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viernes, 29 marzo, 2024
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El laberinto de los horrores de las madres mexicanas

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Por: RAYMUNDO CÁRDENAS HERNÁNDEZ •

La inmensa mayoría de las madres mexicanas sufren un conjunto de problemas, a cual más de graves, que transforman su vida en un camino de sufrimientos del que parece imposible salir. Veamos: En primer lugar imaginemos el sufrimiento de las madres de los más de 200,000 mil fallecidos y desaparecidos en la guerra contra el crimen organizado iniciada por Felipe Calderón y continuada por EPN. Las masacres de Tlatlaya, Apatzingán e Iguala, así como los estudiantes desaparecidos de la normal rural de Ayotzinapa no son más que los casos más notorios de una tragedia nacional que ya provocó las movilizaciones masivas de finales del año pasado, en las que participaron decenas de miles de madres desesperadas por no conocer el paradero de sus hijos desaparecidos.

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Ahora pongamos atención a los problemas de la madre de familia en su función de coordinadora de alimentación de una familia. De acuerdo con el Fondo de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), la seguridad alimentaria: “existe cuando todas las personas tienen, en todo momento, acceso físico, social y económico a alimentos suficientes, inocuos y nutritivos que satisfacen sus necesidades energéticas diarias y preferencias alimentarias para llevar una vida activa y sana.”

De acuerdo con el CONEVAL, el poder adquisitivo del ingreso laboral ha caído en 25% entre los años 2005 y 2014; asimismo, de acuerdo con los datos del INEGI, mientras que la inflación acumulada entre 2005 y 2013 fue de 39%, en el capítulo de los alimentos fue de 63.8%. Según los datos de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2012 (ENSANUT, 2012), alrededor del 11% de la población vive en condiciones de inseguridad alimentaria severa. De acuerdo con esa encuesta, en México únicamente el 19.2% de la población rural y el 33% de la población urbana en México viven en condiciones de seguridad alimentaria; esto es, sólo uno de cada cinco y uno de cada tres en el ámbito rural y urbano, respectivamente.

La mayoría de las madres de familia en México viven encadenadas en la pobreza, sin acceso a la justicia social. Durante las últimas dos décadas, cada año se sumaron 760 mil personas en promedio a las filas de la pobreza en el país, siendo los ámbitos urbanos donde en mayor medida se concentran quienes han caído en esa situación, pues se pasó de 23.14 millones de personas en pobreza patrimonial en 1992, a 33.32 millones en el año 2012. Si estos datos se piensan en términos de hogares,  el CONEVAL estima que en 1992 había 8.24 millones de hogares en los que se vivía en pobreza patrimonial, mientras que en el 2012 la cifra creció a 14.17 millones de hogares, poco más del 50% del total que había en ese momento en el país.

En lo relativo al acceso a la seguridad social, dimensión que se mide a partir del 2008, la disminución es del 65% en ese año, a 61.2% en el 2012. Asimismo, en el ámbito de la vulnerabilidad por carencia al acceso a la alimentación, la vulnerabilidad no sólo no se redujo sino que se incrementó, pasando de 21.7% de la población en 2008, a 23.3% en el 2012.

 

NIÑEZ: VULNERABILIDAD PERMANENTE

Y lamentablemente, son también las madres las que viven de cerca los efectos más graves de la pobreza. De acuerdo con el CONEVAL, las niñas, niños y adolescentes constituyen el grupo de población –visto por edad- que mayores rezagos y carencias enfrenta: mientras que el 41.3% de la población mayor de 18 años se encuentra en condición de pobreza, entre las niñas y niños el porcentaje es de 53.8%; peor aún, entre los mayores de 18 años el porcentaje de quienes viven en pobreza extrema es de 8.7% cuando entre las niñas y niños el indicador asciende a 12.1%

Asimismo, de cada 100 personas mayores de 18 años, 21 tienen acceso a lo que el CONEVAL considera como niveles adecuados de bienestar; en contraste, entre las niñas y niños sólo 16 de cada 100 acceden a esa condición.

Adicionalmente, el 59% de quienes tienen más de 18 años carecen de seguridad social; sin embargo, entre las niñas y niños el porcentaje asciende a 65%; y mientras el 21% de quienes son mayores de 18 años enfrentan condiciones de vulnerabilidad por carencia de acceso a la alimentación, entre las niñas y los niños el porcentaje es de 28.5%.

Los mexicanos progresistas debemos tener claro que la felicidad de millones de madres de familia mexicanas pasa por lograr un cambio profundo en las políticas económica y social de nuestro país, para superar treinta años de neoliberalismo generador de estancamiento económico, pobreza y desigualdad,  para avanzar por el camino que han abierto países como China y Brasil, que han logrado sacar a cientos de millones de personas de la pobreza, y llevar la verdadera felicidad a millones de madres.

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