■ Fue uno de los fundadores del Área de Humanidades de la Universidad
La comunidad de la Universidad Autónoma Zacatecas (UAZ) rindió homenaje, de cuerpo presente, al profesor Benjamín Morquecho Guerrero, fundador del Área de Humanidades en la Máxima Casa de Estudios del estado, a quien despidieron entre lágrimas, aplausos, música y discursos emotivos, mediante los cuales le expresaron no un adiós, pues implica la certeza que no habrá un reencuentro, sino un hasta luego.
El maestro Lauro Arteaga comentó que la muerte, más que volver a la nada como muchos piensan, es un enfrentamiento con el misterio y “es tocarnos con lo que no podemos comprender. Por ello, mientras gozamos de la conciencia, tenemos la capacidad de conocer, investigar y maniobrar lo que está a nuestro alcance: iluminar lo más oscuro y poner nuestro sello a las cosas”.
Manifestó que la muerte, aunque sea afrontada, ineludiblemente no forma parte del tiempo y está fuera de él. Tres días antes, reviró, “conversábamos sobre recuerdos pasados, temas de actualidad, amistades comunes, y en ningún momento afloró un destello de angustia o un presentimiento de lo fatal”.
“Hablaba de su proyecto de investigación sobre la evolución del latín y mencionaba ya a sus posibles ciudades. Sin embargo, la muerte es la imposibilidad de tener un proyecto”, agregó.
Por su parte, el docente Alejandro García se refirió a la obra que deja Benjamín Morquecho Guerrero, entre ellos dos libros memorables que incluyen un “excelentísimo texto sobre hermenéutica donde están muchas de sus inquietudes”.
“Se necesita una vida para escribir ese texto. Un día le pregunté cómo hacía para manejar tantas citas y referencias de memoria. Me contestó con su tono típico de no dar importancia: ‘tengo una mente cultivada, sólo eso’. Otra lección es sobre la moneda del dictador, del poder, la cual es un ejercicio más terrenal pero también “más cercano a nuestras posibilidades”.
A Morquecho Guerrero, afirmó, le asqueaba la política, sobre todo la habitual, en la que participa “gente de gobierno”. La literatura, en ese sentido, ha sido un permanente construir del mundo sobre el ejercicio del poder alejado del bien común.
Aseguró también que el homenajeado se alinea junto a brillantes pensadores cuyo único pecado fue no vivir en la capital del país, como ha sido el caso de Federico Ferro Gay, Herón Pérez Martínez, entre otros.
El libro Memoria y Olvido, comentó García, está empapado de Zacatecas con su visión universal, en el que Morquecho Guerrero expuso: “Zacatecas llegaría a ser una ciudad turbulenta rica y lejana, habitada por una curiosa mezcla de aventureros, mineros, esclavos, tratantes de todo, viajeros y cristianos, fugitivos de persecuciones inquisitoriales, náufragos derrotados, misioneros franciscanos y augustitos. Ciudad de la fortuna, su magia haría que se consolidaran los caminos del sur”.
Si José Luís Borges sintetizó en unos versos la magia y la tragedia de Buenos Aires, Morquecho construyó una ciudad de Zacatecas con sus humildades y grandezas, con victorias y miserias, con su incendiario paso revolucionario y que jamás llegó a una victoria concluyente de sus ideales.
