México vive un final del año con inmensos problemas que configuran lo que el diario español El País ha denominado “La tormenta perfecta”: la continuidad de un crecimiento económico mediocre, a lo que se agrega la agudización de la inaceptable desigualdad que irrita a más mexicanos cada día; la disminución abrupta y acelerada de los precios del petróleo, que provocará un agujero muy grande en los ingresos fiscales del Gobierno Federal y, consecuentemente, el recorte de diversas partidas del gasto presupuestado; la depreciación del peso mexicano ante el dólar, que sólo beneficiará al reducido sector de empresas transnacionales de la industria automotriz y ensambladoras de televisoras y computadoras para la exportación; el crecimiento acelerado de la percepción de que la inseguridad está fuera de control, provocada por la tragedia de Iguala, el crimen de Tlatlaya, y los indicios de una gran corrupción contenidos en las revelaciones sobre las relaciones “especiales” del equipo gobernante con el grupo HIGA, a todo lo cual se agrega el pésimo manejo realizado por el Gobierno Federal de esos asuntos en el sistema de medios de comunicación; todo lo cual ha producido la disminución drástica de la credibilidad de las instituciones estatales y de los mandos superiores del gobierno, así como del sistema de partidos políticos.
Lo anterior ya ha provocado que todas las encuestas levantadas y publicadas durante la semana anterior reporten una importante caída en la valoración del trabajo de Enrique Peña Nieto en la Presidencia de la República, así como una percepción nada optimista sobre lo que nos espera el año próximo, tanto en la seguridad como en la economía. Consecuentemente, la encuesta electoral levantada por el diario Reforma y publicada ayer sobre las intenciones de voto de los ciudadanos de la Ciudad de México, indica una disminución significativa de la intensión de voto por el PRD, PRI y PAN, lo que se corresponde con un incremento igualmente significativo de la de Morena, que se ha colocado ligeramente por encima del PRD, partido que ha gobernado la ciudad desde 1997, lo que podría ser un indicador de que el nuevo partido de AMLO seguirá creciendo.
En el ámbito local la incertidumbre es mayor por la dependencia extrema de decisiones del Gobierno Federal en esferas como la educativa (UAZ, magisterio, Cobaez, Cecytez, etc.), y de inversionistas extranjeros en la minería y la industria de autopartes, que no tienen compromiso alguno con la estabilidad y desarrollo de Zacatecas. En la esfera de los partidos PRI, PRD y PAN la incertidumbre es mayor por efecto de la centralización de las decisiones en las distintas cúpulas partidistas y el previsible choque entre la visión nacional y los intereses de los distintos grupos políticos locales que ya se mueven en todo el territorio. También llama la atención de los analistas la situación del Monrealismo, pues ese equipo político tendrá que tomar la decisión de orientar los votos de sus electores hacia alguno de los partidos en donde tiene presencia, o de fraccionarlos hacia todos ellos, pero de cualquier modo su situación será, cuando menos embarazosa, frente a su corriente electoral y ante los líderes nacionales del PT, MC y Morena, que esperarían todos esos votos en su favor.
