En los últimos 30 años la realidad económica de Zacatecas se ha modificado sensiblemente. En cuanto al perfil laboral, pasamos de tener la carga central en el sector agropecuario (80 por ciento en 1970) al sector terciario (comercio y servicios absorben la mitad de la mano de obra). La disminución en la fuerza de trabajo del sector primario no fue por la dinamización de la industria en la entidad, sino por el abandono del campo. La tasa de migración del campo en esos mismos años es una gráfica que rompe todos los records. La economía campesina ha sido devastada. En cambio, ha crecido la concentración de la población en tres municipios: Fresnillo, Zacatecas y Guadalupe; y las actividades de ese centro económico son básicamente el comercio y los servicios; y el grueso del empleo terciario es informal y precario. Por tanto, observamos que tenemos como resultado de las políticas de los últimos cinco sexenios una verdadera calamidad: un territorio asimétrico y una economía que no crea nueva riqueza. Tal vez hubiera sido mejor que los gobiernos no hubieran hecho nada, tal vez así la situación no estuviera tan deteriorada: sus intervenciones han sido depredadoras.
Ahora el reto es mayor, la población en edad de trabajar (de 15 a 64 años) ha crecido mucho: del 45 por ciento en los 70, a 62 por ciento ahora mismo. Lo cual significa que la oferta del mercado laboral se extendió casi 20 puntos y no hay estructuras económicas que los absorban. Si sumamos la detención de flujo migratorio por efectos de la recesión en los Estado Unidos, la presión de la oferta aumenta. A esta población juvenil, se le podía dar la salida de la escolaridad para bajar la presión sobre el mercado de trabajo, al mismo tiempo que se capacita al capital humano necesario para crear una nueva estructura económica; sin embargo, no ocurre nada de esto, las matrículas de la educación media superior y superior están detenidas. Se sigue apostando a la Inversión Extranjera, mientras se abandona el sector de las Pymes que tienen más de 80 por ciento de la fuerza laboral. NO existe una estrategia económica seria basada en el frío diagnóstico de las estructuras de la economía zacatecana, hay nula coordinación entre empresarios locales, generadores de innovación (IES) y banca de financiamiento del desarrollo, promovida y gestionada por el gobierno local. Una Nulidad que contrasta con las trayectorias económicas de los estados vecinos, como Aguascalientes o San Luis Potosí. Mientras no exista un plan para ampliar el sector secundario, la realidad del empleo poco va a cambiar en Zacatecas, y con ello, no se va a revertir el subempleo con sus 120 mil trabajadores y la informalidad con 240 mil personas. En suma, sin una estrategia que piense en los zacatecanos, se pasará el actual bono demográfico y se habrá perdido una oportunidad. Y en medio de este escenario derrumbado, escuchamos los anuncios publicitarios del gobierno diciendo “Vamos bien”.
