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jueves, 28 marzo, 2024
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Recibe Jesús Palacios homenaje por sus 100 años de vida y de servicio a las Morismas

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Por: Admin • ALMA RÍOS •

■ Ingresó a la Archicofradía de San Juan Bautista de la Parroquia de Pánuco en 1933, relata

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■ Tiene 142 descendientes; ocho de ellos, sus hijos, procreados con Teresa González

Jesús Palacios Cerros recibió el pasado 5 de octubre, en la plaza principal de su ciudad natal, un homenaje por sus 100 años de vida y 81 de de servicio a las Morismas de la Archicofradía de San Juan Bautista de la Parroquia de Pánuco, donde ha participado dice, primero como soldado, luego en la banda y en este momento como abanderado, el último, un cargo de honor.

Don Jesús relata, ingresó a la Morisma de Pánuco en 1933 cuando tenía 19 años. Le gusta “presentarme allí en la corporación y en misa y en todo lo que se ofrece. Estoy listo a ver en qué podemos servir”.

Participar para él “es una cosa buena”. Durante la conversación que se realizó en el hotel del que es propietario, Río Grande, mismo que se ubica en el 513 de Calzada de la Paz, en la capital del estado de Zacatecas, reitera una y otra vez, su agradecimiento por la ayuda que en su vida ha recibido: “El señor me ha dado a mí, me ha ayudado. Y lo poquito que tengo, no sé ni cómo lo hice yo solo”.

Agrega, “he trabajado nomás, pero no crea que yo hice esto por trabajador, por listo o algo, la Divina Providencia me hizo todo esto”. “Todo esto” es un hotel que actualmente cuenta con 72 cuartos, de los cuales precisa, 50 están desocupados porque “no hay gente, no hay dinero, está muy mal”.

El lugar representa una de sus mayores hazañas y parte importante de su vida. Al finalizar la entrevista invita a subirlo y encabeza la comitiva.

Jesús Palacios Cerros, a sus 100 años y tres meses de vida, presume “no me duele ni una uña”, no usa bastón, y sólo por la edad tiene ya problemas para ver y escuchar. No obstante, asciende con agilidad los muchos escalones de varios pisos, hasta llegar a la azotea donde muestra con orgullo una vista inmejorable del cerro de La Bufa.

Recuerda que inició esta construcción en 1976, sólo con un ayudante que lamentablemente perdió la vida en un accidente. ¿Qué de dónde surgió el dinero? Allí es donde Don Jesús encuentra respuesta en la fe.

Nacido en Pánuco un 11 de noviembre de 1914, perdió a su padre dos años después. “Mi mamá cuando nos venimos a Tacoaleche con mi abuelita y mis tías, se fue a trabajar con Rafael Salinas a ganar 15 centavos, porque los peones que trabajaban ganaban 35 centavos de sol a sol, yo los vide”.

Su estancia en la entonces Hacienda de Tacoaleche duró hasta el año 18 del pasado siglo. Todavía recuerda los rostros, los nombres y dónde vivían las personas que conoció entonces, “mi Padre Dios me ha dado muy buena memoria”.

Fácil vienen los recuerdos de su primer salario ganado a los 13 años de edad como sembrador, 25 centavos. Cuatro años después pudo obtener también con un trabajo en el campo 50 centavos. Pero fue en un beneficio de jales, donde dice, “lo consideraron” porque “yo no podía sacar la tarea”, que pudo obtener por su esfuerzo 1.25 pesos.

Don Jesús Palacios Cerros, morismero con 100 años de edad ■ FOTOS: alma ríos y miguel ángel núñez

“Por eso yo he hecho algo, no he fumado ni he tomado. No, no, puro trabajar, había agarrado yo los vicios y no había hecho, nada, nada. Ya me había muerto”.

De su infancia recuerda “puro sufrir”. De las privaciones en que quedaron su madre y él mismo, se viene a la memoria el que luego de una jornada de trabajo, “ya cuando ya venía, mi mamá había empeñado las planchas para tener tortillas para tener algo que comer”.

“Sufrí de más. En 1932 me iba con los burros a sembrar sin qué comer porque no había ¿quién nos arrimaba?”.

Para curarse en alguna ocasión, porque su salud siempre ha sido fuerte, “como nosotros estábamos muy fregados, mi mamá me hacía en un molcajete, machacaba un ajito, y con ése…muy bueno es el ajo para purificar la sangre… me alivié”.

La Divina Providencia a que alude Don Jesús, intervino cuando en 1951 compró unas papas que sembró sin saber bien cómo era el cuidado del cultivo.

Su esfuerzo produjo dos toneladas de estos vegetales, uno se perdió porque el agua llovida el día de San Pedro y San Pablo llegó a donde estaba la siembra. Pero la tonelada restante le fue pagada por un comprador, lo que expone como “¡una maravilla de Dios!”, en la nada desdeñable cantidad para aquellos años, de 100 mil pesos.

Con ese dinero se hizo de dos “guayines” con los que participó comercialmente en el transporte de leña y carbón.

Luego, relata,  tuvo 160 vacas y algunos toros cebú, 175 hectáreas de terreno que ya han sido repartidos entre sus hijos, y en algún momento de su vida, más de una centena de “yuntas de mulas”, que luego también logró vender.

Jesús Palacios Cerros tiene 142 descendientes, ocho de ellos, sus hijos procreados en el matrimonio que mantuvo con Teresa González Rodríguez, con quien se casó en 1939. Su esposa murió hace 13 años.

Como muestra de su agradecimiento y devoción por todo lo que ha tenido en la vida, además de la participación en las morismas, ayudó hace 10 años a la construcción del Templo de San Juan Bautista en la comunidad de Sauceda de la Borda del municipio Vetagrande.  “Si van a la iglesia de San Juanito, ven una placa donde dice quién ayudó y quién no ayudó”.

Por todo esto, cuando llega la fiesta de Pánuco dedicada al santo que tiene su día fuerte el 24 de junio, deja todo para participar.

Cuando se le pregunta, cuál sería su consejo para quienes hoy quisieran llegar a cumplir un centenario de vida, ríe, para luego agregar, “ahorita menos”. Las razones que esgrime para esta aseveración es que actualmente “la gente aquí esta criada con Sabritas, biberón y cochinada y media”.

Don Jesús espera al próximo junio para integrarse por octogésima segunda ocasión a la Morisma de Pánuco como abanderado. Mientras tanto, como todos los días, verá lo necesario para que funcione su hotel, y cada tarde, como hace desde hace seis años y para “que mi padre Dios me dé salud”, alimentará con trigo a las palomas en Plaza Bicentenario.

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