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sábado, 20 abril, 2024
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Desmiente Enciso Contreras a diputados sobre los antecedentes de la Procesión del Silencio

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Por: ALMA RÍOS • Araceli Rodarte •

■ “El interés de fomentar el turismo no debe hacerse a costa de ir falseando la historia”, dijo

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■ Recomienda al legislador Héctor Pastor que consulte primero con el cronista del estado

“Lamento informarles a los diputados, que esa versión de que el antecedente de la Procesión del Silencio data de 1559 es absolutamente falsa”, precisa José Enciso Contreras. Y agrega sobre el asunto: “no existe un antecedente colonial en Zacatecas que nos hable de esa práctica”.

En evidente diferendo con la argumentación expuesta ante el Pleno de la 61 Legislatura del estado el pasado 18 de agosto por Héctor Pastor Alvarado, legislador priísta, presidente de su Comisión de Turismo y mediante la que pretende sustentarse el decreto que considere patrimonio cultural inmaterial de los zacatecanos a la expresión religiosa, el historiador señala a lo que se ha visto en Zacatecas, y precisa temporalmente, ya muy avanzada la segunda mitad del siglo 20,  como “una copia de plástico” de una manifestación similar realizada en el vecino estado de San Luis Potosí.

Sustenta su dicho “no en un asunto de presunción sino de explicación, desde la perspectiva de alguien que ha analizado el siglo 16 como un trabajo de tesis doctoral”.

Esto le implicó a Enciso Contreras la necesidad de consultar no cientos sino miles de documentos relativos al siglo 16 zacatecano y en lo general de Nueva España y Nueva Galicia, expuso.

“Yo le recomendaría al diputado Pastor, pues que consultara con el cronista primero. Es decir, que esos datos no pueden ser inventados, que el cronista debe estar informado de esto y que no le dejara dar ese tipo de argumentaciones tan falaces”.

Difícilmente puede sostenerse de manera documental agrega, como también manifestó el diputado en su exposición de motivos, el que la procesión zacatecana sea “la más antigua de México”, pues para 1559, donde se sustentan estos hechos como fundacionales, la actual capital del país “ya estaba muy consolidada”.

“Estoy convencido y creo que estamos vivos todavía los que nacimos en el siglo 20 en la primera mitad, de que no habíamos visto ese tipo de prácticas en Zacatecas sino hasta bien entrada la década de los 80”.

La tesis de Enciso Contreras, destacado miembro de la academia de Historia en el estado, es que la Procesión del Silencio zacatecana se deriva de un efecto imitativo de la de San Luis Potosí, que habría sido copiada por algún párroco.

Y surgió originalmente como una práctica de fe totalmente respetable, a la que posteriormente se la ha dado un matiz turístico.

“Como un espectáculo que ofrecer. No sé hasta dónde quede comprometido el sentido original que tiene esa celebración que es de pena, de dolor, con la cuestión de parafernalia y de espectáculo para la atracción de turistas como lo hace un zoológico o un museo”.

El investigador, docente en la Universidad Autónoma de Zacatecas, quien ha sido invitado entre otras universidades para esta función por la de Alicante y la correspondiente de Sevilla, aclaró que las procesiones en Zacatecas sí tienen un antecedente colonial “lejanísimo”.

Pero no las procesiones silenciosas, ya que en el siglo 16 “si de algo pecaban era de ruidosas”. En el Libro de actas de la Diputación de Zacatecas, dice, vulgarmente conocido como Primer libro de Actas de Cabildo, se reseña que la Diputación de minas, una organización protomunicipal de “ricachones de Zacatecas” en consonancia con las autoridades religiosas, llevaban a efecto una serie de estrategias para afianzar no sólo la fe de los peninsulares radicados en estas tierras sino “para meter al redil de la fe traída desde Europa a los grupos subordinados indígenas”.

Se involucraba asimismo a la población procedente de la cuenca africana, quienes traían sus propias creencias y prácticas religiosas, que por cierto, precisa nuevamente, en la cosmovisión del mundo de la negritud, no eran tristes, ni siquiera solemnes pero sí muy festivas.

En el siglo 16, cualquier pretexto servía para adoctrinar a estos sectores marginales de la sociedad zacatecana y sin embargo, mayoritarios, refiere. Quienes por tratarse de “cristianos nuevos” como se les llamaba en esa época,  eran involucrados en los actos litúrgicos para ellos desconocidos.

Desde aquella época y hasta la actualidad, dice, las practicas paganas prehispánicas han seguido vigentes entre la población indígena, “no otra cosa puede explicar el mito de la virgen morena”, así como el uso de vestimentas y danzas, todo, que hubo de adaptarse a los credos europeos traídos por los conquistadores.

Para el caso de las culturas negras, las cuales se expresaban su variedad en Zacatecas, refiere de uno de los documentos del libro de la Diputación y otras ordenanzas del siglo 16 recopiladas por él mismo y publicadas por la Universidad Autónoma de Zacatecas, “cómo los regidores o los diputados de minas trataban de hacer lo imposible para controlar a los negros que se incorporaban en las procesiones a ritmo de tambores y gritando y haciendo arguende”.

Esto “rompía un poco con la situación”, porque después de los diputados que encabezaban la procesión, las diferentes cofradías de las que había por lo menos cuatro en Zacatecas de españoles, de indígenas, al final iba “un pegoste de negros bailando y tocando los tambores en la procesión de Semana Santa”.

Entonces señala, no había tal procesión silenciosa “ni se parecía a esto en nada”.  En esta lógica invitó a los diputados y a los zacatecanos en general a reflexionar “¿desde cuándo están viendo ese espectáculo aquí?  Y no va más allá de los años 80, ya bien entrados y es una copia, creo yo de plástico, importada de San Luis Potosí”.

Agregó su preocupación de que los legisladores difundan falsedades. “Yo creo que hay un interés legítimo de una política de Estado de fomentar el turismo, pero esto no debe hacerse a costa de ir falseando la historia y de buscar argumentaciones que no existen”.

Dijo le llama la atención el por qué tiene tanta preocupación el gobierno actual por las cuestiones religiosas simbólicas.

Al respecto agregó, no es para nadie desconocida la función propagandística que realiza Radio Zacatecas respecto a los eventos de la Diócesis zacatecana y tampoco que “sin decir agua va, lleven a los que participan en el Festival del Folclor y les endilguen una misa, a todos, en Guadalupe, supuestamente medio en secreto”.

Expuso, es igualmente conocido el actuar “como monaguillos”,  de algunos miembros de la clase política del que denominó un régimen conservador,  mismo que expuso, debe tener mucho cuidado de separar de acuerdo a los principios del Estado laico, los intereses culturales de los intereses religiosos.

“Por otro lado, creo que hay cosas más interesantes que declarar como patrimonio cultural de Zacatecas que una invención de plástico reciente, copia…creo que hay mucho por hacer en materia artesanal, en materia de tradiciones educativas, de tradiciones de espectáculos, de deportes populares, sobre las que no se han reflexionado”.

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