Plumas de todos los calibres han disparado navegables cantidades de tinta sobre los previsibles acontecimientos que han sacudido durante los últimos meses al país; con una secuela que trasciende todas las fronteras, sin que nadie hasta ahora intentara introducirse en el costoso calzado del masivamente señalado como responsable.
De hacerlo así no le exigirían acciones que ni sabe ni quiere ni puede hacer. Porque si bien es cierto que, teóricamente, garantizar la seguridad de las personas y los bienes de los ciudadanos es la función capital del estado, él nunca bien a bien se enteró de ese asunto; y aun cuando a sus oídos llegaran rumores al respecto es casi seguro aduciría no es ya gobernador de ningún estado, sino Presidente de la República. El llegó a Los Pinos para hacer super-negocios y pasarlo bomba, y en eso está; y es por ello que asuntos como el crecimiento económico, la seguridad o el bienestar de la población le importan algo menos que un pepino importado.
Así las cosas, si los protestantes callejeros quieren que sus marchas y plantones tengan alguna consecuencia más les vale manifestarse ante Televisa, la embajada norteamericana o ya de perdis ante Tevé Azteca; porque en gobernación y la procu ni los ven ni los oyen.
Resulta que según estimaciones de la OCDE, México es el país más corrupto del mundo, noticia que resulta a todas luces falsa; por lo que es dable conjeturar que siendo quien preside ese organismo un ex-alto funcionario mexicano, es muy probable que para sacarnos de la lista esté pidiendo una cuantiosa mordida
Fue mala onda de Pedro de León no haber invitado a la presentación de su opus magna en el teatro Calderón; ya que no le habría costado ni un solo ejemplar; pues yo con dos despensas y un servilletero me habría conformado. ■