Al pie de la montaña vive una chava acá, bien metida en el mundo del rocanrol desde hace más de una década, de baja estatura pero de grandes alcances musicales que la hacen aparecer como una de las promesas de la mujer rockera zacatecana. Decidió tomar por asalto los tambores, en una incipiente banda que quedó en el camino allá por los inicios de 2003. La dedicación y la disciplina son parte de su preparación como baterista. El lugar que ocupa en el circuito estatal no es obra de la casualidad, pues ha tenido la asesoría de los mejores bateristas de aquí, Víctor Chew, entre ellos, y su participación en bandas de géneros diversos la han proveído de un arsenal de ritmos, sonidos y movimientos que ejerce en cada actuación. Ha tocado en infinidad de escenarios como el Tianguis Cultural del Chopo, en el Día Estatal del Rock en cinco ediciones, Festivales Culturales, Jornadas Estatales, concursos de bandas zacatecanas de rock, bares, homenajes como el que celebran los hermanos Lozano, en el Moonlight de Fresnillo, a su Ernesto Lozano Aguilera; asimismo, en algunos estados de la república como Aguascalientes, San Luis Potosí y Durango, y en varios municipios de nuestra entidad.
Cuando conversas con ella, deja entrever una personalidad netamente citadina, con un acervo cultural muy basto; abierta, franca, sin tapujos; la clásica chava buena onda con quien puedes pasar momentos muy agradables hablando de la materia principal de los rockeros, la música, y los grandes bateristas de la historia, sobre todo los de jazz y blues, entre los que destacan Muddy Waters y John Lee Hoocker.
Su actuación en bandas que tocan diferentes subgéneros la ha motivado para continuar activa en la escena y para mostrar que lo mismo le pega al heavy o al death, que al black o al blues, destacando en cada una de sus intervenciones. La capacidad innata que posee para llevar el ritmo la sitúa como la mejor baterista del circuito estatal, logrando, hasta el momento, participar en dos producciones donde se puede apreciar el punch y la técnica de la chaparrita de los extraordinarios redobles y contratiempos, así como la oportunidad de mostrarse plena al lado de Luis Díaz Leaños y su Ensamble Azul, en los Festivales Internacionales de Jazz y Blues en Zacatecas.
Su participación en la banda de heavy metal femenil Ninfa ha sido trascendente, primero por la tenacidad que mostraron cuatro mujeres rockeras a lo largo de casi ocho años, aportando algunas innovaciones como la incorporación del violín a la agrupación, claro, sin despegarse de una de las grandes influencias de Carla, Led Zeppelin, y en seguida, por la capacidad de socializar un proyecto que es muy difícil difundir por la falta de apoyos institucionales, y en el que, sin embargo, ellas siempre anduvieron activas, para dar a conocer el demo que grabaron a la mitad de su carrera y llegar hasta el stand by a consecuencia de la salida de Carla Soriano a la ciudad de México para probar suerte.
La incorporación a la banda de metal Morket nuevamente le ha dado presencia en los escenarios, cumpliendo cabalmente con su cometido y dejando la piel untada en todas direcciones cuando, inmisericorde, aporrea los tambores en cada una de sus actuaciones. Sólo escuchen las grabaciones de Ninfa y Morket para que constaten su capacidad.
