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martes, 23 abril, 2024
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El comienzo de las elecciones en la UAZ

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Por: ALBERTO VÉLEZ RODRÍGUEZ • ROLANDO ALVARADO •

En 2016 habrá relevo de rector en la UAZ y la hipótesis que manejan los universitarios atentos a los procesos electorales es que el acomodo de fuerzas está en marcha. Las fuerzas, de acuerdo a la Ley Orgánica, se miden por el número de votos a favor en las urnas. Votos que se dividen por sectores –académicos, estudiantes y trabajadores- teniendo cada sector diferente peso en la designación de autoridades universitarias -45% académicos, 45% estudiantes y 10% trabajadores-. Que las fuerzas se acomoden significa que los representantes de los  diferentes grupos universitarios mantienen charlas sobre los varios aspectos que podrían llevarlos a formar una alianza. El criterio que define, en última instancia, las alianzas, parece ser el número de académicos que un grupo pueda movilizar el día de las elecciones, lo que resulta significativo si tomamos en cuenta dos consecuencias del uso de tal criterio. La primera consecuencia es que cualquier grupo que pretenda ser competitivo debe diseñar estrategias que le permitan construir y mantener influencia sobre un cierto número de académicos. Ingenuamente se puede creer que esas estrategias consisten en la predica ideológica, porque la mayor parte de las veces esas estrategias consisten en la manipulación de los recursos universitarios para entregarlos condicionadamente a los académicos. Esto determina la necesidad que tienen los grupos de mantenerse en espacios de administración de recursos, la precariedad laboral de los académicos y el crecimiento y mantenimiento de la corrupción. La segunda consecuencia es el embrutecimiento general de la vida universitaria porque el criterio de la cantidad deja de lado los aspectos propiamente intelectuales que deben estar presentes en todos los ámbitos del quehacer universitario. No importan los planes y proyectos bien diseñados, no importan las ideas, la capacidad intelectual o el valor moral  de los universitarios- aspectos que lamentablemente parecen ser monopolio de minorías ilustradas- sino la demagogia, el cinismo, el tráfico de influencias y la charlatanería. Después de todo el criterio del número, adecuadamente optimizado con las estrategias del clientelismo, vuelve irrelevantes otras posibilidades.

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Podemos ver el imperio del criterio de la cantidad en un caso reciente que se inscribe desde ya en la lógica de la obtención de votos, con menosprecio de derechos y valores universitarios.

Después del proceso de huelga instaurado por el Spauaz contra la UAZ a partir del 18 de febrero de 2016, con conclusión el 18 de marzo del mismo año, uno de los logros que quedó son 2800hrs para repartir entre los académicos del Spauaz de acuerdo a criterios que se enunciarían desde la Comisión Mixta de Admisión, Adscripción y Promoción UAZ-Spauaz. Había una fecha límite para la aparición de las convocatorias que el Comité Ejecutivo consideró prudente no tomar en cuenta porque no estaban concluidos los diagnósticos de materia laboral vacante definitiva en los diferentes espacios universitarios, asimismo, no estaban claros los criterios de repartición. Finalmente el pasado jueves 21 de mayo, más de dos meses después de la conclusión del movimiento de huelga, apareció la propuesta para el reparto de las 2800hrs. Según el Comité Ejecutivo esa propuesta toma en cuenta todos los puntos de vista. Sin embargo lo único que dice es que el reparto se hará de “manera proporcional”, lo que se resume en la siguiente formula: Cx = (Dx/D) 2800, donde Cx es la variable que representa las horas que corresponden al centro x, Dx es la necesidad total en horas del centro x y D es el total de horas que se desprenden de los diagnósticos. He aquí el primer elemento violatorio del contrato: las horas que se deben contabilizar son todas las que, de acuerdo a derechos, son basificables, no aquellas que se desprendan de un diagnóstico que no aparece como necesario en ninguna parte del contrato. Con esto el Spauaz mismo cercena, y declara alegremente que lo hace, derechos de los académicos. Pero lo que interesa resaltar es el factor de proporcionalidad que postulan para repartir las horas: el número de horas del diagnóstico del espacio x dividido por el número total de horas del diagnóstico general, que es simplemente la suma de los diagnósticos parciales. No hay ningún otro criterio que el numérico, lo que se estimula es la contratación indiscriminada y los meritos académicos se reducen a nada. Por lo tanto la propuesta del Comité Ejecutivo no sintetiza las discusiones de la Coordinadora de Delegados, acaso las suplanta. Un reparto “complejo” como se propuso en alguna ocasión en la Coordinadora de Delegados, implica la consideración de más variables de corte académico, pero al parecer la imaginación de nuestros dirigentes está limitada por las necesidades de comenzar a acumular votos para la contienda del año entrante por la rectoría, por lo que no importa dejar en el camino el contrato violado y los derechos conculcados. Es en situaciones como la del reparto de horas donde se pueden observar en acción los principios de los diferentes grupos universitarios, y por lo que se ve, el grupo que dirige el Spauaz cree en aquellos que la endeudaron a la Universidad y robaron a los universitarios. ■

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