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miércoles, 24 abril, 2024
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Los mirreyes de la filio-cracia: nueva patología del sistema político

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Por: RAYMUNDO CÁRDENAS VARGAS •

¿Qué tiene que ver la calidad de representación política y la desigualdad social? ¿Qué tiene que ver la falta de movilidad en las estructuras políticas con la perpetuación de la desigualdad de nuestra sociedad? Hemos visto el llamado fenómeno de los Mirreyes: hijos de políticos que viven en una burbuja de mando y formas decadentes de vida a partir del usufructo del poder y riqueza de los padres. Lo preocupante es que no se trata de fenómenos aislados, sino de un patrón de conducta social: la clase política se reproduce por mecanismos que cierran el acceso a las estructuras de mando de los gobiernos en todos sus niveles a las capas gruesas de la sociedad. Es una forma de sucesión que bien parece la forma hereditaria o consanguínea de las antiguas noblezas. Con esta estructura de desigualdad política se fortalece una casta que, a su vez, contribuye a eternizar la desigualdad económico-social.

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Existen diferentes tipos de desigualdad política, pero la que pretendemos reportar es una muy específica: la que se da como fuente de la herencia filial y relaciones consanguíneas; desigualdad producto de la filio-cracia que es cada vez más determinante en la ocupación de puestos dirigentes en el gobierno y partidos políticos. Es decir, los mecanismos de transmisión del poder político se hacen por medio de vías filiales. En las dirigencias partidarias y en los puestos de representación ciudadana se observan que los hijos, sobrinos o parientes directos ocupan las posiciones estratégicas. Hay relevo generacional de carácter intrafilial en la sucesión de mandos.

Es muy interesante observar que a estos jóvenes se les preparó para el gobierno: desde muy pequeños tienen acceso preferente a las redes del poder, se les transmite experiencia temprana y, algunos incluso, estudios especializados para el ejercicio del gobierno. De manera que al entrar en competencia con los aspirantes que vienen de fuera de los círculos filiales, a estos últimos les resulta prácticamente imposible competir, haciendo que el acceso a las posiciones dirigentes del sistema político sea prácticamente denegado para el demos. Y la brecha es cada vez mayor. Si analizamos las aspiraciones políticas del común del ciudadano, la propia aspiración tiende a desaparecer. En un escenario de reducida aspiración política en el pueblo, significa que hay una retirada de los mecanismos de acceso al poder; con lo cual, el círculo se hace vicioso. La democracia se convierte en una planta seca: es endogamia política.

Así las cosas, la endogamia política da origen a un epifenómeno, que se presenta como su versión más enferma y decadente: los mirreyes. Especie de Juniors que hacen uso prepotente lleno de excesos del poder heredado. Con ello, tenemos la creación de una casta política que separan a los ciudadanos del acceso al poder, y dentro de dicha casta, un grupo de mirreyes. En este escenario, acontece la generalización del uso de los recursos públicos como patrimonio propio: al igual que la antigua nobleza medieval, los reyes usan las bolsas del reino como recurso propio. La única cura a esta enfermedad es lograr reactivar la movilidad vertical en la distribución del poder. O sea: reivindicar a Zapata.

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