Riad. El reino ultraconservador de Arabia Saudita, donde las posibilidades de diversión son contadas, celebra su primera exposición de arte al aire libre.
Decenas de cuadros se muestran al público desde el lunes en paneles publicitarios de la capital, Riad.
«Es algo nuevo», asegura Mohamed al Jereiji, director general adjunto de Al Arabia, la compañía organizadora.
«Por primera vez, el arte se presenta al público», añade, precisando que en el país ya ha habido pequeñas exposiciones en galerías.
Con unos 3,400 paneles que reproducen 80 lienzos de artistas saudíes, esta exposición «es la mayor galería de arte de Oriente Medio», añade el organizador. La ciudad de Yedá, en el mar Rojo, propone incluso esculturas.
En el bulevar Tahlia, una de las arterias más animadas de Riad con sus cafés y restaurantes caros, el único espectáculo que acostumbran a ver los transeúntes es el paso de los coches de lujo.
Arabia Saudita aplica una versión rigorista del islam, el wahabismo. El cine, el teatro e incluso las representaciones de formas humanas están prohibidos.
«La tradición y la sociedad no fomentan a los artistas y es difícil serlo», resume Majed Saud al Mefareh, cerca de un panel con una de sus obras, «una historia», de imágenes abstractas.
Esta exposición ayudará a los saudíes a apreciar las artes visuales, estima este funcionario, que pinta a tiempo parcial por pasión desde hace unas dos décadas.
Sultan al Adwani, un funcionario del ministerio del Interior, elogia la iniciativa. «Es mucho mejor que una exposición en un espacio cerrado», afirma.
Los cuadros fueron seleccionados tras una convocatoria que atrajo 3,200 obras. La mayoría son de estilo abstracto y algunas recuerdan el cubismo, movimiento artístico desarrollado al comienzo del siglo XX gracias a Pintores como Pablo Picasso y Georges Braque.
Entre los temas, abundan los paisajes urbanos o rurales, las escenas deportivas, además de representaciones de la Kaaba, el monumento cúbico alrededor del cual se construyó la gran mezquita de La Meca o una pareja en ropa tradicional sentada a orillas del mar.
Según los organizadores, la policía religiosa, encargada de velar por el respeto de la moral islámica, no se ha quejado, a pesar de que algunas obras muestran a personas, sobre todo a mujeres, algo prohibido en el wahabismo.
Una de las obra muestra una figura femenina verde, con las manos sobre las caderas, emergiendo de un cactus en un paisaje desértico. Resulta una imagen fuerte en un país donde las mujeres no tienen derecho a conducir y se cubren de negro de la cabeza a los pies para salir a la calle.
Pocas mujeres se expresan pintando. Ahlam Naser al Harbi, una estudiante de arte de 23 años, es unas de ellas. La exposición de uno de sus cuadros la hace «sentirse bien», afirma a través del velo que sólo permite ver sus ojos
