La huelga dio muestra de un sindicato vivo, actuante y democrático. En absoluto contraste con el otro sindicato universitario donde no se respetan ni los elementales derechos de opinión. El mes que ha transcurrido fue de intensos debates, consensos y divisiones, movilizaciones que fueron de menos a más, coordinación con otros actores, como el caso de fracciones sindicales de otros sindicatos y con los estudiantes; atropelladas negociaciones con la rectoría y, de manera novedosa, la interlocución directa con gobierno del estado. En todo este proceso se movió una organización sindical con gran vitalidad. En el Spauaz se puede disentir y no pasa nada. La pregunta ahora es, ¿seguirá viva dicha organización sindical?, y específicamente, ¿de qué servirá esta organización para las dos cuestiones centrales que constituyen los nudos problemáticos de la UAZ, a saber, el necesario proceso de cambio en la conducción y la mejoría en la condición laboral de sus profesores?
Sobre la primera pregunta, hay que decir que depende de que la organización sindical escuche y genere puentes con esa masa de profesores que se oponían a levantar la huelga el día de ayer. Veamos: las fuerzas organizadas en grupos políticos, el comité ejecutivo del sindicato, la Rectoría y hasta algunos actores de Gobierno estatal, operaron para el levantamiento de la huelga; y así, lograron juntar apenas mil votos para eso. Y los opositores al levantamiento no están organizados más allá de las delegaciones, son una Multitud, y lograron una cantidad equivalente a la anterior. Es decir, observamos el enfrentamiento de una clase política universitaria contra la multitud de una masa crítica en abierta insubordinación. Y la lección es nítida: no hay mecanismos de control de los grupos o las burocracias hacia los profesores. Y eso es así, porque grupos y burocracias no tienen formas de comunicación organizativa con las bases docentes, están desconectadas. Burocracias y grupos políticos desconectados de la vida laboral y académica de los maestros universitarios; y aún más de los estudiantes. Esto último es muy bueno, porque da espacio para la organización estudiantil independiente. En suma, si el sindicato da cauce a la expresión del interés y la participación efectiva de la Multitud universitaria crítica, va a conservar su vitalidad. Ahora se nota dividido, pero no es una división entre dos formas organizativas, sino entre una estructura con mando jerárquico y la multitud. Por tanto no es un contexto de conflicto frontal, sino un conflicto lateral; y depende de que la clase política universitaria abra formas de conducción incluyente y sin miedo a la diferencia.
La segunda pregunta se responde con la siguiente constatación: el sindicato es el único sujeto colectivo organizado de amplio espectro en la universidad. Por tanto, tiene la enorme responsabilidad de activar vías para la solución de los problemas de la institución. La Universidad no es una fábrica, así que el sindicato tiene la posibilidad de intervenir en asuntos de la institución. Tiene la obligación ahora mismo de promover un proceso de reforma universitaria y de limpieza financiera de la institución. Y también de conservar su unidad para organizar la defensa de sus derechos laborales en actual estado de déficit. Si pierde la unidad y su vitalidad, perderá su calidad de Sujeto colectivo. Hacemos votos porque el sindicato de profesores de la UAZ, después de este proceso de huelga conserve y aumente su fuerza con una dirección inteligente.
