se revisa el ranking o listado de países donde ocupa uno de los últimos lugares, el ejercicio de este derecho humano fundamental en la República Mexicana es parecido a la libertad que tienen en la República del Congo, Siria, Gambia, Libia, Irak, Pakistán o Turquía, enumeró.

Estos países viven guerras civiles como el caso de Siria o Irak, en este último, desde la invasión de los Estados Unidos, “son situaciones muy especiales”, acotó, donde además “existe un férreo control de los medios y de los periodistas porque todavía no maduran las democracias y que en la mayoría de los casos viven bajo regímenes autoritarios, militarizados, muy relacionados con ideologías religiosas”.

A diferencia de estas naciones, México se autodefine como una democracia republicana y laica, observó el docente invitado a la Universidad Lasalle Bajío, “pero estamos en el mismo nivel en cuanto a violencia contra los medios y de censura”.

En la experiencia local, principalmente los enemigos de los periodistas se encuentran entre las filas del crimen organizado y grupos relacionados con el poder económico o político, expuso.

“Se asemeja mucho a otros países americanos que han padecido mucho esto como Colombia, donde los periodistas que realizan la cobertura de hechos delictivos, o en este caso, de denuncia de corrupción, sufren este tipo de agresiones y de muertes”.

Por todo ello, comentó que cuando mueren evidentemente pueden existir elementos que impliquen un atentado contra su trabajo, intimidación o un llamado a la censura de otros informadores.

La muerte de Rubén Espinosa se suma así, “a una serie de asesinatos en contra de reporteros, columnistas y comentaristas de noticias que se han venido registrando en los últimos años en nuestro país. Y en el caso de Veracruz de donde huyó el reportero gráfico, son ya 14 periodistas asesinados” durante el sexenio de Javier Duarte.

Se trata entonces, agregó el también docente de la Universidad del Valle de Atemajac, “de un hecho totalmente condenable, lamentable en contra del ejercicio de las libertades de información de los mexicanos”.

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