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viernes, 19 abril, 2024
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Funcionarios que hablan… y reculan

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Por: FERNANDO SANTACRUZ MORENO •

  • Punto y Aparte

Alguien lo ha dicho, y bien, que lo bien (o mal ) hablado debe sostenerse y en esto de las tomas de oficinas, de marchas y plantones, quienes defienden causas saben de antemano que deben sostenerse en lo que han dicho y defienden. Los dirigentes o personajes que encabezan movimientos, están ahí porque saben que tienen la razón y, saben también que lo que hacen está dentro de los razonamientos que se sustentan en los cauces legales.

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En estos días convulsivos, no tanto porque tal o cual dependencia está en problemas con maestros, trabajadores o productores del campo, lo que dicta la razón es entrar (ambos) en los caminos del diálogo y el entendimiento para que esa paz requerida en los tiempos electorales regrese y en la entidad, todo vuelva a la normalidad.

El ciclo agrícola está a menos de un mes para iniciar y las votaciones para llevar a cabo la elección de diputados federales en todo el país, poco o casi nada de tiempo les falta, este 7 de junio, cuando los comunicadores celebramos el ya desmerecido día de la libertad de expresión, los mexicanos acudirán a las urnas a depositar el sufragio, unos sí, otros, no, tal vez porque ya estén muy dolidos de tantos engaños, otros se irán al bar más cercano para disfrutar de un juego de futbol que no pasará a mayores, Brasil se alzará con la victoria, de eso no hay duda.

Y el ciclo agrícola, para que se desarrolle como se pretende, como debe de ser, necesita de campesinos deseosos de conseguir, desde ya, una cosecha que les deje ganancias, utilidades que las puedan emplear en el pago de esos adeudos que tienen con las cajas agiotistas, tiendas comerciales y la financiera rural, creada en este sexenio para “ayudar” al hombre del campo. Son muchas las hectáreas que deberían de estar ya debidamente preparadas, otras ya sembradas y mucha de la cosecha de los cultivos de riego, ya estaría a punto de salir al mercado. Lastima ver a productores que tienen el Jesús en la boca porque los abogados “cobrones” de las cajas, llegan, presionan y alegan que quieren ese dinero que se les adeuda, poco o nada les importa si con esa nefasta actitud se llevan entre las patas la vida de un cristiano.

Ya han dejado de existir varios, por infartos, eso dicen y ha de ser cierto, si no no lo dijeran. Y las tierras necesitan del calor del hombre, del campesino que sabe cómo y de qué manera se trabaja la tierra, del productor que sabe a la perfección de qué lado masca la iguana. Tratar de envolver con palabrería a quienes causas nobles defienden, no es de caballeros, mucho menos de funcionarios de “primer nivel”; así las cosas, menos posibilidades se observan al final del día, al final del túnel, de resolver lo que con el buen diálogo y entendimiento debieran solucionarse. El campo mexicano está ávido de programas debidamente aplicados, de funcionarios serios, responsables y conocedores de lo que para el caso deben de conocer, dejando de lado las visiones empresariales, porque los hay que aprovechándose del cargo que ostentan, ( otra vez ) poco o nada les importa si aquél amigo que debe no tiene con qué pagar y todavía más, eso de que se vayan a sembrar cebadas, trigos, o avenas, hasta calabazas y el girasol para que ya no siembren frijol, está, (como dijera un buen amigo campesino), de la puritita rechingada porque años llevan sembrando frijol y antes, antes, les iba bien, ahora ya no porque no hay precio; el diésel vale 15 pesos y el kilo de frijol a 4. Se necesitan muchos, muchos kilos de frijol para llenar un tanque de diésel de un tractor. Me viene a la mente lo que aquél secretario de Agricultura regordete no quiso decir cuando se le preguntó el por qué no se agroindustrializan los productos del campo zacatecano, eso del valor agregado viene, se dice y se comenta desde los tiempos de don Carlos Salinas de Gortari.

Y luego aquél delegado de Agricultura en Zacatecas, que en una reunión celebrada en el entonces palacio de gobierno, dijo a voz en cuello que “ya no es negocio sembrar”, válgame Dios, qué cosas escucha uno, la verdad y si le seguimos, la moneda está en el aire, hay que esperar a ver cómo se desarrolla el temporal para poder confirmar que lo que en expectativas existe, una cosecha de tantas o cuántas toneladas que tendrán un valor de tantos y tantos miles de millones de pesos y los campesinos, endeudados. Algo tiene que pasar, “ya es el tiempo de salir de este atolladero en el que nos han metido con políticas equivocadas, o buenas, pero mal aplicadas pues, dijo el amigo aquél de Sombrerete.

Si después del día de la votación todo siguiera igual, fíjense bien por quién emitieron el voto y en su momento, lleven el reclamo a donde tengan que llevarlo, porque los que ya van de salida, poco caso le hicieron a los problemas del campo; reducción de presupuestos, reformas dañinas que llegan, pero que para aplicarlas se requiere la capacitación necesaria. El campesino qué va a saber de factorajes, al campesino le interesa y mucho, producir los alimentos que se necesitan en la mesa de los mexicanos.

El campo y los campesinos no se merecen eso, la verdad.

Hasta aquí mi comentario. Nos veremos en la próxima entrega… ■

 

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