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martes, 23 abril, 2024
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Fotoperiodismo: informar de lo que pasa o que no pase nada, coinciden en Acentos

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Por: ALMA RÍOS •

■ Se trata de un oficio que da vida al preservar lo que captura, señalan fotorreporteros

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■ La Fototeca Zacatecas no propone un acercamiento con los fotógrafos locales, comentan

Buscar día a día la fotografía que muestre un momento de la realidad; informar sobre lo que está pasando o aun el que no pase nada. Darle luz a lo que estaba oculto y así visibilizar a los que no tienen rostro o exhibir en su vulnerabilidad a quienes detentan el poder, son algunos de los aspectos mediante los cuales cuatro de sus artífices: Marco Córdova, Ernesto Moreno y Andrés Sánchez, definieron al fotoperiodismo.

Entre una cámara y un movimiento social se encuentra quien dispara para mostrar lo que está pasando y así registrar un fragmento de la realidad, propuso Marco Córdova, actual fotoperiodista para los portales de noticias Zacatecas Online y Periómetro.com.

Para Andrés Sánchez, el centro del oficio se encuentra en la capacidad de informar mediante imágenes “lo que tienes frente a tus ojos” pero con cualidades estéticas.

Ernesto Moreno, fotoperiodista de La Jornada Zacatecas, al igual que Sánchez, añadió para perfilar la profesión, se hace incluso cuando no pasa nada, pues también puede capturarse “el silencio de las cosas”. El ejercicio implica siempre la búsqueda día a día de “un algo” que amerite su publicación.

Córdova, Sánchez y Moreno fueron invitados por el conductor de Acentos, Carlos Navarrete, para hablar sobre un oficio que, utilizando un arma que dispara, no sólo no mata sino que “da vida”, al preservar lo que captura.

Esa arma para Ernesto Moreno puede dar rostro a quienes han permanecido ocultos, “los de abajo”, la gente que él llama “real”, pero también puede mostrar a “los de arriba” y sus “desfiguros”.

De esta manera, añadió Andrés Sánchez, se guarda la historia no siempre de los grandes acontecimientos sino de “la cosa más mínima”, a fin de que exista para la memoria.

Salir de casa para encontrar una historia que contar a través del lente es también corroborar con la imagen lo que se apareja a la palabra escrita, agregó Marco Córdova.

 

El oficio en Zacatecas

Respecto al fotoperiodismo y los fotoperiodistas en Zacatecas, se dijo, los hay en tanto que existen los movimientos sociales. Y los habrá “donde exista una cámara” igual en las ciudades que en las zonas rurales, “es global (…) donde llegue el alcance de la imagen, la imagen está en todos lados”, expresó Córdova.

Andrés y Ernesto coincidieron, existen fotoperiodistas muy buenos y con propuesta, muchos de ellos jóvenes y mujeres. Algunos otros están desperdiciados en oficinas de gobierno, instalados en una zona de confort, observó este último.

Los jóvenes fotorreporteros, agregó Sánchez, han crecido en un contexto donde “no están trabajando bajo 36 disparos”. La fotografía digital les ofrece ventajas, posibilidades enormes que les permiten explorar mucho más.

No obstante, observaron, hace falta menos dispersión entre los que integran el gremio, mayor camaradería y aun generar un espíritu de competencia “por ver quien publica la foto más chida”, propuso Ernesto Moreno. Y compartir lo que se sabe hacia los que tienen menos experiencia, agregó.

Se requiere también, dijo Sánchez, dejar a un lado la autorreferencia. “No es tan sano ver sólo nuestros propios medios”. Expuso la necesidad recrearse o retroalimentarse sobre lo que pasa en el mundo, pues la visión que se puede tener “a veces es limitada”.

El comentario dio pie para que Navarrete preguntara por los elementos necesarios para formarse como fotoperiodista, no sólo para tomar una fotografía estéticamente bien lograda sino que “cuente algo”.

 

Respetar el oficio y “cuajarse” en él

La especialización en el mundo de la fotografía es importante, dijo Sánchez, pero lo es también tener respeto por la profesión, e implica, dijo, sentir respeto hacia quien se fotografía.

Terció Moreno para decirlo con palabras de Susan Sontag: “el dolor de los demás tiene un límite” que no debe cruzarse, pues se cae en el peligro de convertirse en un mercenario.

Los conflictos que se dan en todo el mundo, añadió, pueden implicar para un fotoperiodista incluso, el sueño de trabajar en medio de esas circunstancias, pero uno profesional puede obtener buenos materiales hasta de los fenómenos climáticos.

“Un fotoperiodista tiene que combinar no sólo la cámara y su técnica, sino todas las voces y todos los ámbitos”.

De Pedro Valtierra, referente del periodismo y tío de Ernesto Moreno, recuperó el consejo: “ponte a leer los periódicos”. Hoy esa recomendación encuentra un campo más abierto en la Internet, donde se pueden consultar “mil”, dijo.

Para Marco Córdova un periodista nunca termina de formarse, “de cuajar”, porque diariamente se aprende algo. Añadió en cita a Sebastiao Salgado, la importancia de estudiar carreras humanísticas que den luces para entender los movimientos sociales.

“Algo que te diga ahí está el otro” y cómo puede haber ese acercamiento con él de manera que no pose para la cámara sino que el fotógrafo encuentre la esencia de “quién es esa persona”. Así refirió la existencia de un lenguaje no verbal que implica “no robar el alma” de quien se retrata.

No existe duda observó Navarrete, que además, un fotoperiodista se hace en la calle, donde desarrolla “ese tacto para acercarse a la gente”.

Recordó otra vez a Salgado quien propone en el documental La sal de la Tierra, que el fotógrafo nada más hace la mitad del trabajo, pues es el sujeto quien se deja retratar.

Debe lograrse una complicidad entre quien está enfrente de la lente y quien está detrás, dijo Andrés Sánchez. Esa comunión puede lograrse a veces si antes se conversa con la persona para conocer “un poquito de su historia (…) y te regale parte de sí”.

“¿Cómo logras eso? Es complicado tratar de explicarlo, pero sí es tratar de ponerte en esos zapatos (…) tratar de sentir lo que es él también, ponerme en ese mismo lugar, en esa situación. Y ahí es donde obtienes el resultado”.

Se trata mucho, agregó Ernesto Moreno, de pasar desapercibido, no vulnerar nada, “casi caminar sin tocar el suelo”. Él no obstante anuncia lo que es y lo que hace portando siempre la cámara colgada. “Así me estoy presentando para no de repente aparecerme”. A veces también simplemente hay que hacer las fotos, “y te vas a encontrar con gentes que pueden ser violentas”, pero eso es parte del riesgo del oficio.

Lo que debe entenderse, agregó Marco Córdova, es que “ellos son seres humanos igual que nosotros”. Acudir a la empatía. Se trata de encontrar una codificación a veces a través de las palabras, y ubicar el momento emocional de la gente para que no se sienta intimidada.

También de La sal de la Tierra, refirió Carlos Navarrete el símil que hace Salgado de esta expresión con el hombre.

El fotógrafo brasileño empezó retratándolo en el ejercicio de distintos oficios, pero llegó un momento en que se hartó “porque dice, no podemos cambiar. Este mundo está condenado a morir porque el cáncer principal, la enfermedad principal de este mundo es el hombre mismo”. Así un fotoperiodista puede llegar al hartazgo.

Dijo Marco Córdova, también él lo ha sentido. “Cuando estoy detrás de la cámara se puede ver la miseria del hombre a través del poder”, para conseguirlo “se pisa a las demás personas”.

“Yo ya no hago nada mejor, porque yo no soy cómplice de este vandalismo (…) estás tratando de dar voz pero al final la minera tiene el poder económico que te tumba las fotos. Al final sigue trabajando, explotando a la gente, agarrando el agua”, -se ha dicho-.

Para Andrés Sánchez, a pesar de atestiguar momentos en que cree que lo que hace es inútil, nunca ha pensado en “soltar la cámara (…) creo que ya no puedo”.

Ernesto Moreno se ha sentido convocado a salir a la calle sin cámara “para tratar de ver diferente”, a fin también, de no repetirse como fotógrafo. Le cansa asimismo, el que sus fotos no sean publicadas, “de decir, mejor voy a hacer otro tipo de foto, ¿no?”.

 

Deficiencias en la función de la Fototeca

El trabajo que se hace en la Fototeca Zacatecas también fue comentado en esta emisión. El espacio que alude a “un hombre importante del fotoperiodismo a nivel nacional e internacional, Pedro Valtierra”, dijo Navarrete, adolece justo, coincidieron los invitados, de realizar un trabajo más vinculado con el oficio y las funciones que de él se derivan, así como conectarse más al trabajo que los fotorreporteros hacen localmente.

En este momento, la Fototeca Zacatecas no ofrece un soporte archivístico para los profesionales de la lente acerca no sólo del acontecer nacional, como el caso Ayotzinapa, sino del registro de lo que ocurre en los municipios, “la fiesta del barrio de los artesanos en Villa García”, ejemplificó Marco Córdova.

“Entonces queda en entredicho cuál es el funcionamiento de la Fototeca y el apoyo que le puede dar o le puede otorgar a los fotoperiodistas de Zacatecas”, dijo.

Agregó, el espacio no propone un acercamiento con los fotoperiodistas zacatecanos para brindarles cursos de edición o fotoensayo, o acceso a bibliografías sobre temas alusivos a la profesión.

El enfoque actual de la Fototeca Zacatecas refiere el rescate de procedimientos de fotográficos antiguos “que es muy bueno” pero también es necesario no quedarse en el pasado “sino vámonos al siglo 21”. A los jóvenes asiduos a las tecnologías actuales ¿quién los orienta?, dijo.

Ernesto Moreno expuso la existencia de vacíos en el quehacer de la institución, desde donde no se documenta la vida cotidiana del estado, “y es una labor que yo considero que deberían de hacer”.

Tampoco existe un acercamiento con los fotorreporteros para incorporar las coberturas que hacen sobre, por ejemplo, las modificaciones que se hacen al patrimonio cultural material de la ciudad o los movimientos sociales actuales, asuntos que constituirán la memoria histórica, agregó Andrés Sánchez.

De las exposiciones también dijo, ha habido unas que valen la pena pero también “mucha basura”. No obstante la oportunidad para que expongan los zacatecanos “está muy coartada”, incluso a los fotorreporteros locales se les trata despectivamente, denunció.

Se expuso, la institución ha burocratizado el oficio, uno que debiera ser abierto y socializado. “Parece una élite, se manejan así, como otra esfera”, dijo Moreno, quien se sumó a los otros fotoperiodistas para cerrar su intervención con una invitación a sus pares, a fin de conformar un colectivo desde el que puedan compartir lo que se hace y proponer exposiciones.

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