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jueves, 28 marzo, 2024
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Retorno al origen: la economía del pecado original

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Por: RAYMUNDO CÁRDENAS VARGAS •

Con noticias como las de las filtraciones del banco HSBC de Suiza, queda claro por qué el gobierno de México quiere destruir la Ley de Transparencia: las vitrinas son opuestas a la rapiña. Sin embargo, es notorio que las notas de cuentas obesas de dinero destinado al lavado, y proveniente de actividades de narcotráfico, evasión fiscal y otros delitos, se acompañan de notas periodísticas que reportan la invasión de empresas mineras sobre territorios y comunidades. La pregunta es, ¿son casos distintos que no tienen que ver entre sí, o se trata  de eventos que muestran los síntomas de un mismo asunto? Pues bien, desgraciadamente es lo segundo: son síntomas diversos de una misma enfermedad. Lo que ocurre es que el Capital que ahora muestra sus garras, no es el de los cuentos idílicos que narran al emprendedor trabajador que con el sudor de su frente y la voluntad de ahorro, logró tener un dinerito que al invertirlo con astucia logró convertirlo en capital, el cual da empleos e irradia bienestar al resto de la población. Pues no, se trata del retorno del Capital a sus orígenes, es un capital que ahora mismo se muerde la cola. Y el llamado Capital Originario es el momento de arranque de la acumulación primaria antes del capitalismo propiamente dicho: el saqueo de las colonias por medio de la conquista y de la piratería. Es el aniquilamiento de la propiedad que se funda en el trabajo propio.

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Conquista y rapiña que deja chorreando lodo y sangre, dirán pensadores con ceño fruncido. En suma, estos gigantescos fraudes fundados en dinero lleno de sangre (vinculado al Narco) y de lodo (fraudes a Pemex), dejan a miles de personas sin posesión de su pequeño patrimonio producto de su trabajo. Además, mineras expoliando territorios, dejan poblaciones enteras en la miseria y al propio medio ambiente en los linderos de la expiración.

Es un Capital que no funciona con la apropiación de plusvalor del trabajo asalariado, sino que se trata de un Capital que acumula por los mismos medios que lo hacían los piratas ingleses del siglo 16, pero que luego lo usan para invertir en empresas legales. Y si estamos viviendo el retorno del capital a sus orígenes, entonces significa que es un capital fuera de la lógica propiamente capitalista. Así las cosas, presenciamos una ruptura del capitalismo desde dentro y en franca descomposición con sus propias reglas. La acumulación pirata de capital necesita que dentro de los Estados existan bandas de políticos que les cuiden las espaldas (a cambio de compartir el botín). Decía el viejo Marx, “acumulación originaria en la economía es lo mismo que el pecado original de la teología”. Justo es el signo: vivimos la economía del pecado original.

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