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viernes, 29 marzo, 2024
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La sustancial importancia de la (amenazada) autonomía universitaria

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Por: RAYMUNDO CÁRDENAS VARGAS • Araceli Rodarte •

La autonomía de las universidades se origina en el momento mismo del nacimiento de éstas en Bolonia, París, Oxford y Salamanca, en el siglo 11 y 12 dC (en plena baja edad media). Y el móvil de preservar a la universidad como una corporación autónoma se debe a la perversa relación que se establece entre el saber y el poder. Una condición esencial para el desarrollo del saber es la distancia del poder (estatal): la posibilidad de que el conocimiento atienda su lógica interna de desarrollo y no sufra la imposición de las exigencias externas del Estado es dotando de autonomía a la organización de personas encargadas de producir y difundir los saberes humanísticos, conocimientos científicos, ingenio técnico y habilidad artística. Las universidades durante la Ilustración, siglos después de su fundación, se convirtieron en el nido de aquello que al mismo tiempo permite el florecimiento del pensamiento y la construcción de una sociedad libre: la crítica. La crítica permite operar al pensamiento con rigor  y aspirar con ello a la verdad; y es la pretensión de verdad la que también edifica la libertad social. Pues bien, sin autonomía todo esto es imposible, porque la lógica en el proceder del poder es eliminar todo aquello que se le oponga. La experiencia de los estados totalitarios nos ha dado una gran lección en la relación del saber y el poder que aquí comentamos. La autonomía es un tesoro que permite la libre elección de temas de investigación, permite la creación artística no condicionada, la enseñanza sin cortapisas y la vinculación con la sociedad desde criterios independientes.

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Pero hemos visto que las universidades mexicanas han ido perdiendo poco a poco y en forma silenciosa su autonomía a partir del mecanismo favorito del poder: el financiamiento de las actividades académicas. Se condicionan a estas instituciones a investigar ciertos temas que elige el Estado, impone los criterios de contratación de profesores a partir de juicios decididos fuera de los claustros universitarios y así sucesivamente. Y ahora ya dan pasos para eliminar otros de los mecanismos esenciales de la autonomía, como es el autogobierno y la libre decisión de crear sus estructuras laborales. El mecanismo es el mismo: el ahogo financiero. La pérdida de autonomía en las universidades es un indicador inverso del nivel de autoritarismo del gobierno en turno. Y en México estamos reinaugurando el centralismo autoritario. Es el contexto de la crisis de la UAZ: insuficiencia presupuestal y condicionamiento de apoyo a cambio de eliminar la autonomía. La sociedad zacatecana deberemos exigir a la UAZ calidad en su nivel educativo, pero también deberemos asegurarnos que no sea eliminada su autonomía, porque ahí radica el alma misma del progreso del pensamiento que, a su vez, es la mejor manera de asegurar la buena salud de su actividad académica. La caverna autoritaria mata el pensamiento y a todos sus hijuelos: es el poder que ahoga la floración de las ideas con el viejo pretexto de meter orden.

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