- Historia y poder
Me llamó siempre la atención que entre la gran gama de informaciones históricas con que cuenta el pueblo zacatecano en sus acervos bibliográficos, destacasen los rublos en que la esclavitud, la prostitución infantil, la pederastia de los curas y de políticos, el robo a gran escala y el dispendio de recursos en cosas banales, siempre pasó desapercibida por los nóveles historiadores que son muy complacientes en destacarse y no en denunciar tales hechos que avergüenzan a unos y otros.
La historia ha de ser enseñanza y no vanagloria en los discursos, agitación constante al recordar y revivir los actos de valor y de gallardía y no el triste discurso, tampoco la exposición académica que no lleva a ninguna parte al que vende sus verduras en los mercados, mucho menos al que se sorprende día a día con el horror de vivir siempre en el peor de los infiernos de la cárcel, la explotación salarial, la falta de todo, sin tener culpa de nada, tan sólo por haber nacido pobre.
Lucrar con la pose, imponerse como seres superiores, cruzar los brazos ante la barbarie en la que se vive, es una culpa imperdonable de las nuevas generaciones de los estudiantes de la historia que deberían obtener nuevas experiencias más allá del simple examen de la historia patria, sé, sin embargo, que muchos, muchísimos egresados de tantas y tantas carreras, han abordado y monitoreado la magnífica y deslumbrante cartelera del sufrimiento histórico de los zacatecanos, más aun los que cursan ahora la licenciatura, la maestría y el doctorado en historia que nuestra Universidad prepara, pero que sin embargo, los alcances en la difusión, realmente han sido paupérrimos, insolentemente escasos, por no decir que nulos.
En mis incursiones en los archivos y bibliotecas de la ciudad vi centenas de tesis y tesinas de muchos que deseaban ardientemente ser abogados o doctores y muchos otros rubros y que en sus trabajos académicos, abordaron temas que le dolían al pueblo zacatecano, pero tales exposiciones, quedaron ahí para ser tan sólo motivo ocasional de consulta, nada más.
Nunca se abolió la esclavitud en Zacatecas, jamás ha terminado la prostitución infantil, menos el abuso de los unos y los otros y las otras en el atentado sexual hacia menores, continúa el robo descarado, la camarilla protegida que se abastece de los recursos descaradamente sin que nadie ose parar tal ignominia y es que es el reino de la real impunidad, el descaro, la madura hipocresía, la regresión y la barbarie.
Hoy las nuevas generaciones tienen el deber y el derecho a reclamar, que la historia sea pues el rubro más importante y el más necesario, como una plataforma y un mosaico de generaciones que le den a Zacatecas y al país, el ejemplo de un pueblo que quiere y pelea por ser libre para siempre y sin ataduras.
La palabra es de ustedes. Me callo, por ahora, por pudor. ■
