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viernes, 29 marzo, 2024
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El prd y el dominio de las facciones

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Por: RAYMUNDO CÁRDENAS VARGAS •

E l origen del PRD fue el gran movimiento encabezado en 1988 por la candidatura de Cuauhtémoc Cárdenas a la Presidencia de la República. Con el paso del tiempo y las sucesivas derrotas, así como por la escasa formación política y programática, franjas importantes del partido se desmovilizaron al percibir que el triunfo se alejaba, y un número significativo de militantes empezó a requerir incentivos selectivos: beneficios directos a través de los programas sociales otorgados por gobiernos propios y ajenos, promociones a cargos públicos o del partido, o candidaturas para cargos de elección popular.

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Así se crearon las condiciones para que algunos miembros de las facciones que llegaron a ocupar cargos gubernamentales, en ocasiones con presupuestos cuantiosos, reprodujeran los vicios del viejo régimen: clientelismo, patrimonialismo, nepotismo  y corrupción, con lo que convirtieron al partido en simple correa de transmisión de su influencia, o a que distintos dirigentes, los más hábiles para los acuerdos en corto para el reparto de incentivos particulares, o los más capaces  para conseguir dinero o apoyos diversos de fuentes externas al partido, fueran ocupando espacios cada vez más importantes, excluyendo a miles de ciudadanos de una de las funciones primordiales de los partidos políticos: la promoción de los dirigentes y gobernantes.

El avance del dominio de las facciones se aceleró con la disolución del núcleo dirigente fundador, el que provocaba el entusiasmo de las masas y las disponía para luchar por el cambio que ofrecían. El vacío se llenó, por muy poco tiempo, con el liderazgo informal del jefe de Gobierno de la Ciudad de México, pero al paso del tiempo AMLO se ocupó solamente de las responsabilidades de su cargo y de sortear los embates de la derecha como el desafuero y los video escándalos, y posteriormente como candidato a la Presidencia de la República, por lo que no formó camarilla alguna ni consolidó ningún equipo dirigente para el partido.

En consecuencia, en lugar del gran equipo dirigente fundador del partido, hoy ocupan los espacios formales de dirección personas que sólo garantizan lealtad a toda prueba a los liderazgos de su facción, puesto que los órganos de dirección política ya no dirigen nada ni proponen iniciativas políticas para toda la organización, sino que sólo administran los incentivos particulares a los que tienen acceso con el dominio de parcelas en los órganos dirigentes o en los órganos del poder público. Es lo que ocurrió el fin de semana con la integración de sus listas de candidatos plurinominales.

En síntesis, el PRD ha sufrido una profunda mutación: de un partido de militantes convencidos, activos en la lucha por las causas y objetivos de la organización sintetizados en su lema, “Democracia ya, patria para todos”, a otro de miembros subordinados a las facciones en competencia por los incentivos particulares, los que se han convertido en un fin en sí mismo para cientos de arribistas que no luchan por causa alguna y no dudan en llevar a cabo prácticas fraudulentas y hasta delictivas para conseguir sus objetivos particulares, lo cual ha conducido al PRD a la descomposición acelerada.

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