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viernes, 19 abril, 2024
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Del Estado “conchudo” al constitucionalismo de los derechos

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Por: LUIS ALBERTO BARQUERA • Araceli Rodarte •

¿Cuántos niños institucionalizados hay en México? ¿Cuántos huérfanos? ¿Qué está haciendo el DIF?

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En México, de acuerdo con el Censo 2010, la población total de 0 a 17 años es de 39,226,744 niños, niñas y adolescentes. Esta población, para decirlo en términos sencillos, puede habitar en “viviendas colectivas” o en “viviendas particulares”.

En el primer caso, el número de casas hogar para menores, orfanatorios y casas cuna suma 682 en toda la república y atienden a un total de 24,616 residentes (.06%).

La primera sorpresa está en las dimensiones de lo que hacía Mamá Rosa, en el marco del número de niños y centros de atención en ese estado.

En Michoacán, de acuerdo con esta fuente, existen 21 centros de este tipo, que atienden a 708 niños niñas y adolescentes. Jesús Murillo Karam, titular de la Procuraduría General de la República (PGR), señala en un boletín de prensa de esa institución, con motivo del cateo al albergue de Mamá Rosa, que la PGR encontró “cerca de 500 niños en condiciones verdaderamente lamentables”.

Esto significa que sólo Mamá Rosa atendía 70.62% del total de niños huérfanos o abandonados registrados por el Censo en Michoacán, lo que incluye niños que dejaban en su puerta, niños que llegaban por su propio pie, delincuentes o no, además de los niños que le enviaban los propios jueces o el DIF estatal. No deja de parecer absurda esta proporción. Estamos frente al Estado “conchudo”, dice Denise Maerker, utilizando una nueva categoría que debemos incorporar al análisis del “ogro filantrópico”.

Ahora bien, ¿con quién o con quiénes viven el resto de los niños, niñas y adolescentes de México?

En el segundo caso, la población de 0 a 17 años en hogares censales, o viviendas particulares, según el parentesco con el jefe o jefa del hogar, asciende a 39,180,314 (99.88%) Veamos:

Son hijos o hijas, es decir que viven con sus padres: 30,829,358 (78.69%)

Son nietos o nietas, es decir que viven con sus abuelos o abuelas: 6,364,577 (16.24%)

Otro parentesco, es decir, que viven con tíos, primos, etc.: 1,301,008 (3.32%)

Nuera o yerno, es decir, adolescentes que viven con sus suegros (as):154,789 (0.40%).

Esposo (a) o compañero (a), es decir adolescentes casado o unidos en pareja: 146,478 (0.37%).

Jefe (a), es decir que ellos mismos son jefes de sus hogares: 0.37 (0.11%)

Sin parentesco, es decir, que no son familiares del jefe del hogar: 200,107 (0.36%)

De acuerdo con la información disponible, que es la anterior,  no viven con alguno de sus padres 21.31%. De ahí a poder afirmar que en México hay un millón 600 mil niños, niñas y adolescentes huérfanos, como algunos medios han señalado a partir de una fuente nunca citada, hay un largo trecho. La verdad, de acuerdo con Unicef, es que esa información no existe http://tinyurl.com/og94hnd.

Lo cierto, y no deja de sorprender, es que no se sabe cuántos huérfanos existen en México, pero sobre todo cuánto huérfanos viven sin protección. Lo que no es sorpresa es que seguimos con sin sistema de información que pueda decirnos en qué condiciones viven no sólo los huérfanos están en albergues o en hogares privados, sino también cuántos son y cómo viven los huérfanos producto de la guerra contra el narco, por ejemplo.

Por otro lado tenemos lo que dice el “Acuerdo por el que se emiten las Reglas de Operación del Programa de Fortalecimiento de las Procuradurías de la Defensa del Menor y la Familia, para el ejercicio fiscal 2014” http://tinyurl.com/qz268fv, donde se establece que “los SEDIF y el SDIFDF a través de las Procuradurías de la Defensa del Menor y la Familia o instituciones homólogas, presentarán un Proyecto que deberá contener”:

1. Seguimiento a la atención brindada a los Niños Institucionalizados en los centros o albergues públicos o privados,

2. Actualización de la relación de los centros o albergues públicos y privados, así como la base de datos de los Niños Institucionalizados en dichos centros.

4. Conocimiento de los motivos del ingreso de las niñas, niños y adolescentes a los centros o albergues.

6. Elaboración de una base de datos de maltrato infantil a nivel estatal y municipal a efecto de integrar una estadística nacional sobre maltrato infantil.

7. Implementación de acciones encaminadas a la asesoría jurídica en materia familiar, atención y prevención de maltrato infantil y violencia familiar.

8. Implementar acciones que contribuyan a garantizar los derechos de las niñas, niños y adolescentes víctimas de delitos o de violación a sus derechos humanos en términos de lo establecido en el artículo 116 de la Ley General de Víctimas.

¿Cuántos de estos proyectos ya se realizaron y están operando? No lo sabemos. Lo que sí sabemos es el desorden que prevalece. También que en este tema ya se han investido recursos, sin tener resultado alguno http://tinyurl.com/2a8ouzh http://tinyurl.com/mjeol24 http://tinyurl.com/mgglgrk

Hay que recordar que el Comité de los Derechos del Niño de la ONU ha recomendado al Estado mexicano “refuerce su sistema de vigilancia y evaluación para garantizar el buen desarrollo de los niños que viven en instituciones” y tome medidas “para reexaminar periódicamente el internamiento y el trato que reciben los niños de conformidad con el artículo 25 de la Convención”. A ese Comité también le preocupa “la falta de información (el número, las condiciones de vida y otros factores) sobre los niños que han sido separados de sus padres y viven en instituciones. El Comité toma nota del gran número de niños que viven en instituciones administradas por el sector privado, y lamenta la falta de información y de supervisión de esas instituciones por parte del Estado”.

El tema de Mamá Rosa pone de relieve a un Estado de leyes de papal que discrimina a los niños más desprotegidos, en la medida que el trato desigual hacia ellos y una actitud omisa (irresponsable) frente al problema, los mantiene en la desprotección.También pone de relieve a una sociedad que durante años ha ignorado el tema, pero que ahora debate, cosa que es muy positiva. Ojalá la discusión pública nos ayude a pasar del Estado “conchudo”, que traslada su responsabilidad a la sociedad, a otro preocupado por hacer efectivo el constitucionalismo de los derechos. ■

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