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jueves, 28 marzo, 2024
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Veo en el mundo el auge del cinismo en términos de política: Daniel Goldin

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Por: MARTÍN CATALÁN LERMA •

■ Participa en coloquio Los usos sociales de la lengua hoy, organizado por la Benmac

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“La caída del Muro de Berlín dejó al mundo ante un solo horizonte cuyo valor supremo es hacer dinero. Yo veo en el mundo el auge del cinismo en términos de política; cantidad de bribones que están ahí robando impunemente y hablando de justicia. Se banalizó no solamente la lectura y escritura, también la política y la educación”.

Así lo expresó Daniel Goldin, director de la biblioteca Vasconcelos, durante su visita a Zacatecas para participar en el coloquio Los usos sociales de la lengua hoy, organizado por la Benemérita Escuela Normal Manuel Ávila Camacho.

En ese sentido, el editor, promotor cultural y ensayista cuestionó: “¿De qué diablos sirve haber escolarizado tantas personas cuando muchos de los egresados no tienen la mínima idea de cómo moverse en una biblioteca o muchos de los buenos egresados, que es una paradoja, no tienen trabajo? En ese horizonte hay que encontrar maneras de construir sentido”.

En el marco del Día Mundial del Libro, dijo que es necesario analizar el valor de la lectura entendiéndola como algo que por sí mismo produce valor, es decir, promover la capacidad de leer el mundo, lo que requiere “un viaje ida y vuelta de los libros a la realidad, al entorno, y de la realidad a los libros”.

“Estamos en un mundo donde, contrario a los paradigmas con los que nos educaron, se lee más, se escribe más y tenemos más problemas. Eso que íbamos a leer, escribir y publicar para arreglar la realidad, no es así. Por el contrario, multiplica la realidad, a veces la confunde”, expresó Goldin.

Señaló entonces que no existe una buena lectura o correcta, sino apropiaciones y retención de fragmentos de las obras, cuyas ideas se amoldan en la manera de ser y pensar de los individuos.

Comentó que los libros siempre han tenido la función primordial de retener, conservar y potenciar la memoria, pero ante el gran desarrollo de las tecnologías, ese proceso se ha banalizado.

Por ejemplo, “con los teléfonos celulares las personas toman 100 mil fotos al día, se escribe y se lee más que nunca; antes tomabas una foto y la conservabas, y ahora cambias de teléfono y las pierdes. Entonces la posibilidad de producción de pensamiento está complicada”.

Goldin indicó que éste es un momento complejo que ofrece la posibilidad de la simultaneidad, estar en contacto con muchas cosas, pero también es difícil profundizar en algo o crear espacios comunes como lo hacía el libro.

“Hay lugares comunes deshabitados, pero un puno de encuentro o una base establecida no existe. La función del libro, entonces, es ordenar la conversación pública e intentar proponer temas de profundidad”.

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