A pesar de la férrea oposición de la clase política a las candidaturas independientes, éstas han avanzado de manera acelerada. Recordemos que el antecedente práctico de su impulso fue Zacatecas, cuando los partidos políticos junto a la entonces consejera presidente del IEEZ, pusieron requisitos humanamente incumplibles para lograr el registro y la validación de este tipo de candidaturas. Tuvo que ocurrir que una organización de ciudadanos zacatecanos denominado “Derechos políticos ya” interpusiera sendas inconformidades en el Tribunal Federal Electoral, que fueron escuchadas por dicha instancia y con ello, se vinieron abajo las pretensiones de los políticos que deseaban que esa reforma no se concretara. Los requisitos siguen teniendo una enorme dificultad para cumplirse, sin embargo, el esfuerzo de ciertos ciudadanos han logrado hacerlo, y lo mejor, han triunfado en los comicios. Se ha criticado a los candidatos independientes que tienen antecedentes partidarios; sin embargo, debe caerse en la cuenta que una de las virtudes de esta forma de competir por el poder es impactar positivamente en la vida democrática interna de los partidos, porque abre la posibilidad de contender fuera del partido en caso de imposiciones internas. Así que este tipo de candidaturas se convierten en un acicate a la democratización interna de los propios partidos.
Pues bien, el triunfo de independientes en municipios clave del país y en Nuevo León, es un bautizo confirmatorio de la figura que ha llegado para quedarse y, lo mejor, para evolucionar. Con estas experiencias, seguramente, crecerá el entusiasmo en participar por esa vía; y también, la experiencia correrá de tal manera que será posible discernir la forma de mejorar su diseño y efectividad. Es una figura joven y requiere aplicarse en diversos escenarios para perfeccionarse. Además, debe verse junto a otras medidas que incrementan la calidad de la democracia, como es la revocación del mandato, la iniciativa popular, el referéndum y el plebiscito. Formas democráticas que hacen posible que la población elabore iniciativas de ley, apruebe leyes o actos de gobierno, sin que medie partido político alguno. Así las cosas, afirmamos que los partidos son necesarios para el ejercicio de la democracia, pero no por ello tienen que ser las únicas instancias para conducir la participación ciudadana. Debemos contar con múltiples opciones para ello. Para 2016 se abre una puerta grande a las candidaturas independientes, en los 58 municipios, el Congreso local y la propia gubernatura, muy probablemente crecerá el número de personas, organizaciones y, aun, militantes de partidos, que optarán por la vía independiente que los libera de las decisiones de cúpulas partidarias para contender. Esto no significa que ser independiente sea una garantía de convertirse en buena opción, sencillamente abre y multiplica las posibilidades de la participación política, y un régimen político abierto es mejor que uno cerrado.
