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viernes, 29 marzo, 2024
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Rebate al debate

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Por: CITLALY AGUILAR SÁNCHEZ •

■ Inercia

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Si Aristóteles viviera, qué chinga nos pusiera como sociedad al ver los argumentos con que debatimos ¡Toda su poética tirada a la basura de la forma más fútil! Y en épocas de elecciones es cada vez peor…

Al ver el debate que el Comité de Organización Estudiantil de la Universidad Autónoma de Zacatecas organizó con los candidatos a diputados federales por el Distrito 2, de los cuales solamente asistió la mitad, podemos darnos cuenta de la deficiencia que cada uno de ellos tiene a nivel discursivo… ¡Y a nivel político ni qué decir!

Resulta una paradoja que, en medio de un ambiente universitario, se revela tanta ineptitud y se expone la ignorancia en materia de educación a niveles realmente preocupantes…

 

De la UAZ para la UAZ

Tenemos una de las instituciones educativas con mayores problemas financieros del país; en ella  hay una “fuga de cerebros” considerablemente alta, pues al no encontrar apoyos económicos e incluso laborales entre sus filas, muchos son los que huyen del Estado en busca de mejores opciones; y lamentablemente en otras regiones del país la situación no es mejor por lo que, la vida estudiantil se intenta prolongar lo más posible o bien, se guardan todos esos títulos profesionales en algún baúl y se buscan oportunidades de cualquier índole.

Por otro lado, cada vez son más los estudiantes que, interesados por la situación política, económica y educativa de nuestro estado, se unen y organizan eventos en los que pueden hablar de frente con aquellos que, desafortunadamente, tendrán la ventaja de decidir por toda la población “lo que es mejor para Zacatecas”.

Es significativo que, en el debate, al tocar el tema de la “fuga de cerebros” no existiera propuesta por parte de ninguno para dar una solución. Entre que responsabilizan al Cozcyt y que consideran unas carreras con mayor importancia para la entidad, no hay una visión real sobre la necesidad educativa y laboral que prevalece.

Y si de recursos para la UAZ se trata… No, bueno… Cada que se habla de un tema de suma importancia y que tiene que ver directamente con la gestión de recursos, candidatos y gobernantes parecen un disco de 1960 rayado. La misma alharaca hueca que ya todos conocemos muy bien: “Hay que destinar mayor recursos para…”

Sería interesante que, en un debate propuesto por la UAZ, sean los catedráticos y los alumnos quienes, haciendo uso del diálogo que un debate debe incluir, hagan las verdaderas propuestas y rebatan las de los candidatos.

 

¡Basta de alharaca!

¿Para qué organizar un debate en el que se va a escuchar un montón de sandeces y lugares comunes, de propaganda y falta de criterio? Resulta de lo más inútil dejar simplemente hablar a aquellos que, en su papel de políticos, dicen lo mismo de siempre. En un debate debe existir diálogo no sólo entre candidatos sino con aquellos que serán los directamente afectados: el pueblo.

Desafortunadamente, en materia de diálogo, México no se distingue por ser uno de los más comprometidos y mucho menos Zacatecas. Hay mucho vituperio por aquí y por allá; como pueblo nos caracterizamos por actuar de forma impulsiva, quejándonos y peleándonos con medio mundo, pero en realidad, ese discurso también es hueco pues no  propone ni soluciona nada.

No hay una cultura del diálogo, no hay una mentalidad de escuchar al otro para rebatirlo. Hay un afán por descalificar, por exponer y evidenciar al otro, pero no por contribuir a mejorar o a corregir ciertas nociones. En este sentido, los debates convocados por la UAZ se suman a aquellos realizados por el Estado. No hay ninguna diferencia salvo que para los candidatos, el de la UAZ, resulta de menor importancia. Llama la atención que, algunos de los candidatos son egresados de la UAZ e incluso catedráticos y ni aun así asumen un compromiso real con la academia.

¿Por qué no los alumnos proponen un debate en el que se hable de los programas de estudio, del nepotismo interno de la Universidad, de la falta de oportunidades laborales, del favoritismo en las escuelas y demás problemas? Pero ante todo ¿Por qué no proponer soluciones reales que como estudiantes pueden percibir?

Y mejor aún, habría que darnos cuenta de que los problemas de la UAZ no sólo conciernen al alumnado y su planta de profesores y trabajadores, sino es un problema de todos los habitantes del Estado, y todos debemos participar activamente en su mejoramiento.

Un Estado sin Universidad es un Estado sin futuro. De la misma manera, una Universidad sin Estado está condenada a la ruina. Es nuestra responsabilidad ayudarla y tenemos el poder como pueblo de hacer de nuestra Máxima Casa de Estudios, el semillero de personas más responsables y con mayor perspectiva que la de nuestra actual sociedad.

Y si usted lector, ya se está preguntando por qué entonces yo no propongo algo en esta columna, responderé diciendo que mi propuesta es la de proponer propuestas, como todos debemos hacerlo y analizar las que ya están sobre la mesa; es lo que éticamente me es posible desde este lado de la hoja. ■

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