En algunas unidades académicas de la UAZ, la disminución de su calidad académica está asociada a las prácticas de clientelismo por parte de sus dirigencias político-administrativas. Este fenómeno ocurre sobre todo en las escuelas numerosas: Derecho, Psicología, y preparatoria. El mecanismo clientelar que afecta la calidad es la forma de elección de los profesores y los tratos implícitos que se establecen entre docente y autoridad. Sobre el primer rasgo, el profesor es designado para impartir clase no por sus méritos y capacidades académicas, sino por la relación de lealtad que guarda con los caciques políticos en turno. No es gratuito que de las 42 mil horas-clase sueltas de la UAZ, la preparatoria tenga 30 mil, y Psicología y Derecho compartan también altos porcentajes. Horas-clase que se convierten en el mecanismo administrativo con el que se opera el clientelismo. Esos profesores designados por su relación política, no deben cuidar la calidad de sus cursos, sino que deben cuidar sus muestras de lealtad. Se caracterizan (la mayoría) por ser profesores ausentes, de bajo desempeño y poco comprometidos con el aprendizaje de sus estudiantes. También es signo de este fenómeno el gigantismo de esas escuelas: el tamaño de las mismas muy por encima de las necesidades de matrícula que puede absorber el mercado de trabajo. ¿Cuántos egresados de Derecho ejercen su profesión, y cuántos trabajan en otra cosa? Si sólo 3 de cada 10 permanecen en su perfil, significa que hay un aumento de su tamaño por fuera de las justificaciones legítimas: lo único que lo explica es la necesidad de hacer crecer sus clientelas. Y lo que a su vez, se convierte en obstáculo para diversificar la oferta educativa, que tanta falta hace a la institución y a su contexto. Sobre los tratos implícitos que se establecen entre profesor y autoridad que afectan la calidad académica, podemos enumerar dos: la complicidad y la protección. En la relación clientelar el patrón ofrece protección a cambio de cierta fidelidad que se constituye en la fuente del poder político de aquel. Y este trato es veneno puro para el desarrollo académico.
No afirmamos que todo el problema de la calidad se reduce a las relaciones patrón-cliente en la contratación de personal académico, porque es un problema muy complejo; sin embargo, sí es uno de los factores que lo gravitan. Ahora mismo está el riesgo de que se use el periodo de basificación que está en curso en forma política, si no se garantizan los mecanismos de transparencia suficientes que eliminen el peligro clientelar en el mismo. Recordemos que ya arrancó el proceso electoral para elección del Rector, y el reparto de bases es muy atractivo para quien controla dichos procesos. ¿Quiénes controlan las escuelas grandes y ejercen los mayores tratos clientelares en la UAZ? Pues los líderes de grupos: la preparatoria es controlada por el grupo de Femat; Derecho por Cuauhtémoc, y Psicología (que era del grupo de Domínguez) brincó a la canasta del secretario general. Por ello, si estas fuerzas no miden las malas consecuencias de sus prácticas, se hundirán junto a sus escuelas. Veremos qué ocurre con las Unidades Académicas de Psicología y Derecho en los procesos de acreditación: conoceremos de cuánto maquillaje son capaces.
