- Los creadores de historias compartimos al menos 7 dudas principales cada vez que escribimos, dice
Cómo dibujar una novela (Ediciones Era, 2014), es un archipiélago de siete ensayos principales que atienden a la necesidad de su autor, Martín Solares (Tampico, 1970), de llenar una serie de lagunas en su formación como novelista.
El libro fue presentado con comentarios del escritor y docente de la Universidad Autónoma de Zacatecas, Gonzalo Lizardo, ayer en el Encuentro Internacional de Escritores e Intelectuales, evento propuesto en el seno del 29 Festival Cultural Zacatecas 2015, se apoya, de ahí el nombre, de toda serie de representaciones gráficas: curvas, espirales, ondas, redes, bucles, hasta cochecitos, con las que Solares desentraña con ingenio y humor, las estructuras mediante las cuales se cuentan historias.
“La gran pasión de mi vida son las novelas, escribirlas y leerlas. Y yo quise tratar de entenderlas de una manera profunda y saber dónde estaba lo literario y qué diferencia hay entre la prosa de ficción, la prosa científica y la prosa periodística, por ejemplo”, expuso.
Más allá de líneas más o menos caprichosas, el escritor, crítico y editor, pasó 10 años, los mismos en que cursó un doctorado en la Sorbona, estudiando “con toda la pasión de que es capaz”, teorías del cine, de la literatura, diarios de escritores, de guionistas de fílmicos, dramaturgos y teóricos del teatro, para saber cómo trabajaban y desarrollaban sus historias y personajes.
“Poco a poco fui entreviendo que todos los novelistas y todos los creadores de historias compartimos más o menos siete dudas principales cada vez que escribimos una historia de ficción”, enfatizó.
“¿Cuál sería la mejor manera de empezar?, ¿Cuál sería la mejor manera de terminar?, ¿en qué momento me doy cuenta que los personajes cobraron ya vida o son unas piedras aplanadas, horrorosas y aburridas?, ¿cuál será la mejor manera de desarrollar el tiempo?, ¿tengo que ir más rápido o puedo merodear por aquí?, ¿tienen derecho los personajes secundarios a crecer y hasta qué nivel?, ¿Y los objetos a convertirse en seres vivos?”.
Pero sobre todo dice, se busca la clave de cómo hay que manejar la emoción del lector y su interés.
En 2006, Martín Solares publicó Los minutos negros, una novela en que ya abordaba la corrupción y violencia mexicanas. Luego de casi 10 años, su respuesta a cómo podría graficarse la narración del país de hoy, es precisa: “es la historia de una enorme caída (…) hacia el abismo. Una caída que de repente se vuelve más vertiginosa, más densa y a veces más oscura”.
Su preocupación acerca de la manera en que se desarrollará la narración, “es que terminen de imponerse por completo no los lobos del hombre sino los chacales del hombre. Ya teníamos unos empresarios que provocaron todo tipo de monopolios en México, horribles, ahora tenemos empresarios sin escrúpulos que no dudan antes de matar a las personas…bueno son los grupos criminales”.
Esta línea que desciende hasta un lugar al que no se le ve fin, procede de una línea hacia arriba, la gran esperanza que muchos tuvieron en la alternancia en el poder con Vicente Fox.
Después que los panistas perdieran la oportunidad de hacer algo a favor del país, desaprovechada de manera tan rotunda y vergonzosa, dijo en entrevista para La Jornada Zacatecas, las expectativas de la gente cayeron hasta el fondo, “y para acabarla de amolar llegan los priístas a ahondar esa descomposición con las nuevas formas de censura”.
Martín Solares recién terminó su versión novelada del México actual. Reservándose el título para su próxima aparición, agregó, en ella trata de contar el proceso de descomposición que ha sufrido.
“Luego de tantos años de mal gobierno regresan los peores gobernantes que hemos tenido a la Presidencia (…) Yo creo que la violencia que vivimos es la flor de la corrupción que plantó el Partido Nacional Revolucionario en 1929”.
Todos los analistas coinciden, incluso los más conservadores, cosa que expone como preocupante, que México no había vivido una crisis tan tremenda como esta desde la época de la Revolución Mexicana.
De vez en cuando dice, se ve alguna esperanza de que empiece la situación a mejorar en algunos lugares, “pero ahorita no veo muchos motivos”.
Martín Solares, de ascendencia zacatecana por parte de abuela materna, expresó su placer de encontrarse en la ciudad por segunda ocasión.
Dijo que quiere conocer “cómo es la mentalidad de la gente de aquí, a ver si entiendo la mentalidad de ella y también un poquito la mía porque tiene un gen zacatecano y siempre había tenido mucha curiosidad por vivirlo”.
