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viernes, 29 marzo, 2024
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Subjetivaciones rockeras / De los sonidos extremos del rock II y última

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Por: FEDERICO PRIAPO CHEW ARAIZA •

I don’t want to preach, but I would like to see Metal become more of a united thing. I’m tired of people breaking things down into categories like Thrash Metal and Death Metal. I think people tend to stick to one category, and I want people to support all kinds of bands, whether it be Slayer or Queensryche or Death. I miss the days when it was acceptable to listen to everything from Priest and Maiden to Slayer and Venom.

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– Chuck Schuldiner-

Comenté en mi participación anterior que a partir de mediados de los pasados 90, el heavy metal comenzó a decaer en intensidad y propuesta. La mayoría de los grupos famosos optaron por una tendencia hacia el glamour escandaloso, haciendo alarde de una vida colmada de excesos en todos los sentidos, pretendiendo figurar principalmente por eso y no por su propuesta musical. Otros más cuidadosos de la música descafeinaron totalmente sus líricas y su sonido y se volvieron melosos en exceso; no faltaron también los cursis que se creían heavies y que incluso llegaron a tener uno o dos éxitos en las listas de popularidad, aunque su audiencia distaba mucho de ser exigente y conocedora.

Aquellas bandas eran de pena ajena, y a la distancia más; no obstante, había sus honrosas excepciones, grupos que se mantenían dentro de los mejores parámetros de calidad que ostentó el estilo en sus años gloriosos. Algunas de aquellas agrupaciones permanecen hasta la fecha y siguen ofreciendo producciones de gran calidad. Pero el destino del heavy metal no volvería a ser el mismo; en el subterráneo, región del rock de donde siempre han emergido y emergerán las propuestas más innovadoras y revolucionarias, ya se escuchaban otros estilos, con un sonido muy diferente al que la mayoría estábamos acostumbrados. Algunos nombres anunciaban nuevas rutas para el metal; por un lado, podemos citar a Motorhead, Sodom y Metallica, y el por otro, encontramos a Mudhoney, Nirvana, Soundgarden o Pearl Jam.

Aquellas bandas que ya gozaban de cierto prestigio desde finales de los 80 entre las élites más enteradas y al día de los círculos metaleros, comenzaron a ganar mayor presencia entre los amantes de los sonidos extremos a finales de los noventa, y sus características eran muy peculiares, coincidiendo con su antecesor, el heavy metal, únicamente en lo intenso y distorsionado de sus riffs, porque en lo demás eran muy distantes. En el primero de los casos citados en el párrafo anterior, nos referimos al thrash metal, estilo que estaba abiertamente peleado con las formas vocales del heavy, ya que mientras en éste teníamos la costumbre de escuchar voces agudas, muy bien educadas y hasta conmovedoras, el thrash, por su parte, optó por voces ásperas, graves y aguardentosas, así como por temas de protesta y una crítica abierta al sistema social; aquello en un principio nos pareció que se trataba de gritos desconcertantes, pero al escucharlos con más calma (y con un volumen más elevado), nos dimos cuenta de que en realidad tenía su arte cantar así. Pero allí no pararía la cosa.

El grunge fue la otra vertiente que derivó del heavy metal; en él, a diferencia del estilo que le antecedió, las voces fueron graves, pero más educadas; si bien podían ser estridentes en algunos momentos, en otros se escucharon diáfanas y profundas; los temas, por su parte, eran, en algunos casos, nihilistas, y en otros, resultaban ser verdaderos reclamos ante las injusticias cotidianas dadas en los senos de los círculos más cercanos. Aquella imagen épica y provocativa del vocalista heavy había quedado prácticamente en el pasado, junto con los atuendos de cuero y los remaches, y había sido sustituido por camisas de franela a cuadros, bermudas de mezclilla o de lana camuflada, pantalones desgarrados, chalecos de mezclilla repletos de parches alusivos a otros grupos, playeras negras desmangadas, botas industriales o tenis de loneta, pero el emblemático cabello largo prevaleció. Incluso a partir de entonces, se pudo “bailar” a través de un estilo conocido como slam.

El thrash dio paso a otro estilo más denso conocido como death, en el que se hablaba de holocaustos provocados, principalmente, por la insensibilidad humana, así como (aunque parezca paradójico) por su pérdida de valores; la voz aquí pasó de ser humana a monstruosa gutural, pretendiendo evocar muertos o seres del inframundo, pero no dejaba de ser grave; el death adquirió, en otros tantos casos, connotaciones más siniestras, diabólicas. Del thrash derivó también el grind core, estilo que pretendía ofrecerse no sólo sucio en su totalidad, sino tirándole a lo putrefacto, con distorsiones que rayaban en lo exagerado y percusiones explosivas que parecían amorfas; los temas eran totalmente escatológicos y, en ocasiones, rayaban en el más absurdo sinsentido. Del death vimos llegar al black metal, estilo predominantemente nórdico, cuyo sonido fue más explosivo pero cuidado; de hecho, en bastantes ocasiones, los acordes y las figuras sonoras fueron más elaboradas y complejas que las del death y, no se diga, del thrash; la voz gutural se volvió aguda, simulando demonios del averno, aunque también se entablaron “diálogos” entre voces black y death; los temas fueron abiertamente antirreligiosos, especialmente contra un cristianismo que había llegado para marginar a sus deidades.

El grunge, por su parte, dio pie a otras expresiones metaleras más elaboradas, de entre las que podemos encontrar incluso algunas expresiones que rayaron en lo progresivo. Resultaría imposible abordar el detalle de la evolución en esta expresión del rock, asimismo, se escapa una importante cantidad de matices en sus variantes, pero lo que sí podemos decir es que la diversificación de los estilos continuó, y se ha nutrido de expresiones orquestales, operísticas, folclóricas, electrónicas, caribeñas, jazzísticas, etcétera; prácticamente, cualquier estilo es susceptible de experimentar una fusión con él, generalmente con buenos resultados. De lo que podemos estar seguros es que esa multiplicidad de estilos, lejos de representar una Torre de Babel, nos ha servido para conocer al subgénero con el término (sencillo pero rico en contenido) de metal, que, insisto, es a mi parecer la más dinámica de las expresiones del rock.

 

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