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viernes, 29 marzo, 2024
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Otra vez los niños migrantes y ahora Mamá Rosa

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Por: LUIS ALBERTO BARQUERA •

En estos días vivimos un festival de leyes del papel, que pone al desnudo la falta de una política de infancia moderna, acorde con la obligación constitucional de garantizar la protección de todos los niños, niñas y adolescentes, incluyendo a los que se considera en condiciones de mayor vulnerabilidad, como los migrantes, mexicanos o extranjeros, abandonados o huérfanos, pero sobre todo el descuido, la negligencia y el abandono del Estado a un sector que aparentemente le resulta prescindible.

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El gobierno de Estados Unidos deportó a nuestro país en 2013 a 14,078 niños, niñas y adolescentes sin compañía. ¿A cuántos se garantizó su repatriación segura, de acuerdo con la Ley sobre Protección de las Víctimas de Trata del 2008, (The William Wilberforce Trafficking Victims Protection and Reauthorization Act of 2008 o TVPRA)?

¿Por qué el gobierno de Estados Unidos deporta a los niños mexicanos, a sabiendas de que las autoridades de México se centran “en la evaluación rápida” y dan poca atención a los peligros que pudieran enfrentar los niños, niñas y adolescentes ya sea en sus lugares de origen o sus hogares, o por la actividad de pandillas”? (Appleseed, 2011) ¿El presidente Obama sabe que al no evaluar adecuadamente a los niños mexicanos se les coloca en una situación de desprotección mayor que niños centroamericanos? http://tinyurl.com/nwmtpkj

¿A cuántos de esos 14,078 niños repatriados sin compañía por EU el gobierno de México, a través del DIF,  garantiza regresar a hogares o contextos seguros, en sus lugares de origen o en este lado de la frontera, libres del crimen organizado o de personas o familiares que atenten contra su integridad, de acuerdo con el capítulo VII apartado VI de la Ley Nacional de Migración (LNM)?

Por ejemplo, una investigación de Odisea, AC en Tijuana y Zacatecas, recoge el testimonio del padre un niño que intentó cruzar sobre la situación para los niños sin compañía: “es lo peor (…) Muy feo, muy feo, muchas cosas que les pasan por andar sin dinero, sin quien los cuide, todos abusan de ellos, de las mujeres, de los niños, de los muchachos, muy feo (…) Hay muchos niños como el mío que se quedaron en Tijuana con puros malos (…) están afuera esperándolos los malos, y se los llevan para pura cosa mala, secuestran a los que pueden sacarles dinero (…) ahí hay muchos que sus papás no van por ellos, porque no tienen dinero, y los ponen a vender drogas, los violan, está muy feo, muy feo. Y el gobierno se los entrega porque presentan un papel de cualquier cosa.”

El gobierno de México deportó en 2013 a 5,653 niños niñas y adolescentes centroamericanos no acompañados. ¿A cuántos se regresó a su países de origen con la seguridad de que no sufrirán el abuso o el aniquilamiento por parte de la Mara Salvatrucha o Barrio 18 st. o cualquier otra pandilla? ¿Cuántos se  niños se han “documentado provisionalmente como Visitante por Razones Humanitarias” porque así conviene a su interés superior, de acuerdo con el artículo 74 de la LNM?

En resumen, ¿cuántos niños, niñas o adolescentes el gobierno de Estados Unidos y el gobierno de México han entregado a situaciones de violencia criminal o familiar y aún sigue en deuda con las víctimas?

Pongamos esto en perspectiva

El pasado 16 de julio, a través de una nota de El País http://tinyurl.com/k65xsvg, nos pudimos enterar de que la justicia holandesa concluyó que el Estado es responsable de la deportación que terminó con el asesinato de 300 varones musulmanes bosnios el 13 de julio de 1995 durante la caída de Srebrenica. Los cascos azules holandeses entregaron a estas personas a las fuerzas serbobosnias del general Ratko Mladic, a sabiendas de que serían ejecutados. La sentencia afirma que los destacados en las fuerzas de paz de la ONU “debieron haber previsto el peligro que corrían los civiles de perecer en un genocidio y no haber colaborado en su deportación”. Por tanto, el fallo del tribunal holandés señala que la deportación fue un acto ilegal y que el Estado es responsable, lo que permite a las familias de las víctimas reclamar una indemnización.

Evidentemente no estamos en la guerra de los Balcanes, pero el ejemplo nos ilustra la gravedad de la deportación con riesgo, en este caso de muerte, y el papel de un tribunal constitucional cuando no se cumple con la ley. ¿Cuándo asumirá el Estado su responsabilidad frente a las deportaciones ilegales?

Y ahora tenemos el caso de Rosa Verduzco, Mamá Rosa, que luego de más de 60 años de trabajo y  7 mil niños, niñas y adolescentes atendidos, ha sido acusada de secuestro y tráfico de personas. Independientemente de sus méritos y las irregularidades que tendrán que comprobarse, el problema pone de relieve  el descuido y la falta de supervisión de las autoridades responsables, en este caso la Secretaría de Salud, de acuerdo con la Norma Oficial Mexicana NOM-167-SSA1-1997, además de las propias reglas de operación del DIF http://tinyurl.com/o4apgah. La Procuraduría Federal de la República debe establecer responsabilidades, para empezar, a los funcionarios que no han hecho el trabajo de supervisar y garantizar protección a estos niños. No es corrector gritar “al ladrón”, para ocultar las propias faltas, por ejemplo no tener un padrón de más de 30 mil niños, niñas y adolescentes ubicados en albergues, que ya se anunció festinadamente como “histórico” desde 2011 y se gastó dinero, pero aún no lo conocemos http://tinyurl.com/mr35tyj ¿Cuándo asumirá el Estado su responsabilidad frente al abandono de niños y albergues?

Urge contar con un Sistema Nacional de Garantías de Derechos de la que articule las políticas públicas, programas e instituciones que atiendan  los problemas que vienen detrás de todo esto, como el trabajo infantil, los niños fuera de la escuela, la explotación sexual, la violencia en la familia, el crimen organizado y la falta de una defensoría profesional.

De todo esto, que es terrible y una vergüenza,  ojalá salga una preocupación permanente en la opinión pública por los niños, niñas y adolescentes de México. Demos el paso de un país salvaje, de leyes de papel, de mentiras y simulación, de abuso a las personas que dan a los demás aunque se equivoquen o fallen o se acaben por la vejez,  a otro civilizado, de sometimiento a la ley, de consecuencias ante el abuso y la corrupción, de justicia constitucional y de cero tolerancia a la impunidad, y de reconocimiento y solidaridad con las personas y las organizaciones que mantienen la luz prendida de la esperanza. ■

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