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jueves, 28 marzo, 2024
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Memes, recurso virtual ubicado entre la desacralización del poder y el cinismo

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Por: ALMA RÍOS •

■ El humor es una válvula de escape, pero nos hace partícipes del “cinismo rampante”: Martell

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■ Necesario, preguntarse qué características tiene el emisor, el mensaje y el receptor, señala

“El sentido del humor nos salva y nos salva de muchas cosas porque si no nos reímos al cabo de media hora de llorar a lo mejor sí nos iríamos al extremo de quitarnos la propia vida…porque esto es caótico”, expuso Juan Martell, docente e investigador de la Unidad Académica de Psicología de la UAZ.

El humor es un desahogo, una válvula de escape, pero como proceso adaptativo también nos hace partícipes del “cinismo rampante” en una sociedad que glorifica el individualismo y por tanto la corrupción, agregó en su lectura sobre los “memes”, recurso comunicativo que conjunta la imagen, la palabra y el humor, convertido en uno de los fenómenos virales en la red de redes.

Juan Martell fue invitado para hablar en Acentos, el programa de La Jornada Zacatecas TV, “muy seriamente” sobre el fenómeno de los memes, y dónde radica su poder, propuso su conductor Carlos Navarrete, también jefe de Información de este medio.

Como válvula de escape, los memes no son nuevos. El psicólogo social citó la tradición indígena de nuestro país en la que dijo, siempre se hizo burla de las autoridades, unas “que eran más sanguinarias –que las actuales-, podemos decir”.

De la historia de la humanidad también refirió asimismo de la cultura babilonia, la combinación de las imágenes y el texto cuyo origen situó en la Epopeya de Gilgamesh.

El binomio se conjunta también en los memes, quienes rescatan por tanto, elementos que se fueron perdiendo entrando los años 80 y los principios de los 90 del pasado siglo. “Esa práctica epistolar, el volver a escribir, el volver a pensar, el volver a diseñar”.

Estas tradiciones han tenido en recientes caricaturistas, su seguimiento. Mencionó a Gabriel Vargas o Abel Quezada, entre otros exponentes que reflejan “la gran creatividad del pueblo mexicano, nuestra gran capacidad de cuestionar nuestra realidad para transformarla, al volvernos partícipes, al volvernos una voz sólida cuestionando, burlando las ataduras de las ideologías políticas que privan en la actualidad. Pero también yo veo una comodidad y una reproducción del cinismo”, sentenció.

Los memes, que pueden ser satíricos, irónicos, burlescos, groseros, inteligentes, creativos, ruines, bajos o excelsos, enumeró el académico, son también producto de una construcción social “que nos obliga a definir nuestras creencias, valores, virtudes, defectos, juicios y prejuicios”, esquemas cognitivos que ponemos en juego, abundó.

Estos recursos virtuales encuentran su fortaleza justo en el medio por el que se difunden: la Internet.

La red ofrece un reducto, una fractura del sistema donde nos podemos reunir, platicar, charlar, y “volvernos un poquito más creativos”, expuso.

 

Conectividad: vigilancia, censura y ¿democracia?

Hay que considerar, dijo, que aunque en México la conectividad es todavía limitada, “muchos sectores sociales ya tienen acceso a computadoras, teléfonos celulares e Internet libre. La gente cuenta además con aplicaciones en sus dispositivos “para subir” como se dice coloquialmente, el meme.

No obstante, este panóptico que “decíamos nos iba a hacer libres, democráticos, autónomos,- entre comillas-, está más vigilado que el penal del Altiplano”. Organizaciones como WikiLeaks y otras instancias, ya han advertido de la hipervigilancia y la censura en este medio, esta última más sutil que sus versiones anteriores, agregó.

Los productos virtuales rescatan el ser contestatario, el ser animoso y son una forma de accionarse para el cambio a través de la creatividad.

De su experiencia en la docencia rescató respecto a la enseñanza de métodos de investigación, la necesidad de conminar a los jóvenes al cuestionamiento de las cosas.

“Preguntarnos acerca de la realidad es una bonita costumbre que se nos va quitando desde que somos niños: usted no pregunte, usted calle, usted no cuestione. Y de repente pedimos a los muchachos que construyan preguntas”.

Los memes entonces, tienen además elementos de sinceridad y honestidad que habría que ensalzar, dijo, para agregar que sí “hay una forma de ser cooperativo, de ser solidario (…) de hacer trabajo en equipo y de ser democrático a la misma vez”. No obstante advirtió, existe la otra parte que nos vigila y que carece de sentido del humor.

 

La celebración del individualismo

A esta lectura positiva de los memes Juan Martell opuso el que este desahogo humorístico ya raya “en el cinismo”, en tanto que también refleja el pensamiento dominante en la actualidad.

En su libro Modernidad líquida, el sociólogo polaco Zygmunt Bauman citó: “critica a estos best sellers de ráscate con tus propias uñas, sé feliz y sigue tus objetivos en la vida, si quieres ser feliz despreocúpate por los problemas de los demás…”.

Así, agregó, “hay que burlarnos de la Casa Blanca, de la fuga de esta persona, hay que burlarnos de la casa de Videgaray, de la eterna crisis universitaria…pero en el fondo es doloroso. Como proceso adaptativo el sentido del humor juega ese papel… de adaptarnos a este cinismo rampante, a este individualismo total donde el sistema nos invita a ser felices preocupándonos por nosotros mismos…”.

En este sentido, y ante el cuestionamiento de si el humor puede constituirse en un catalizador subversivo que utiliza la red como reducto democrático de intercambio para desnuda al poder, ironizarlo o ridiculizarlo, propuesto por Navarrete, Juan Martell opinó que esta lectura es sólo una vertiente, pues “burlarnos de la condición humana, en este caso de la corrupción, a veces resulta riesgoso” en tanto que también por este medio la estamos “glorificando”.

Es justo esta glorificación la que atiende a lo que denomina “proceso adaptativo” para el que sirve el humor.

Trajo a colación también del contexto mediático, la música popular mexicana actual, en la que se expresa como “una moda ser gacho”.

“En la actualidad ser malo es lo que reditúa, burlarse del dolor ajeno, glorificar la violencia y ciertos estilos de vida…ciertas actividades profesionales…por así decirlo”.

 

La risa salva y nos adapta al entorno psicosocial

La risa, reiteró, “nos salva y nos salva de muchas cosas en tanto que es expresión de nuestra condición humana”.

Junto con los simios, dijo, el ser humano posee como recurso al sentido del humor. Nos caracteriza también como a ellos la vida en comunidad que nos obliga a definir “nuestras creencias, valores, virtudes, defectos, juicios, prejuicios. Todo eso como esquemas cognitivos que después ponemos en juego”.

A diferencia del sentido del humor norteamericano, que dijo le agrada porque “ellos lo tienen que inventar”, los mexicanos “lo vivimos si nos asomamos aquí a la ventana”.

Esto implica para estos extranjeros un mayor esfuerzo creativo aunque es también una sociedad “en alto grado descompuesta, racista, clasista” y desigual, donde este último fenómeno ha crecido mucho más que en otros países de Latinoamérica, expuso.

“Igual podemos reírnos de eso…podemos reírnos de la gran desigualdad que priva tanto en aquel país como en el nuestro… ¿Pero después qué vamos a hacer?”.

¿Qué viene después de la risa? Recuperó la pregunta Carlos Navarrete, “sonarse la nariz y borrar el meme” o canalizar la indignación para generar otro tipo de acciones, propuso.

Contra esta última opción, que refirió otra vez como una lectura positiva del efecto de estos mensajes virtuales, Juan Martell opuso ahora, no los criterios del medio de difusión de los memes ni su mensaje, sino al receptor.

Los habitantes del país no tienen el hábito de la lectura, dijo, como lo exhiben las evaluaciones Pisa que refieren la posición de los países respecto a su educación.

La risa dijo “es un momento de disfrute extremo, pero también nos puede invitar a la reflexión ¿Pero dónde y en qué contexto?”.

Situado México en los últimos lugares de comprensión lectora y matemática y asimismo en solución de problemas, habría que preguntarse qué características tiene el emisor de los memes, el mensaje y el receptor de los mismos.

Para el caso de este último también habría que centrar la atención en su nivel de escolaridad, intereses personales y políticos, formación y acción religiosa, entre otros elementos que dijo, “nos hacen desesperanzarnos de qué tan positivo o qué tan fuerte va a ser el llamado a la acción”.

Para cerrar la lectura sobre los memes en Acentos, Navarrete preguntó qué es lo que dice de la sociedad mexicana “esta burla no sólo de nosotros mismos sino particularmente del poder que hoy en día nos representa. Nos estamos riendo de ellos, ¿Los estamos desnudando, estamos perdiendo ese miedo a estos poderes, los estamos desacralizando?, ¿qué está diciendo de nosotros esta pequeña válvula de escape?”.

Además de la ancestral creatividad del pueblo mexicano y su capacidad de cuestionar la realidad, también se exhibe en esta válvula de escape la comodidad y la reproducción del cinismo, dijo Martell.

El debate público aunque se logra en ciertos aspectos mediante estos recursos mediáticos, refleja asimismo la adaptación al entorno psicosocial, a esa corrupción: “es el descaro total, es el cinismo. Quizá el poder esté pensando que puede soportar burlas… pero no les pesan. Quédate con tu chascarrillo, quédate con tu meme, quédate con tu caricatura y yo me quedo con el poder”.

Opuso sin embargo, otras características de los mexicanos que los memes pueden revalorizar a fin de derrumbar los estereotipos negativos que hemos reproducido sobre nosotros mismos, dijo.

“Somos gente creativa, esforzada, inteligente, trabajadora, solidaria”. En cita a José Huízar, concejal en la ciudad de Los Ángeles, agregó respecto a los zacatecanos, “somos tan trabajadores que cuando no encontramos trabajo en nuestro rancho nos tenemos que salir de él para encontrarlo”.

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