Barcelona, España.- En estos días lo que ha atrapado la atención lo son, sin duda, la crisis económica y social que enfrenta desde hace un par de años el gobierno del derechista Mariano Rajoy. Envuelto en todo el contexto europeo que le ha tocado vivir, amén de la dimisión de Juan Carlos de Borbón y el ascenso de Felipe 6 a la jefatura del Estado Español, el miembro del Partido Popular padece los tradicionales embates de los separatistas Vascos y ahora los afanes catalanes encabezados por Artur Mas.
Sin dejar de lado la noticia de la noche del viernes y de este sábado en las primeras planas de los impresos que hablan del comportamiento fraudulento y sospechoso del rico y ex político catalán Jordi Pujol Soley. En una carta a los medios, el ex presidente de la Generalitat de Catalunya admite su falta de claridad al no hacer saber al fisco español de la fortuna que le heredó su padre un banquero barcelonés próspero.
Esta realidad trae nerviosos y desconcertados a los grandes tomadores de decisiones en España.
Al gobierno conservador de Rajoy le preocupa que el segmento empresarial que lo apoya -en sus afanes por repetir en el gobierno español ante un PSOE revivido por el liderazgo impetuoso de Pedro Sánchez- le dé la espalda y que esto haga menos atractiva, el próximo lunes acá, la apertura del mercado bursátil. Nervios, pues.
No sólo de eso se habla acá en España, sino que ahora se suma la caída de un avión de Swiftair empresa española, el jueves pasado en Malí a consecuencia de malas condiciones del clima y no un atentado. Pero este sábado en algunos medios, comentaristas dicen que para muchos -empezando por los estadounidenses- les interesa la Tercera Guerra Mundial. Reactivar el aparato de guerra que no es otra cosa que producir armas.
En esta misma suerte de hechos, la Organización de la Aviación Civil Internacional (OACI) ha convocado a una reunión para abordar los riesgos que comporta para los aviones sobrevolar zonas de conflicto. Este encuentro tendrá lugar en Montreal, Canadá, y se celebra tras la polémica generada por el hecho de que el avión de Malaysia Airline cayera abatido por un misil justo cuando sobrevolaba el territorio del este de Ucrania, zona de escenarios bélicos entre separatistas pro rrusos y el gobierno ucraniano.
Por su parte, desde la Asociación Internacional del Trafico Aéreo (IATA) se está interesado en frenar la sensación de inseguridad que, justo en un periodo vacacional, se ha extendido entre los pasajeros de líneas aéreas tras la concatenación de accidentes de esta última semana, en que en tres siniestros han causado 460 muertos.
“Tras tres tragedias en tan poco tiempo es normal que la gente se haga preguntas sobre la seguridad aérea. Nuestra prioridad es la seguridad y pese a los sucesos de los últimos días, podemos decir que se puede tomar el avión sin miedo”, señaló el viernes Tony Tyler, director de IATA en un comunicado.
Pero los medios de comunicación convencionales y las redes sociales se han encargado de diseminar la especie de que volar forma parte de una forma no tan segura de viajar en nuestros días.
Mis vacaciones, nuestras vacaciones -porque somos tres- se han visto aturdidas por pláticas entre mis hijos que se ponen nerviosos. El mayor decía la noche de cena en Valencia que él se quedaba ahí “total me mantengo recogiendo basura o a ver qué, pero yo ya no me muevo”. El otro muchacho decía que sí era delicado el asunto de los aviones pero no creía que fuera tan grave. Sólo un comentario simplón y fuera de lugar de uno de sus primos, vía Facebook, desde el Distrito Federal, los hizo salir de esa sicosis momentánea y rieron de buena gana.
¿Cómo abordar los nervios de los políticos, los banqueros, los pasajeros de líneas aéreas internacionales, de la gente de a pié? No lo sé de momento porque a nadie le preparan para que piense en pleno asueto.
Lo que sí sé es que cada quien por su lado debe intentar tomar las cosas con calma y ver que las cosas suceden y siempre hay una salida. Tarde o temprano la estabilización llega independientemente de los elementos endógenos y exógenos que inciden.
Veo en el lobby del hotel a todos y noto que les importa un bledo la realidad. No buscan afanosos los medios impresos o que se conecten a Internet o vean su güatsap o tuiteen. No, ellos en lo suyo: buscando, despreocupados, disfrutar de sus días de vacaciones. ■
