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viernes, 19 abril, 2024
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Septiembre de 1968, la UAZ y su legado (última de cuatro partes)

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Por: UZIEL GUTIÉRREZ DE LA ISLA* •

  • El Mirador de Heródoto

Puede decirse que recordar es volver a vivir. Así pudiera llamar a las consecuencias de la publicación de la nota anterior, pues comentándola con algunos lectores, unos más emocionados que otros, me compartían sus vivencias diciendo: “Pero recuerde usted que en esa semana también hubo otras actividades y que le faltó mencionar”, como si yo hubiera estado ahí, cuando la realidad es que tenía apenas 14 años e iniciaba el segundo año en la Escuela Secundaria Federal Jesús González Ortega (muy cerca de la prepa I, por cierto). Pero es satisfactorio saber que removimos los polvos del tiempo para rescatar un poco los gratos momentos y las experiencias de los actores que participaron en aquellos eventos y que hoy forman parte de esa historia viviente de nuestra querida institución, me atrevo a señalar que ésa es una de las partes esenciales del legado que nos dejó esta bella e importante etapa y, que precisamente para los que no la vivimos y aún más, para las nuevas generaciones, debe constituirse en parte de nuestro conocimiento emblemático, parafraseando la expresión de que “No se puede amar lo que no se conoce”. Reconociendo que esos son los valores de nuestra alma mater que nos mueven a fortalecer la identidad y el orgullo de pertenencia.

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Entre otras vivencias y anécdotas sobre las actividades de ese 6 de septiembre, me hacían saber,en relación a las cartas de pasantes, que se habían convocado a los alumnos de generaciones anteriores, así sucedió en Ciencias Químicas, en donde se entregaron cartas de pasantes a la primera y segunda generación de QFB (1963 y 1964). Muchos de los alumnos, según su organización y trabajo para el efecto, fueron acreedores de anillos de graduación por parte de sus docentes, tal fue el caso de Abraham Torres, quien apadrinó a los pasantes de Comercio y Administración.

Por la noche, se realizó un paseo nocturno por las calles y callejones zacatecanos, entonando las canciones clásicas y acompañados por las estudiantinas y grupos musicales visitantes con los que se había dado un concierto en el teatro Calderón, entre las agrupaciones se contaba con la Estudiantina de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí; la del Instituto de Ciencias Autónomo de Aguascalientes; las de los municipios de Jerez y Fresnillo, mismas que acompañaron a la ahora denominada: de la Universidad Autónoma de Zacatecas. En relación a esta actividad, quizá pueda decirse que este hecho se constituye en otro antecedente de las que actualmente se llaman “Callejoneadas”.

Al día siguiente se inauguró la alberca localizada atrás de lo que era el área del juego de pelota “de rebote”, sobre un extremo de la también importantísima cancha de básquetbol, espacio que además servía para algunas actividades de atletismo, voleibol, gimnasia, etc. Sin olvidar los salonesa un costado, en los que se realizaban las actividades de lucha olímpica, pesas y karate. Áreas en las que surgieron y se formaron docentes y atletas que pusieron en alto el nombre de la UAZ, tales como Raymundo Cárdenas y Carlos Regis en el básquetbol; Héctor Méndez Luna, en voleibol y Rafael Quezada, en atletismo, entre otros muchos.

Se inauguró también en ese mismo edificio, en el que se encontraban las oficinas de Rectoría, un espacio recién remodelado ex profeso para la exposición museográfica de la colección de trabajos de arte Huichol, propiedad de nuestra Universidad en aquellos gloriosos días. En este acto se contó con la presencia del gobernador J. I. Rodríguez Elías y el rector de la nueva UAZ, Magdaleno Varela Luján. Las palabras alusivas estuvieron a cargo del Sr. Federico Sescosse Lejeune, miembro de la Delegación Estatal del Departamento de Conservación de Monumentos, perteneciente a la Secretaría de Educación Pública. (Surgen interrogantes para algunos, inquietud para muchos y para los más, un tema a investigar, ¿Cómo es que ahora esta colección pertenece al Museo Zacatecano? Y, lo más importante, ¿Cómo podemos accionar los mecanismos para promover que retorne a su espacio original?).

Para el apartado de los nuevos administrativos de la institución, acudimos a la reconocida publicación: Corre, Conejo, dirigida para beneplácito de los universitarios y zacatecanos por en gran poeta, “Sampe”, y tomamos nota de la fotografía del número publicado en junio de 2004, misma que podrán obtener en el archivo de la Crónica Universitaria, mientras aquí tienen los nombres: De izquierda a derecha (en la mencionada imagen): Andrea Dávila Carreón, Francisco Gamón Landeros, Virginia González Bugdud, Roberto Cervantes Torres, Beatriz Lomas Huízar, Héctor Valdez Marcial, Roberto Almanza Félix; J. Manuel Díaz Casas; J. Trinidad Sandoval Escobar, Magdaleno Varela Luján (rector), Gonzalo Aréchiga Lira, Manuel Medina Ugarte, Alejandro Luévano Ponce, Petronilo Lozano Hernández,  María del Carmen Ruiz Rodríguez, Salvador Llamas Raigoza, Laura Elena Correa Acuña, Everardo Rivera Sosa y Graciela Saldívar Olague.

A ellos debemos el legado de nuestra alma mater, hombres y mujeres que dejaron huella en las acciones que se convirtieron en la institución que ahora tenemos. En los universitarios de hoy, vive la llama de la transformación, de la renovación. No desaprovechemos oportunidad para hacer lo que nos corresponde, pues sólo así, dejaremos la huella que será luz y guía para las futuras generaciones. ■

Así se observa el mundo desde el Mirador de Heródoto.

 

*Cronista de la UAZ

[email protected]

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