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viernes, 29 marzo, 2024
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A propósito de elecciones internas en los partidos políticos

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Por: OLGA ALICIA CASTRO RAMÍREZ •

El desarrollo de los partidos políticos va aparejado al de los sistemas políticos democráticos, es decir, al reconocimiento de los derechos y libertades del ciudadano, que le permiten incidencia directa, tanto en el ejercicio como en la integración del poder público. Con la instauración de los parlamentos aparecen los comités electorales en torno a los cuales se afilian quienes mantienen ideologías e intereses comunes, dando forma a figuras asociativas que devienen en lo que ahora conocemos como partidos políticos. Dichas organizaciones aparecen como un ingrediente intrínseco y concomitante al sistema político democrático, son entidades que han permitido la integración de la representación política en sociedades complejas donde materialmente es imposible una democracia directa.

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El sociólogo alemán Robert Michels, en su obra denominada Los Partidos Políticos: Un Estudio sociológico sobre las tendencias oligárquicas de la democracia modernas, formuló la llamada “ley de hierro de la oligarquía”, en donde manifiesta que “…la oligarquía siempre está presente en la organización política independientemente de las ideologías”. Sostiene que el mal funcionamiento de la democracia existente, en particular, la dominación de la sociedad y de las organizaciones populares por los líderes, no fue, en principio, un fenómeno que resultara de un bajo nivel de desarrollo social y económico, una educación inadecuada o un dominio capitalista sobre el medio formador de opiniones y otras fuentes de poder, sino más bien, se trata de una característica de todo sistema social complejo. En la oligarquía, dice Michels, el dominio de una sociedad o de una organización por quienes están en la cumbre, es parte intrínseca de la burocracia de la organización en gran escala. El hombre moderno se enfrenta con un dilema sin solución: no puede tener grandes instituciones, tales como estados nacionales, gremios, partidos políticos ni iglesias, sin ceder el poder efectivo a los pocos que ocupan los cargos superiores de esas instituciones.

A la luz de esta conceptualización, en torno al sistema de partidos políticos en México se puede concluir que el análisis de Michels resulta aplicable y que la citada ley de hierro (lo que otros denominan partidocracia) está presente en las organizaciones políticas conocidas. Está dicho, no es una malformación dolosa, se trata de la naturaleza misma del individuo y sus efectos en los grupos sociales en los que actúa. Sin embargo, conocido el fenómeno es posible tomar determinaciones políticas y jurídicas para atemperar sus efectos.

A pesar de las críticas, hay un extendido consenso respecto a la necesidad de los partidos políticos para el desarrollo democrático en los sistemas sociales y políticos. Incluso, por el reconocimiento de su tendencia oligárquica, el propio sistema se encarga o procura  mantener el equilibrio entre los partidos, en su vida interna y en su vinculación con el ciudadano y con los poderes constituidos. Los partidos políticos no se auto regulan.  En México, desde el sistema político, a través de la legislación electoral (Ley General de Partidos Políticos) se han impuesto mecanismos que permitirán (al menos esa es la aspiración), en el mediano plazo, una mayor democratización de sus procesos internos; ello, en la búsqueda de legitimidad suficiente para mantenerse en la competencia electoral con niveles básicos de aceptación de los electores.

En la LGPP, además de la exigencia de ceñir su régimen interno a los principios democráticos constitucionales en la integración de sus órganos de dirección y la designación de candidatos; ahora se ha establecido la posibilidad de que las elecciones de sus dirigentes sean organizadas por el Instituto Nacional Electoral, siempre a solicitud del partido político y con cargo a sus prerrogativas.

Por primera vez en nuestro país el INE, como autoridad nacional en la materia, organiza una elección de dirigencias partidistas: la del Partido de la Revolución Democrática.  El 7 de septiembre se llevará a cabo la jornada comicial en la que los afiliados votarán para la elección de consejeros nacionales, estatales y municipales, así como de congresistas nacionales. El evento reviste relevancia no solamente por la novedad de la atribución conferida al Instituto, antes bien por lo que pudiera avizorarse en el futuro mediato del régimen de partidos políticos.

El tema es potestativo para los partidos políticos, nada los obliga a optar por poner en manos del INE sus elecciones internas. Sin embargo, la misma incursión de la autoridad electoral como reguladora de procesos democráticos, conjuntada con la revisión (a petición de parte) que hace el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación al cumplimiento de sus disposiciones normativas y las generales, abre una ventana de oportunidades para la evolución del régimen de partidos en un sentido más ciudadano.

Pudiera decirse que la decisión tomada por el PRD busca resolver problemas internos y que el resto de los partidos no tienen necesidad de ello, principalmente si se piensa en los costos, tanto políticos como económicos; sin embargo, no me cabe duda de que será también un factor que se analizará por académicos, grupos de poder y la misma ciudadanía, más allá de una visión coyuntural o cortoplacista. Siendo los partidos políticos, por definición, grupos de ciudadanos, son éstos quienes deberían estar tomando las decisiones fundamentales en su interior. Esta puede ser una fórmula que merme el peso específico de las oligarquías partidistas.

Si se puede construir un círculo virtuoso, este sería el paso inicial: que los militantes de partidos políticos elijan libre y directamente a sus dirigentes; el siguiente paso debería ser la elección, por la misma vía, de los candidatos. ¿Podría esperarse un esquema de elecciones primarias en México? En el ánimo de democratización, pasando necesariamente por la ciudadanización, de la vida interna de los partidos políticos, al menos deseable, sí es.

 

*Delegada del INE en Zacatecas

 

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