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viernes, 29 marzo, 2024
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Quemar enervantes: una cubeta sin fondo

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Por: RAYMUNDO CÁRDENAS VARGAS •

Si alguien anunciara que del gran objetivo de hacer desaparecer una laguna ha logrado sacar 20 cubetas, y ante la pregunta de un avisado paseante que inquiera: “si quieres que la laguna desaparezca, antes de intentar vaciarla con esforzadas cubetas, ¿y por qué mejor, primero, no cortas los arroyos que alimentan la laguna?”, caeríamos en la cuenta en el desatino de la empresa en la que estábamos con la cubeta en mano.

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Pues es lo que ahora ocurre con la meta del gobierno de prohibir la producción  y venta de enervantes, en lugar de plantearse la disminución del consumo. Algún miembro del gobierno podría responder, “se queman los enervantes para evitar que se consuman por los jóvenes”. Y así, cuestionamos: ¿en verdad disminuye el consumo con el ataque al comercio del mismo? La respuesta está a la vista de nuestra empírica mirada: ¡en lo absoluto! Millones de pesos tirados a través de una cubeta sin fondo, como la que quería vaciar la laguna arriba descrita. Veamos una cifra de muestra: en el presupuesto del estado de Zacatecas se designaron 203 millones al programa de depuración policial, dinero que no ha generado impacto alguno en los problemas reales que dice atacar, y al programa de Apoyo al Empleo se destinaron 35 millones.

Si destinaran el recurso que tiran en las policías en programas de empleo, deporte y cultura, los impactos serían contundentes: estarían tapando los arroyos que alimentan la laguna del vicio y la corrupción. Es altamente notorio que en las políticas del gobierno no hay retroalimentación en el diseño de sus planes a partir de la evaluación de sus experiencias, porque de hacerlo, ya habrían cambiado su práctica de meter cubetas a la laguna para intentar vaciarla. ¿Y por qué persisten en el error? ¿Es por ausencia absoluta de inteligencia de Estado, como algunos diagnostican? Es difícil creerlo así: a los actores que se encargan de la conducción del Estado no les falta inteligencia.

Entonces debemos explorar otras explicaciones. Una posibilidad es que no tengan entre sus fines resolver realmente estos problemas, porque sus prioridades son más inmediatos y de carácter político, o en otro caso un peor: tener los intereses involucrados en la persistencia del problema. Porque recordemos que la naturaleza del problema es ser un negocio de utilidades colosales.

En este último escenario explicativo, las fuerzas del orden son usadas para destruir la competencia de acuerdo a las alianzas nefandas de grupos dentro de los gobiernos. Es decir, los mecanismos que hacen persistentes las estrategias evidentemente fracasadas, son de lo más variado y se relacionan más con actos de corrupción y oscuras redes de complicidad, que con las capacidades técnicas de los funcionarios. Y no hay solución posible para este tipo de fenómenos que abrir el Estado a la sociedad, a los afectados o beneficiados últimos de las políticas que de ahí salgan. En dos palabras: la solución es lograr poner en práctica al Estado-Social.

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