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miércoles, 24 abril, 2024
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Política, Migración y Desarrollo

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Por: RAYMUNDO CÁRDENAS HERNÁNDEZ •

El sistema migratorio México-Estados Unidos, caracterizado por la exportación masiva de fuerza de trabajo barata, tiene a Zacatecas como principal protagonista. La intensidad migratoria coloca a la entidad en el primer lugar nacional por la participación relativa y la dependencia de las remesas. De acuerdo con publicaciones de investigadores de la Unidad Académica en Estudios del Desarrollo de la UAZ, en el año 2000 residían en Estados Unidos 451 mil personas nacidas en Zacatecas; cifra que se incrementa en 2010 a 563 mil, en tanto que la población de origen zacatecano residente en aquel país era de 1.2 millones en 2000 y 1.5 millones en 2010. Al considerar que la población residente en el territorio  zacatecano asciende a 1.4 millones, entonces podemos asumir que existe un volumen similar de zacatecanos viviendo en Estados Unidos y en Zacatecas, incluso una cantidad ligeramente superior para 2010 en el país del norte.

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Las consecuencias del fuerte aumento en la migración internacional para Zacatecas ha sido un creciente proceso de despoblamiento hasta el quinquenio 2005-2010 que representa una constante pérdida de la población estatal que se ve forzada a abandonar su tierra por la falta de condiciones materiales y subjetivas de arraigo, es decir, empleo, subsistencia y expectativas de vida. La emigración forzada resulta el hecho social más relevante de la insustentabilidad social y la inseguridad humana prevaleciente en las localidades, municipios y regiones del estado de Zacatecas. A un nivel más profundo, el descenso en el ritmo de crecimiento de la población, y en algunos casos, el franco despoblamiento que afecta a comunidades y municipios, refleja una expresión de la fractura en el sistema de producción y reproducción de la vida humana, porque las bases materiales son insuficientes para brindar sustento a las familias, para generar empleo formal de calidad, para formar ciudadanos activos y para propiciar opciones de desarrollo humano alternativo. Bajo el modelo de modernización neoliberal que a costa de la máxima ganancia depreda las fuentes de riqueza (población, recursos naturales y medio ambiente), la vida humana ha sido reducida a un simple insumo productivo, una mercancía barata y desechable, concluyen los investigadores universitarios.

La calidad de vida de la mayoría de la población zacatecana es muy baja y sufre un proceso de descomposición socioeconómica que vulnera las condiciones de trabajo, educación, alimentación, salud y convivencia. El modelo económico dominante no abona al desarrollo humano pues genera condiciones de vulnerabilidad, inseguridad y riesgo, además de que convierte a las personas en sujetos despojados, excluidos y necesitados, que sumidos en la desesperanza buscan salidas o vías de escape como la emigración, el empleo informal y aún la criminalidad.

En el ámbito de la producción, amplios sectores de la economía campesina y sectores afines son despojados de su calidad de productores y no son asimilados por el mercado laboral formal. La caída drástica y permanente de la capacidad de compra y el cierre de fuentes de empleo excluye a la población del mercado de consumo y deteriora aceleradamente su calidad de vida.

Las nuevas generaciones de zacatecanos, los jóvenes y niños, se cuentan entre los sectores sociales más vulnerables. La red de protección social del Estado se ha desmantelado progresivamente, por lo que el sistema educativo y los servicios públicos en general han desatendido una de las tareas estratégicas para el desarrollo: la formación de ciudadanía. La juventud sufre como nunca  problemas sociales como alcoholismo, drogadicción, violencia, delincuencia, embarazos prematuros, desempleo, trastornos emocionales, entre otros. Asimismo, existe una predisposición de la juventud a emigrar ante las condiciones de exclusión social, lo cual significa una preocupante pérdida del “bono demográfico”, es decir, del soporte humano para el desarrollo de la entidad. Algo similar ocurre con la infancia, que padece de manera prematura problemas similares a los que vive la juventud.

Existe analfabetismo funcional, deserción escolar, oferta educativa de corte tradicional y desvinculada de las necesidades sociales y regionales, infraestructura precaria, desmoralización de los profesores, cierre de escuelas por despoblamiento y una desvalorización social de la educación, además de una oferta extraescolar limitada en los ámbitos cultural, deportivo y científico para la juventud y la niñez.

Durante las últimas tres décadas, las prioridades gubernamentales, nacionales y locales, han estado enmarcadas en un modelo que descansa en la mercantilización y abaratamiento de los recursos naturales y humanos; los recursos se conciben abundantes, flexibles y baratos, y como factor de atracción de inversión extranjera. Ese modelo ha generado enormes costos sociales y ambientales, que hoy por hoy se recrudecen con la inseguridad y el ascenso de la violencia del crimen organizado. La construcción de un proyecto alternativo de desarrollo humano significa revalorar el papel activo de Gobierno estatal con la  participación intensa de los diversos sectores sociales, especialmente los emigrados, para reconstruir el tejido productivo, social y político territorial.

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