CALAVERAS DE AYOTZINAPA
La nación pedía a la flaca
justicia en Ayotzinapa.
“Acaba con tanta rata
que todo queman y tapan”.
La muerte, que es justiciera,
atendió la petición,
y construyó su trinchera
en el centro del panteón.
El primero de la lista
era el “Gober” de Guerrero,
por no aportar ni una pista
y esconderse atrás del “Fuero”.
En Iguala jaló las patas
al alcalde y su gran dama;
porque esas canijas ratas
son lo que el pueblo más clama.
Mas la huesuda sabía
que había más involucrados,
y a la capital de día
a atender más reclamos.
Antes de cortar el cuello
del señor procurador,
le concedió su gran sello.
Fingieron un accidente
y lo explicó un narrador.
¡No es justicia!¡No me basta!,
gritó la flaca angustiada,
y buscó en Gobernación
al hombre que más “fregaba”
Osorio Chong ya lloraba
y a la parca le ofrecía
un hueso si lo dejaba,
pero no la convencía.
Ya cansada de hacer censo,
la muerte se preguntó:
¿Cuál de éstos será el más menso?
Se oyó una voz en Los Pinos:
¿Y a mí quién me mencionó?
Mi querido Peña Nieto,
a ti no te llevaría;
mereces irte, no miento,
pero con tu destreza y “gran” guía,
La Muerte va a todo viento
en nuestro país hoy día.
¡Adiós a los normalistas,
su protesta no se ha roto.
Y para que el pueblo resista
Nos vemos el día del voto!
Autor: Luis Fernando Buendía Roque